ANOCHECER (VIXX Fanfic Yaoi)

Secret Skin

Él limpió todo antes de que se hiciera de noche mientras que yo hojeaba un libro sobre botánica que me había prestado.

Los pequeños ruidos de la noche eran increíbles y aterradores al mismo tiempo. La luz fue siendo menos y las cosas a mi alrededor fueron perdiendo color. Prendió las velas puestas en lugares precisos de la estancia y la luminosidad opaca y carente de brillo hicieron ver la cabaña más pequeña de lo que era.

-Debo ir al granero a terminar algo. Tardare bastante, cuando termines de leer ve a dormir, no me esperes. Descansa.

Salió despacio, con la cabeza agachada.

Estuve un par de minutos viendo las extrañas mezclas de abono para cada planta y me levanté. Estaba consciente que no podría dormir ahora, estaba de noche pero aún no era tan tarde. Caminé hacia la ventana y volví a mirar hacia el vacío.

Sería un largo viaje hasta el fondo donde lo más seguro era que las filosas piedras rompería tu cráneo de inmediato. La muerte sería lenta y agónica o rápida y eficaz...

La oscuridad se veía tenebrosa, el bosque parecía aguardar un sin fin de almas llamándome para ser atrapado por ellos...

...reí para mis adentros. Estar sin nada que hacer era peligroso, estaba pensando de más, imaginando terribles experiencias.

Me alejé de la visión del acantilado y regresé al sillón. Vi titilar las flamitas de las velas, me relajé y comencé a divagar nuevamente, podría salir a tomar el aire, podría ir a ver donde estaba ese granero y hacernos compañía ya que la noche y la soledad no era buenos compañeros.

Arrastré la pierna hasta la cama y tomé el cobertor para cubrirme. Me dirigí hasta la entrada con cuidado, con un chirrido sordo la puerta se abrió ante mi para dejarme ver la enorme línea de árboles abrirse paso ante mis ojos. El viento frío se coló hacia adentro y como esa vez, apagó todas la velas.

El crujir de los árboles cediendo ante el poder del aire hicieron una melodía corta. Miré alrededor sin poner un pie fuera, me asustó la oscuridad flotante y lo enorme del risco. Di el primer paso y mi pie se hundió en el pasto, me costó trabajo caminar con las tablas, se atoraba en la tierra así que me recargue en las paredes de la cabaña y la rodee, escuché grillos tocar y el siseo del aire, los lobos se oían a kilómetros y era impresionante la fuerza de su aullido.

Llegué a un camino de tierra que iba colina abajo. Grité su nombre, la oscuridad era densa, comencé a temblar. Repetí mi grito escuchando el eco perderse en la montaña. Me recargue en la pared de madera y alcé la vista al cielo, las estrellas brillaban con tanta intensidad que parecían luces Led. Quedé embobado y sin darme cuenta el ruido de pisadas corriendo, me tomaron desprevenido, parecía que había pasado frente a mi. Volví a decir su nombre, pero obtuve silencio.

El crujir de las ramas ante las pisadas seguía siendo audible, como si fuera escapando de donde yo estaba.

Grité nuevamente su nombre y ésta vez lo percibí. Aguante la respiración y esperé escucharlo nuevamente. Las pisadas rápidas y pesadas se comenzaron a acercar con una velocidad intimidante desde el camino de tierra, entonces vi a lo lejos la luz de una lámpara. Una figura delgada y negra caminaba hacia donde yo estaba recargado. Miré alrededor esperando no sorprenderme por otra visión, pero me arrepentí de inmediato. WonSik apareció a mi lado con la cara pálida y el semblante nervioso. Me sorprendí, regresé la vista hacia el camino de tierra y la figura negra con la lámpara había desaparecido.

Abrí los ojos lo más que pude, eso no era posible.

-¿Que ocurre? ¿Paso algo? -Sus preguntas me hicieron dar un salto por la sorpresa.

Volví a mirarlo y el nerviosismo era notorio en mi. Debía decirle lo que acaba de ver.

-Vi... vi a alguien venir por ahí -Señalé el camino ahora vacío y oscuro -Traía una lámpara y caminaba muy rápido. Creí que eras tu.

Apreté los dientes y quedé a la expectativa de su respuesta.

-La oscuridad engaña al ojo humano y a veces la mente te traiciona.

Su cara seguía pálida y el ligero temblor en su voz me hizo pensar que tal vez y lo que yo acaba de ver no era una ilusión de la noche, sino algo que él también ya había visto y era tan aterrador que no quería que entrara en pánico.

-¿Que hacías aquí afuera? Te dije que fueras a dormir.

Pasó su brazo sobre mi cintura y me sostuvo con fuerza. Me fue empujando con su cuerpo hacia la puerta de la cabaña. Me sentí como un muñeco de trapo, pero más como un niño.

-No creo poder dormir, siento que es muy temprano, además la cama me esta comenzando a asfixiar -Me agarré con fuerza de él y dejé que me llevara a la seguridad de su casa.

Antes de entrar, di una última mirada al camino de tierra para comprobar que no había soñado, pero sólo encontré oscuridad.

-No puedes andar por ahí con la pierna rota, provocaras lastimarte más. Ten paciencia y deja que sane.

Me sentó con cuidado en la cama, pero la cobija se me resbaló de los hombros y cayó al piso, Won Sik la pisó y lo hizo resbalar, intentó soltarse de mi pero fue demasiado rápido. Caímos sobre la cama, yo encima de él con las mejillas rojas y mis escasas fuerzas intentando levantarme. Nos reímos con grandes carcajadas. Lo tenía tan cerca que el olor de su piel inundó mis fosas nasales, olía a la hierva recién cortada. Su cara era delgada y sus expresivos ojos se veían como dos grandes estrellas alumbrandome.

Sus labios habían dejado de sonreír y ahora sólo formaban una línea recta.

Levantó la cara y me besó.

Cerré los ojos mientras un escalofrío bajó por mi garganta hasta mi estómago.

Sus manos subieron a mi espalda y las dejo ahí quietas, le temblaban.

Acepté el beso y abrí la boca. Su lengua era suave.

Se fue moviendo despacio para no lastimarsme hasta que quedó encima de mi. No despegó sus labios de los míos mientras sentía su pecho sobre el mío.

La calidez de su piel era reconfortante, tenía la sensación de estar besando a alguien conocido y no sólo un chico que salvó mi vida y que acababa de conocer...

...una mano acarició mi cara con suavidad y fue bajando de mi pecho hasta el abdomen donde un calambre me hicieron contraerme.

De repente, ya no había tela entre su mano y mi abdomen, me tocó con delicadeza cerca del ombligo y rozó con habilidad cerca de mi entrepierna. Nuestras bocas luchaban en una batalla más rápida y profunda, esa mano estaba acercándose con peligro a mi miembro y los gruñidos que salían de su garganta me hicieron olvidarme de donde estaba y con quien, incluso olvidé mi propio nombre.