Capítulo XLII

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Advertencia: Violencia, mención de armas, referencias a actos sexuales ilícitos, etc. NO REC... Igual lo van a leer. ¡Disfruten!

Cassandra intentó con todas sus fuerzas empujar la puerta de madera, pero fue demasiado tarde, nadie pudo evitar que aquel hombre se interpusiera entre ella y la puerta para poder entrar al lugar y cerrarla en al segundo, como acto de reglejo Cassandra retrocedió, mucho, todo lo que pudo en ese momento, pero fue inútil, él la siguió hasta estar lo suficientemente cerca como para aterrorizarla, sintió como la sangre en su cuerpo se transformaba en miedo con cada paso que ese pérfido hombre daba hacia ella, quiso gritar en el momento que tocó uno de sus pies, pero las palabras no salían y se dio cuenta que volvía a ser esa pequeñita herida de cinco años, los recuerdos volvieron a ella y quiso huir, en ese momento sus piernas reaccionaron y una patada dio a parar en el pecho de Frank tumbándolo en el suelo, tomando ventaja para pararse y tratar de correr, la desesperación corría por sus poros, corrió hacia su único escape pero Frank fue más rápido.

No tan rápido, muñequita. —

Desde el suelo logró agarrar su pierna, lo sificiente para hacerla caer de frente al piso, soltó un quejido de dolor pero se recuperó y logró ver como el gran cuerpo del hombre se lanzaba sobre ella, agarrándola por la cintura por un brazo y tapando su boca con otra.

Cassandra pataleó y logró morder la carne interna de la palma del hombre con asco -todo él le ocasionaba repugnancia- logrando que la soltara maldiciendo.

— ¡Maldita perra!— acercándose a grandes zancadas, Cassandra retrocedió buscando algo para defenderse, se volteó unos segundos, gran error. Sintió un gran dolor en el cuello y después, todo negro.

°°°

Colson salió del elevador del edificio de Cassandra, se dirigió a paso apresurado hacia allí, sentía constantemente una presión en su pecho pero se había hecho a la idea de que eran las ganas de ver a la morena y arreglar las cosas, que al fin pudiera ver esos ojos cafés y poder iniciar de nuevo, juntos, tan suya como siempre había sido, desde el primer minuto que la vio en aquella oficina, con esas gafas y ese carácter que lo había calentado desde el primer momento, aquellos ojos que lo habían hecho sentir como si perteneciera finalmente a algo, a alguien.

Llegó a la puerta y tocó, se encontraba cerrada, no hubo respuesta y suspiró frustrado para comenzar a llamar con voz ronca a la morena, no le importaba llamar la atención de los demás pisos pero dudaba que sus gritos pudieran escucharse desde allí.

— Cassandra, si no abres, tumbaré la puerta. —  quería escuchar su voz, que le dije raperito o imbécil controlador. Un "haz lo que quieras, imbécil" habría bastado para hacerlo sonreír. — Te lo advertí. — dijo después de un rato para tomar el pomo de la puerta y girarlo. Le pareció demasiado raro pero sus venas se helaron cuando vio el desastre en el cual se encontraba esa sala.

Se adentró al lugar y un sonido a sus pies llamó su atención, una taza hecha añicos se encontraba en el suelo, corrió hacia las escaleras gritando el nombre de la morena, la buscó por todos lados del apartamento rogando que estuviera en el baño o tal vez, de compras. Salió de del apartamento rumbo a recepción.

— La inquilina del piso 12°, ¿ha salido? —

— ¿La señorita Cole? No señor, no ha salido desde esta mañana. — Bake se agarró el cabello en frustración, definitivamente algo le había pasado, estas cosas no eran normales en ella, desaparecer no lo era.

Salió de allí, se subió al coche y condujo a máxima velocidad, sin rumbo aparente pues no tenía idea de dónde comenzar a buscar, así que sin más se dirigió a conseguir ayuda.

Bad things || TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora