Las malas condiciones de mi cuerpo, reclamaron un poco de descanso.
Se me olvidó lo que era estar cerca de él, de ver su cara mirándome y de su forma de mover las manos para tocarme.
Afuera, la lluvia había cesado dejando la frialdad del ambiente.
En cuanto hizo que las luces de mi departamento se encendieran, incluso el foco de la cocina que estaba inservible, pude darme cuenta que su hermoso rostro estaba diferente. Se le marcaban los huesos en la carne y un par de enormes ojeras grises me hacían pensar que tenía más tiempo que yo sin poder conciliar el sueño.
Observé todo lo que pude a su alrededor. Me sentía extraño, pero muy extasiado. Mi cabeza seguía tratando de aceptar que él estaba ahí, de frente a mi nuevamente, aunque de cierta manera sus palabras indicaban un final diferente.
—Hakyeon dijo que morirás.
Dejé de verlo y me acerqué al ropero viejo que ya venía con el departamento. Saqué una toalla y una muda de ropa seca, se la entregué y regresé al sillón donde esperé.
—No merezco llamar amigo a ese hombre. A pesar de todo lo que hice, él sigue de pie junto a mi.
—No es el único. Parece que los hombres de tu vida están destinados a seguirte hasta el final.
Ví como se quitaba la ropa mostrándome lo extenso de sus tatuajes y las nuevas cicatrices de su última batalla. Las costillas se veían frágiles debajo de los dos brazos delgados que antes eran anchos y mostraban una dureza sobrenatural. Ahora sólo era un cuerpo delgado y carente de fortaleza.
Cuando terminó, se sentó en la cama delante de mí, yo había vuelto a beber.—Desapareceré en cuanto mi misión termine. Me haré a un lado y por una vez pensaré en los demás. Quiero que vivas feliz sin ser arrastrado por mi poder, por eso te traje de vuelta al mundo que cree para ti. No me alcanzará la poca vida que me queda para disculparme, nunca me di cuenta que todo lo que hice dañó seriamente a muchas personas. Incluyendo a la gente que amo.
Suspire fuerte antes de hablar.
—Me abandonaste, eso me dolió más que el saber que fui utilizado para un plan que no merecía, pero del que fui involucrado desde antes de nacer. Sigues decidiendo y actuando sólo para ti. Crees que estás enmendando tus culpas, pero lo haces para sentirte bien contigo mismo. Jamás podrás terminar con todo lo malo que hayas hecho, ni siquiera si me quieres recompensar haciéndome millonario o trayendo al que será el amor de mi vida y me haga muy feliz hasta mi ridícula muerte. Sigues haciendo las cosas mal, te estás matando por algo que no es lo correcto —mi pulso se había acelerado y sentía presión en la cabeza, no sabía si era por el alcohol o porque quería con desesperación acunarme en sus brazos y llorar —. Si crees que puedes lanzar un hechizo y cambiar mi vida a una "mejor", y con eso hacerte pensar que haz cumplido con tu penitencia, estarás equivocado, porque yo nunca seré feliz. Habrá en mi mente muchos recuerdos...
—Te borraré la memoria, lo había pensado. No sabrás que yo existí o todo lo que pasó en la cabaña. Puedo hacer que olvides y seas feliz, no quiero que pienses que lo hago por mi. La gente que debería ser compensada por mi estupidez, esta muerta, los maté yo. Al quedar tú y ser el único al que puedo regresarle algo de lo que le quité, me hará sentir que al menos no soy un demonio.
Su abrupta interrupción me molestó. Veía a un hombrecito débil y nervioso hablar a tropezones frente a mi. No quedaba en él orgullo o pasión de la que recordaba.
—Quédate a mi lado. No pido más. Tú eres mi felicidad y mi hogar. Mi riqueza y mi amor. No desaparezcas ni hagas hechizos ni mueras por limpiar tus pecados, te ruego que detengas tus planes y te quedes conmigo.
Me levanté y caminé hacia él. Mantenía su cabeza agachada y los hombros hundidos. Me senté a su lado y lo abracé por la cintura, recargué mi cabeza en su hombro, estaba frío.
—Estoy tan lleno de sufrimiento y tengo miedo. Te extrañé tanto que no pude estar lejos de ti —se giró para verme y abrazarme. Hizo que cayéramos sobre la cama recostados uno frente al otro —. Por eso escapé de la prisión en cuanto recobré mis fuerzas. Corrí hasta acá porque necesitaba saber cómo estabas, quería verte con mis ojos sonreír, pero no tenía idea de la forma en que habías comenzado a vivir, dejaste de ser feliz y te enfocaste en trabajar, no te permitías nada, eso me entristeció. Te seguí, debo confesarlo, estuve detrás de ti oculto en las calles, vigilandote y cuidándote. No tuve el valor para acercarme aunque cada vez que te observaba agotado o enfermabas, tenía que alejarme de ti o mis planes se vendrían abajo, porque no lo soportaba. No pude olvidarte, porque todo mi amor por ti es tan fuerte que incluso ahora, me conviertes en polvo con sólo mirarme.
Dejó de hablar para besarme.
Me acariciaba la cara y el cuello. Mordió mis labios y hacia jugar su lengua con la mía. Mentiría si dijera que no deseaba con desesperación que me tomara una vez más. No se detuvo hasta ponerse encima de mí y quitar despacio mi ropa.
—No olvides que puedo leerte la mente. Yo también te deseo.
Me aprisionó en el colchón y tomó de mi todo hasta volverme nada. Sumergió sus manos en lo más profundo de mi espíritu hasta absorberlo. Sus besos dejaron marcas permanentes en mi piel, quemando con dulzura todo rastro del temor a la soledad. Me ví reflejado en sus ojos cada vez que sentía el placer con cada golpe entre mis piernas y la sensación de vacío al separar sus labios de los míos. Cuando terminó por arrancarme toda el alma, le rogué que no desapareciera en cuanto me quedara dormido.
A la mañana siguiente, después de despertar de un sueño donde viajaba por una larga oscuridad, estiré los brazos para tocarlo, al no sentirlo me levanté de la cama para salir a buscarlo, pero no fue necesario, porque se encontraba sentado en mi sillón mirando la mañana.
Me envolví en la sábana y me acerqué a él.
—Cumple tú promesa y quédate conmigo.
ESTÁS LEYENDO
ANOCHECER (VIXX Fanfic Yaoi)
Fanfiction**TERMINADA~EDITANDO** En un mundo sin suerte, Taek Woon se esfuerza por sobrevivir. En un mundo diferente, Taek Woon sería un rey. En un mundo antiguo, Taek Woon realizaría el descubrimiento más importante para la humanidad. En un mundo irreal...