Cada roce de esa delgada y tersa mano me llevaron a experimentar una excitación que sólo había conseguido una vez en mi vida. Se juntaron los besos y los roces de nuestros cuerpos transportando mi mente a un espacio en blanco donde podía sentir el roce de su piel.
Me tocaba todo lo que podía alcanzar y sus labios no se despegaron de los míos hasta que comencé a jadear, eso lo detuvo. Se quedó quieto sobre mi con la cabeza oculta en mi pecho, había recargado la frente en mi cuello, escuché su respiración entrecortada y la energía que recorría su cuerpo.
Se levantó y me dejó espacio para poder tomar aire. Lo vi sentado a un lado de mi, estaba quieto y en silencio. No podía ver bien su rostro por la oscuridad, pero sabía que estaba enojado, podía sentirlo.
-Necesito ir al baño -Dije de repente y me levanté con velocidad.
Lo dejé sentado en la orilla de la cama y le obligué a que no me siguiera para ayudarme.
El baño estaba oscuro.
Me senté con cuidado en la taza mientras escuchaba el ruido de su respiración agitada del otro lado de la puerta. Mi corazón golpeaba en mi garganta mientras que una ligera sensación de rubor me embargaba. Algo que hice lo hicieron detenerse, algo lo detuvo y no estoy seguro de saber qué.
Tendríamos sexo, estaba claro. Eso era suficiente para asustar acualquiera y más nosotros dos que no nos conocíamos.
Mis ojos enfocaban poco de lo que había dentro del baño. Se alcanzaba a ver el lavabo y la pequeña tina. Me recargue en el lavamanos y abrí el grifo, debía apurarme, no quería hacerlo esperar y que pensara mal. Pase el agua por las partes donde pudiera seguir besándome. Me concentre demasiado en dejar de sentirme ansioso, la sensación de euforia me tenían cautivo, me gustaba el chico pero sabía que era peligroso dejarme llevar por mis impulsos. La última vez que lo hice, acabé arrojándome al fondo de un río.
Terminé, y no hubo razón alguna para creer que había hecho suficiente ni que el tiempo que lo deje a solas lo hubieran tranquilizado. Tal vez y pensara que era demasiado pronto para hacer algo, tal vez tenía la misma idea de que era raro que de repente nos besarnos y estuviéramos a punto de hacer algo de lo que no estábamos seguros, pero yo quería hacerlo, tenía muchas ganas de que me lo hiciera.
Me arme de valor y salí a la habitación. Él seguía sentado con la cabeza agachada y quieto, no se inmutó cuando aparecí haciendo mucho ruido con las tablas golpeando el piso.
-¿Te hice esperar mucho? -Mi voz sonó temblorosa.
En medio de la oscuridad y con el único rayo de luz de la luna que entraba por la ventana, pude ver su hermosa cara levantarse y sonreír. Mi corazón volvió a querer salirse por mi garganta.
-Debo regresar a trabajar y tu a dormir -Su voz era ronca.
Sonreí de mala gana, pero tenía razón. ¿Como siquiera pensé que podríamos llegar a tener tanta intimidad si ninguno de los dos se conocía? Asentí con la cabeza, él se levantó y me volvió a agarrar por la cintura, esta vez el cosquilleo se hizo más fuerte.
Se fue en cuanto vio que ya estaba bien tapado y acomodado sobre la cama.
Dejé que mi mente se tranquilizara a pesar de sentirme extrañamente triste y decepcionado. Me dormi de forma automática y tuve un sueño donde viajaba sobre la oscuridad del bosque a la vez que el frío golpeaba mi cara. Desperté en mitad de la madrugada, él no estaba en el sillón, parecía que aún no regresaba, me pregunté la hora pero era imposible saber.
Mi vida no podría esperar más, no podía seguir aquí encerrado. No es que tuviera un lugar a donde llegar ni alguien esperando por mi, pero no iba a quedarme toda la vida aquí, debía ser una molestia para este chico tener que cuidarme, estoy seguro que mi presencia sería desagradable en unos días más y ahora sería incómodo por lo que acaba de pasar.
Pero tener que regresar a mi antigua vida, solitaria y aburrida. Cansada y horrible, era lo menos que deseaba. Regresar a mi diminuto departamento con mi mullida cama. La cocinita más pequeña que la de aquí y mi ventana que da hacia los departamentos de enfrente, mostrando lo patético que soy. Me ahogaba en mi trabajo junto al dolor de espalda y la fatiga física de cada día. El corazón roto y cientos de recuerdos acompañados de caricias repletas de remordimiento y sufrimiento. Esos pequeños ojos y su piel morena estaban regresando a mi mente junto con su voz suave y aterciopelada. Los modales finos al tratarme y la magnificencia de su esbelto cuerpo. Llegó como un huracán y se fue dejando la inundación que me sumergió en el deshecho eterno de su amor. Maldigo el momento en que creí sus palabras con promesas vacías y sin sentido. Ojalá que esta noche mis plegarias sean escuchadas y muera sin dejar rastro...
...volver a tener valor para enfrentarme a su recuerdo.
Cerré los ojos y me quedé dormido nuevamente. Cuando desperté, la mañana entraba cálida a través de la ventana. Seguía sin haber rastro de él. Bajé de la cama y caminé hasta la puerta, me asomé alrededor del patio, a la luz del sol era hermoso, pero el camino de tierra seguía viéndose aterrador. Salí despacio y caminé con los pies descalzos por el pasto verde y un poco crecido. Se sentía la frialdad del rocío matutino, el aire olía a bosque y la sensación de tranquilidad era muy pacífica.
Regresé al interior de la casa y me dispuse a hacer algo de desayunar. Me había dispuesto a ser un invitado que hiciera al menos las labores de la casa ya si no podía ayudarlo en su trabajo en el granero. No quería que se sintiera con responsabilidad de cuidarme en todo momento si ya había hecho suficiente por mi.
La comida estuvo rápido y la limpieza fue poca.
Grité su nombre varias veces hasta que sin demora, lo vi salir del camino de tierra y caminar con gracia hacia la cabaña. Se veía fatigado y molesto, me adjudique su malestar a nuestro torpe encuentro de anoche.
Lo saludé y lo hice sentarse en la mesa, su amabilidad era la misma, pero podía sentirlo un poco diferente.
Desayunamos en calma mientras que la melodía de los pájaros fueron el acompañante y cuando terminamos, lavó los platos sin prisa.
El silencio y mi obstinada forma de ser me impulsaron a preguntarle que pasaba, que si estaba bien.
-No estuvo bien lo de anoche, sólo diré eso -Contestó sin mirarme -Es demasiado pronto.
-Lo sé -Respondí y no hubo más conversación.
Me quedé en la casa sin su compañía todo el día otra vez y no tuve más remedio que hacer lo único que me permitían mi pierna y brazo lastimados. Leer.
Así pasó una semana más y los días fueron así, desaparecía toda la mañana y sólo venía a la casa a comer y a dormir por las noches donde no nos dirigíamos la palabra más que cuando me ayudaba a entrar en la tina para bañarme o para decirme que descansara.
Yo dormía y despertaba varias veces en el día. Tomaba mis pastillas en las horas que me tocaban y antes de que oscureciera, hacia la comida. Me quedaba solo y aburrido.
Cuando pasó un mes, la tarde que debía salir para llamarlo a comer, no tuve que hacerlo ya que entró justo cuando había apagado la estufa y se sentó en la mesa. Traía en la mano una botella de licor sin ninguna marca y se sirvió el vaso casi al tope. Lo bebió despacio mientras yo ponía la comida en la mesa.
-Te recuperas rápido, y cuando llegue ese momento se que tendrás que irte, pero no quiero que te vayas.
Me quedé quieto mirando el plato, sus palabras se escucharon como una súplica. Rápido lo mire y sus ojos confirmaron lo que su boca había pronunciado.
Estaba hablando enserio.
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ANOCHECER (VIXX Fanfic Yaoi)
Fanfiction**TERMINADA~EDITANDO** En un mundo sin suerte, Taek Woon se esfuerza por sobrevivir. En un mundo diferente, Taek Woon sería un rey. En un mundo antiguo, Taek Woon realizaría el descubrimiento más importante para la humanidad. En un mundo irreal...