Cass P.O.V.
Entramos a la gran camioneta y nos sumergimos en un completo silencio, no podía decir que era incómodo pero sin duda era demasiado cliché, lo odiaba.
Quité mis ojos de la vista de la ventana y miré de reojo a Baker quien me miraba fijamente, lo miré.
Lo miré, me miró, nos miramos, qué mierda es esto? Crepúsculo?
Mi conciencia se burlaba de mí en su máximo esplendor, lo que me dio ganas de maldecir pero cómo podría justificar algo así? Parecería más drogada que él, por Dios.
Veía mucho al seguro de la puerta y creo que lo notó porque lo sentí reír a mi lado.
— ¿Qué? —
— Eres demasiado paranoica. — dijo negando con una sonrisa.
— Sí, bueno... es que no me siento segura con extraños. — dije yo.
— Yo no soy un extraño y créeme, conmigo nunca te pasaría nada malo. — dijo mirando a la ventana. Miré su perfil, le creía y sí, de algún modo me sentía segura a su lado.
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Movía mis dedos a un ritmo imaginario en una de mis rodillas hasta que él la tomó. Me espanté por la sorpresa pero me recompuse rápidamente mirándolo con ambas cejas alzadas.
— Eres molesta cuando haces eso. — dijo. Aún no soltaba mi mano. Lo miré algo avergonzada.
— Lo siento. — él sólo asintió. Aún no soltaba mi mano, antes de decirle algo me tomé el tiempo para sentir la suya. Me sentí cómoda, bien, no amaba el contacto físico con extraños pero después de lo de esta noche pueden adivinar que él, es una gran excepción. Comenzó a pasar su dedo pulgar por la superficie de mi palma lentamente, sólo eso hizo en mí reavivar cosas que ni sabía que estuviesen. Tenía que detenerlo pero no lo hice, disfruté su caricia por un rato más hasta que él mismo colocó mi palma en uno de mis muslos nuevamente.
No quería imaginar mi cara y no quería ver la suya. Esa maldita sonrisa arrogante, no la quería ver. NO.
Volteé de nuevo hacia la ventana y lo sentí recostarse del asiento. Pasaron unos minutos cuando sentí como fui fuertemente alada hacia su lado, haciéndome quedar en su pecho, recostada y muy cerca. Lo miré a los ojos aún respirando fuerte por la sorpresa.
— ¿Qué estás haciendo? — pregunté mirándolo fijamente. Él dirigió au mirada a la ventana esta vez para responder.
— Sólo te abrazo. — dijo.
Me quedé mirándolo en busca de una explicación por largo tiempo hasta que me rendí, este tipo era muy raro.
¿Él? ¿En serio? ¡Eres tú la que te dejas hacer por un hombre al que conoces hace días!
Tenía razón, la maldita la tenía y lo sabía pero me gustaba estar así, me gustaba sentir su corazón latiendo con mi mano en su pecho, me gustaba sentir su perfume. Sin embargo, esta no era yo.
Yo no era fácil y eso lo tenía claro, yo no me doblegaba por nadie y mucho menos lo haría por él.
Tomé impulso y me alejé de él lo más que pude, quedando al extremo de la camioneta. Esperaba llegar a casa ya.— ¿Qué te pasa? — se atrevió a preguntar. Lo miré y hablé firme.
— ¿Que qué me pasa? ¿Qué te pasa a ti, idiota? Crees que soy una de las perras en celo que te menean el culo por un poco de fama? ¿Que me tendrás en tu cama sólo porque, y déjame aclarartelo, tuviste la suerte de besarme? ¿Quién diablos te crees tú para querer hacer lo que se te de la gana conmigo? —
Sus ojos me miraban demasiado sorprendidos por mi arrebato. Respiró profundo; supongo que controlandose, algo que en este momento, yo no podía hacer.
Se acercó peligrosamente a mí, yo no podía retroceder más.
— Esa suerte la puedo tener cuando sea y lo sabes. — dijo simple y calmado, algo que realmente estaba sacándome de quicio*. Yo quería reír y lo hice, reí fuerte porque no podía creer la arrogancia de este tipo. Sólo fingía seguridad en un asunto que yo no podía perder.
Lo miré con mi mejor sonrisa, una sonrisa que decía demasiado y a la vez, nada. Ahora fue mi turno de acercarme a él, tan cerca como me fue posible.
— Eso no es verdad... y lo sabes muy bien. — dije cerca de su rostro mientras sus ojos me miraban fijamente. Vi como su miraba viajó hasta mis labios y sin quitar mi sonrisa, me alejé antes de que pudiera llegar a ellos. —
Un nuevo silencio nos invadió, el cual fue cortado por mí.
— ¿A caso saben dónde vivo? — pregunté al ver que iban en dirección correcta y a mí no me habían preguntado nada.
Me miró por un instante.— Yo lo sé todo de ti. —
— ¿Estás seguro de eso? — pregunté yo de vuelta.
— No, pero quiero averiguarlo.
Yo también. ¿Qué mierda?
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Llegamos a mi casa y antes de que alguien se pudiera bajar, yo ya estaba fuera del auto, la tensión entre nosotros se volvió insoportable, no me pregunten qué tipo de tensión.
Sin despedirme comencé a caminar hacia mi edificio. Por segunda vez en la noche sentí mi brazo ser alado por la misma persona.
— ¿No te piensas despedir? — preguntó con la sonrisa esa. La extrañaste. No es cierto. Claro.
Le dí mi mejor sonrisa fingida.
— Buenas noches Baker.—
Y me solté de su agarré hasta que volvió a ejercer fuerza en mi brazo, sin llegar a lastimarme.— Así no.— dijo para intentar besarme. Me alejé.
— No besaré a un drogadicto dos veces en una noche. — dije firme pero realmente me sentí demasiado culpable, mucho más al ver un reflejo de dolor en su mirada.
Miró al suelo y luego me miró. Sus ojos decían demasiado.— No soy sólo eso, ¿sabes? — preguntó con voz baja y ronca. Lo miré, sincera y temerosa.
— Lo sé pero no sé si quiera averiguarlo. Buenas noches, Baker. — dije soltandome finalmente de su agarre para poder correr hacia mi piso.
No sé por qué sentí cierta punzada. Una dolorosa. Seguro no era nada más que el enojo por ese tipito.
O eso esperaba.
Este viaje fue el más largo de mi vida.
*Quicio: juicio, cabales, etc...
"Me ha enojado demasiado."El de todas. Me duele el pecho con sólo leer este capítulo. Cassandra, doña bipolar, ya sabemos por qué serían una increíblemente terrible y adorable pareja. Los detesto. Realmente sí, o sea, nuestra niña no es una facilonga, somos niñas buenas todas. (Seeeh, que si es a mí.... uffff) Me sorprende porque a Kells no le importa una mierda lo que digan de él. Tampoco creo que las intensiones de nuestro nene hayan sido aquellas que Cass pensó, no lo creo. Qué creen ustedes? Kells P.O.V? Sí o no?
Aáron Furst
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Bad things || Terminada
FanficMachine Gun Kelly Colson Baker Un rapero conocido, un rebelde, un marihuanero, un egoísta, un talentoso artista, un grandioso ser humano. Las dudas y suposiciones acerca de él eran muchas y tal vez, sólo tal vez, estaba demasiado enamorada como para...