Capítulo XV

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Count on you - Jordin Sparks ft Big Time Rush

Salgo del edificio, eran ya las cinco de la tarde.

Me dirijo a mi apartamento, escuchó ruidos antes de entrar por lo que con cautela, abro la puerta.

Diana y Lía se encontraban allí, saltando en mi sofá viendo el canal de música en la televisión.

Coloco mis llaves y mi bolso en la mesa de la sala y me dirijo a ellas o más bien al control remoto y apago el televisor.

— ¡Hey! — las escucho quejarse. Me volteo hacia ellas y les doy una mirada asesina.

— ¿Se puede saber qué hacen aquí? —
Ambas bajan del sofá, antes de que las mate y me miran con cara de que si estoy en broma. Claro que no, desde cuándo tienen llaves de mi casa, yo recuerdo muy bien que cerré la puerta.

— Oh... es en serio. — le dijo Diana a Lía en tono bajo.

— Claro que lo es, ¿quién las dejó entrar? Tendré que hablar con seguridad. —

— Wow, calmate, estás pagando tu mal humor con nosotras y no es justo.— habló Lía.

— No tengo ningún mal humor. — dije apretando mis dientes.

— ¿Segura? Porque tus manos parecen gritar por ayuda. — miré hacia mis manos y las tenía apretadas en puños. Las abrí y dí una larga respiración a la nada.

— Creo que es cierto pero aún hablaré con seguridad. — Ambas rieron.

— Hazlo, el portero está enamorado de Lía. — yo le dí una mirada a ésta alzando mis dos cejas. Ella soló rodó los ojos.

— Story time para hacerla cuando Rook esté presente. — dije recibiendo de inmediato una mirada asesina de la susodicha.

— ¿Por qué tu humor de hoy? ¿Se puede saber? —

— No tengo mal humor, sí, no lo sé. —

— Eso tiene nombre y apellido. — dijo Diana.
Yo fruncí el ceño sin entender.
— Machine gun kelly.— dijo como si descubriera la cura para el SIDA o la paz mundial. — Bueno, aunque serían dos nombres y un apellido. — seguía hablando mientras yo hundía mi cara en uno de los cojines queriendo gritar.

— Al menos sé que estaba en lo correcto. —

— Felicidades. — dije yo con mi sonrisa más sarcástica. — Pero ya cállate. — Ellas rieron mientras yo volvía a hundir mi cabeza, esta vez en el sofá.

— ¿Qué pasó? — preguntó esta vez Lía.

— Ha ido a mi oficina y me ha invitado a salir. — dije aún sin levantar la cabeza sin saber si podían entenderme.

— ¿Para cuándo? — al parecer lo hicieron.

— Esta noche. — dije levantando mi cabeza por fin.

— ¿Y qué esperas para irte a arreglar?— preguntó Diana.

— Es obvio que no irá. — respondió Lía.

— Gracias, Lía. —

— Eso no quiere decir que éste de acuerdo contigo. Ese hombre quiere algo contigo y lo estás rechazando por tus propios defectos e inseguridades, no por las de él y eso lo sabes. —

— No estoy lista para el sermón, ¿bien? Quiero helado, televisión y ropa cómoda. — dije parándome del sofá.
— Estaré arriba. —

Pasaron las horas y ella ahora se encontraba con su pijama que consistía en una bata delicada de seda y un moño alto cómodo que se había hecho desesperada por comer helado.

Las chicas no se habían ido, estaban en la cocina haciendo palomitas para la película. Escuchó el timbre sonar y su corazón se disparó.

Se quedó quieta por varios minutos mientras escuchó como Diana prácticamente gritaba una negativa a la persona en la puerta. Y luego, silencio.

Escuchó pasos en las escaleras y respiró tranquila hasta que por la puerta apareció esa figura alta y llena de tatuajes que hizo que se parase por pura inercia de la cama.

Baker se dirigió hacia ella, mientras ella trataba de encontrar las palabras que al parecer se habían escapado de su cerebro.

Diana y Lía se encontraban en el respaldo de la puerta mirando todo con una aire de diversión donde la única que no se divertía, al parecer, era ella.

Baker se acercó hasta quedar lo suficientemente cerca de su rostro y sin pleno aviso estampó sus labios con los de ella.
Sus labios eran calientes contra sus fríos, tenían cierto a sabor a menta y whisky. Ella cerró los ojos y le siguió el beso, y de nuevo ese sensación ahí, todo parecía desaparecer y sólo eran ellos dos. Ella jaló su cabello y un gruñido apareció desde lo más profunfo de su pecho, el apretó más fuerte sus caderas contra las suyas haciéndole soltar un gemido que sin duda utilizó para explorar con su lengua la boca de Cassandra y la batalla inició. Sus lenguas competían por el control mientras todo se hacía más caliente y lento.

Se separaron por falta de aire y él, en vez de separarse por completo, pegó su frente con la de ella y sobre sus, aún hinchados labios susurró:

— Confía en mí.—

Cassandra se tomó varios segundos para recuperar su respiración, abrió los ojos topándose con los de él, los cerró fuertemente de nuevo y asintió sintiendo sus grandes y fuertes manos rodear su rostro.

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Ya se encontraba lista, se miró al espejo por décima vez y salió. Diana y Lía que al momento bochornoso que había ocurrido en su habitación habían desaparecido mágicamente y lo agradecía, habían ayudado mucho.
Ahora, Diana se encontraba dándole cumplidos mientras que Lía esperaba abajo con Baker.

— ¿Lista? — preguntó Diana.

— Lista. —

— Tranquila, seguro irán a algún restaurante, lo normal. — Cassandra asintió mientras salía de la habitación.

Al bajar por las escaleras, dos pares de ojos de dirigieron a ella, una dándole una sonrisa y la otra una mirada intensa que la estaba poniendo de nervios.

Se dirigió hacia ellos. Lía seguía con su sonrisa y Baker, aún con su intensa mirada, que ahora se había convertido en escrutinio, mirana con descaro su cuerpo cubierto sólo por un hermoso vestido que hacía resaltar todas sus curvas.

— Hermosa. —
Le dio una mirada y salieron de ahí despidiéndose de las chicas.

Al salir, una auto lujoso negro se encontraba en el gran estacionamiento, Baker abrió la puerta para ella y se apresuró a entrar.

Encendió el auto y la miraba de reojo mientras ella trataba de imaginar a dónde irían.

— No me la pones fácil. —

— ¿De qué hablas exactamente? —

— De todo. Pero en ese momento de ese vestido con el que no permitiré que nadie te vea. — su tono serio se hizo presente. Una promesa verdadera.

— ¿A dónde iremos entonces? —

— A las estrellas. — dijo con una sonrisa que la hizo sonreír también.








Bad things || TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora