Secret Place

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Desperté.

La luz del lugar me impedía ver con claridad.

Sentía una bola en mi garganta que me hacía creer que tenía una piedra atascada rascándome por dentro.

Moví con dificultad mis extremidades arrepintiendome de inmediato. Mi brazo derecho estaba adormilado y sujeto con una venda gruesa y lo que parecía una tabla de madera como torniquete. Mi pierna se sentía pesada y al igual que el brazo, estaba sujeta con un torniquete improvisado.

Abrí por completo los ojos y vi la pequeña e incomoda cama donde descansaba.

Parecía una cabaña.

Trate de incorporarme pero el crujir de mis huesos y el chirriante sonido del colchón al moverme, me detuvieron. La cabeza me pesaba y la boca me sabía a tierra. Suspiré y las costillas se sentían como si se estuvieran enterrando en mis gastados pulmones.

Todo me dolía.

Mire el techo y pude saber que el lugar donde estaba no era un hospital.

Volví a cerrar los ojos, me sentía muy cansado y no tenia ningún tipo de fuerza para saber que había pasado.

Mas que estaba vivo.

Para mi mala suerte.

***

🎶"La luna se fundió con el cielo mientras las estrellas envidiaban el brillar de sus rayos."🎶

🎶"Eres demasiado hermosa para olvidarte, no habrá una segunda oportunidad para nosotros. Es por ti que hay un sin fin de luces brillantes alumbrando mi oscuro camino, él anochecer solo es una parte del día."🎶

Alguien cantaba mientras dormitaba, la voz rasposa me indicaba que era alguien joven, además, esa canción era de un grupo de pop que conocía.

Me atreví a abrir los ojos y pude fijarme mejor en mi alrededor. Las paredes eran de madera y la pequeña estancia contaba con un sofá viejo y una chimenea en medio de la pared principal. Desde el lugar donde estaba se miraba todo lo que en la casa había. La enorme alfombra bajo el feo sillón, la estufa de leña pegada en la esquina más alejada de la casita y la mesa para 2 justo frente a la cama.

La persona que había escuchado cantar paso frente a mi, era de noche y la poca luz del lugar era nula, las luces de las velas no ayudaban en nada.

¿Cuanto tiempo tenía ahí?

¿Dónde estaba?

Yo debería estar muerto.

Chasque la lengua, el sabor seguía ahí, tal vez me acompañaría toda mi vida y tendría que acostumbrarme.

Me volví a mover pero esta vez para incorporarme, la espalda me estaba matando, quería cambiar de posición.

Mire al rededor y no había nadie, pensé que tal vez la figura del desconocido solo era parte de mi imaginación, el lugar era demasiado pequeño como para que se pudiera esconder tan rápido sin que al menos viera hacia donde había caminado.

Quite las cobijas que me cubrían, hacia frío. Traía una sudadera sin capucha y un short corto sin calcetines. Mi pierna dolió al movimiento y supe que estaba rota desde la rodilla al tobillo. Se veía el vendaje limpio y las tablas de madera bien sujetas. El brazo me colgaba con un trapo anudado detrás de mi cuello y al igual que la pierna, mi muñeca estaba vendada de la misma manera.

Me senté con mucha dificultad en la cama, todo mi cuerpo resintió los movimientos que estaba haciendo.

Sentí ganas de llorar.

¿Por qué acabe así?

¿Qué había pasado?

El último recuerdo lúcido que conservaba era estar en medio del bosque bajo la lluvia mientras lloraba la pérdida de un amor maldito.

Me arroje al río, estaba seguro. Quería morir, ahogarme y que mi cuerpo fuera arrastrado hasta otro país. No ser encontrado por la policía por que sería triste que no tuvieran a nadie a quien llamar y decirle que me habían encontrado muerto, sería solo un cadáver sin nombre.

Pero estaba medio vivo, mi cabeza estaba a punto de reventarse y presentía que la pierna me explotaria.

La luz de las velas sobre la mesa hacían más triste este momento.

De súbito, la puerta se abrió dejando entrar a un hombre ataviado con una enorme chamarra con un gorro grueso que le tapaba la mitad del rostro. Venía cargando varios troncos gruesos para usarlos como leña.

El aire gélido apagaron un par de los candelabros junto a mi.

Me tape con la cobija, mis piernas sintieron el frío. Estuve expectante, ahora que lo pensaba con lógica era más que seguro que este hombre que, frente a mi se quitaba el gorro y la chamarra, me salvo de lograr mi cometido.

Pude ver con dificultad, como el hombre colgó su chamarra y gorro en un perchero a un lado de la puerta y se giró en mi dirección.

—Vaya, veo que has despertado.

La luz no alumbraba hasta donde él estaba, por lo que la voz aun no tenía un rostro.

—Sí —Contesté con un hilito de voz.

—De seguro tienes hambre, además ya es hora de tu medicina.

Me sentí extraño, no sabia que decir.

—Sí —Volví a contestar pero ahora con la voz un poco más fuerte.

La alta figura caminó hacia mi, pero se detuvo en la mesa y prendió las velas apagadas. Su rostro se iluminó.

No puedo decir que su belleza era excepcional, pero tenia ese tipo de cara que es atractiva. Sus ojos rasgados, la boca pequeña, cejas gruesas. La espalda ancha y musculosa pero las caderas las tenia delgadas.

Seguía viéndolo cuando este volteó y nuestras miradas chocaron. Me avergoncé y bajé el rostro para mirarme el brazo. Me acaricie donde estaban las tablas.

—Tuviste suerte —Me dijo llamando mi atención para volver a verlo.

Le di media sonrisa mientras que en mi cabeza rondaba esa pregunta que me tenía tan desconcertado, también pensé en no ser descortés, pero la duda fue más fuerte.

—¿Quién eres? —Solté por fin.

El chico suspiró y se giró para caminar hacia la chimenea. Se agachó en la pila de troncos que había traído y llevo unos cuantos al fuego. Este tronó mientras lo movía con un palo de fierro.

—Solo el guardabosques —Respondió sin voltear.

Pude ver su rostro contrayéndose, como si estuviera recordando algo. No supe que podría estar pasando por su cabeza en ese momento, pero si supe lo que pensaba yo y era que realmente era atractivo.

ANOCHECER (VIXX Fanfic Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora