La Lista

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Había millones de maneras para ser feliz, muchas de ellas se basan en cosas banales que te da el dinero, otras tantas son efímeras como el amor. Yo era feliz en este tormento, porque sabiendo que Won Sik moría cada día, el solo tenerlo a mi lado me hacía feliz.

***

Mi jefe me dejó faltar durante una semana completa para poder utilizar el bono que gane a fin de año. Lo utilice para comprar un par de boletos de avión e ir a la playa más cercana con mi esposo.

La palabra sonaba extraña en mis labios, como si hubiera estado atada en mi lengua y ahora pudiera salir.

Comimos mucho y nadamos durante horas en el mar. El sol y la salinidad del agua hacían que la piel de mi amado se hiciera dorada y brillara.

Él se había dedicado cada anochecer en confiarme todos sus secretos, incluyendo los pasajes donde su maldad no tenía límites.

—Ya sabes gran parte mi pasado, no sólo yo te platiqué sino también Hakyeon —el atardecer hacía brillar el agua como si pequeñas flamas bailaran frente a nosotros —. Siento que estoy curado, que los bellos años a tu lado me han golpeado fuerte, diciéndome lo estúpido que fui. El remordimiento y las pesadillas jamás se irán, lo merezco. Soy un hombre que fue egoísta y que ahora sufre por lo que hizo. No estoy diciendo que también merezco todo el castigo, no tuve a nadie a mi lado para darme algo de cordura, bueno, si estaba. Hakyeon me tendió la mano muchas veces y siempre lo rechace, estaba cegado por la ira y deseé con muchas ganas el que el mundo ardiera y se consumiera —recargó su cabeza en mis piernas y miró al cielo —. El dolor en mi piel me recuerda a cada hombre que asesiné y que tuvo la mala fortuna de toparse conmigo. Tú ibas a ser uno más a la lista de no ser porque comprendí que si me hubiera preocupado más por mantener el recuerdo vivo y no su cuerpo, Leo estaría... me equivoco. Si yo no hubiera sido tan irresponsable ni tan apresurado, él estaría aún vivo. Su sacrificio no fue en vano, porque estoy seguro que te envío especialmente a ti para hacerme compañía en mi camino hacia la muerte.

Que hablara tan tranquilo sobre el final de su vida no era algo grato para mí.

—Deja todo atrás, olvídalo. Estamos juntos y puedo decirte que con que estemos así como ahora, es mejor recompensa que pudiste haber planeado. La vida no es más que miles de páginas en blanco, y cada uno de nosotros nos dedicamos a escribir sobre ellas nuestro futuro. A veces el destino ayuda un poco, pero al final todo depende de nosotros.

El aire caliente nos golpeaba en la cara.

—Gracias —dijo, tomando mi mano y besándola —. Te amo.

—Yo te amo más. No dejaré que tus páginas se queden en blanco o estén manchadas de sangre. Podemos escribir juntos un hermoso final.

Sin poder evitarlo del todo, comencé a llorar. Won Sik, que se mantuvo firme todo este tiempo, me abrazó y unió sus lágrimas a las mías.

—El final ya está escrito —susurró —. El final ya está escrito.

Le limpié la cara sudada y llena de sus lágrimas y lo besé con ternura. Obligué a mi cabeza a grabar este recuerdo para siempre y decidí que si la felicidad tenía sus momentos así, no los desaprovecharía jamás.

***

Al llegar nuevamente el invierno, Won Sik tuvo que comenzar a utilizar una silla de ruedas. Sus piernas habían dejado de funcionar y con esto, sus brazos se volvieron débiles. Me dediqué por completo a cuidarlo y por hacer confortable este nuevo cambio, no me importaba ser su enfermero ni procurar su salud y estabilidad emocional en todo momento. 

Pasamos navidad encerrados en nuestro propio mundo, cantando viejas canciones navideñas y comiendo mucho hasta hartarnos. En fin de año lo llevé al río Shuan a ver los fuegos artificiales. Me había sentado en su regazo y permanecimos abrazados hasta que toda la gente que también había ido a ver el espectáculo, se retiró y nos dejó solos en mitad de la oscuridad.

—Gracias por todo lo que haces por mí —comentó en medio del silencio.

Le besé la mejilla y sonreí

—Me encanta hacerlo. Lo haría por la eternidad si me lo pidieras.

—No seas tonto, la gente se cansa, tú te cansarías. Yo ya te hubiera dejado.

Nos reímos juntos en una carcajada que retumbó en el agua.

—Tuve que haber hecho algo bueno en esta vida para merecerte. Antes eras el amor de mi vida, ahora eres mi sostén para todo. No puedo siquiera pensar una vida mejor que esta, ni a un mejor esposo para vivirla. Sé que te lo digo diario y a cada momento, pero en verdad te amo demasiado y el saber que te quedarás solo y triste me rompe el alma. No mereces lo que te está pasando. No mereces lo que te hice pasar.

Sus lágrimas comenzaron a salir de forma tempestuosa, asustándome. Lloraba de forma desgarradora mientras me abrazaba con mucha fuerza. Mi corazón se desmoronó y sus pedazos se unieron a su llanto. Me hundí en su pecho esperando poder fusionar nuestros corazones y así latir juntos por la eternidad.

Cuando pudo tranquilizarse y yo tomar aire para no terminar igual que él, besó mi frente con cariño.

—Mírame amor mío —lo obedecí —. Esta noche te daré un pequeño regalo.  Mira bien el agua del río.

El río pasaba lento frente a nosotros. Sus aguas ennegrecidas por la noche me hicieron recordar el pasado, que fue olvidado en cuanto cientos de pequeñas luces aparecieron nadando contra el flujo del agua. Quedé maravillado de ver como si el río cobrara vida y este arrastrara pequeñas luciérnagas. 

—Ahora mira el cielo.

Su voz había sonado tan cerca de mi oído que me dieron escalofríos.

Al mirar hacia arriba, la nieve comenzó a caer en una suave cascada que comenzó a cubrirnos y a su vez y detrás de ella, las mismas luces cayeron del cielo como si estuvieran lloviendo estrellas.
Todo a nuestro alrededor se convirtió en una hermosa escena. El río y la nieve brillaban con intensidad.

Estaba tan absorto en la luminiscencia que el beso que me robó me regresó a la realidad.

—¿Tú hiciste esto?

—Es mi regalo por lo que haz hecho por mí.

—Pero me dijiste que tú magia había desaparecido. ¿Cómo es esto posible?

Sonrió y sus ojos brillaron más fuerte que las estrellas que caían del cielo. Esa imagen también se guardó profundo en mi memoria.

—Tengo mis reservas.

Seguimos abrazados y dándonos besos hasta que la nieve dejó de caer y el repertorio de canciones que susurré para él se terminaron.

Regresamos despacio en la oscuridad, mientras recordábamos viejas anécdotas de estos años juntos.

—No quiero que llores mucho —comenzo a decir en cuanto cruzamos la puerta del departamento —. Ni que te encierres aquí o que dejes de comer.

Lo ayude a cambiarse mientras seguía enlistando las promesas que me hizo jurar.

—Tampoco quiero que estés preocupado por tu futuro, ni que pienses que tu vida se acabó. No se te vaya a ocurrir querer morir, me harás creer que mis últimas decisiones se fueron al carajo.

Apague las luces y nos acostamos en silencio.

—Te lo prometo —respondí.

—Buscarás a Hakyeon para que te ayude si necesitas algo, es un buen amigo, podrás confiar en él y no pienses en lo que no hiciste conmigo, no te hagas daño de ninguna manera —me abracé a su pecho y escuché el sonido de su corazón tamborileando —. Estarás bien ¿me escuchas? Estarás bien. La vida seguirá y tú podrás volver a ser feliz. Prométeme que no dejarás de sonreír ni de cantar. Que saldrás a caminar y regresaras a la playa para nadar. No olvides regar diario las plantas no dejes que Lu vuelva a destruir la orilla del sillón, ya ves que el costó mucho arreglarlo.

Su corazón fue arrullándome al igual que sus palabras que se tatuaron en mi cabeza.

—Te prometo que haré lo que dices, pero sobre todo eso, te juro que jamás te olvidaré.




ANOCHECER (VIXX Fanfic Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora