Capítulo 26: Navidad (I): Viajes, compras y llegadas

39 6 0
                                    

Carmen

No me puedo creer que haya llegado la navidad tan rápido. Lo que llevamos de vacaciones ha sido increíble, y Papá Noel me ha traído cosas alucinantes, entre ellas el nuevo iPhone 7, recompensa de mi nueve en química. Sin embargo, y aunque me lo estoy pasando super bien, confío en que lo mejor está por llegar. Ya tengo todas mis maletas y estoy con mis padres, mis tíos y mis primos en el aeropuerto. En cuanto entramos a la gran terminal de Manises, veo a un gran grupo concentrado de alumnos, profesores y padres: es mi clase.

De camino al encuentro de todos, veo a Adrián, a Alberto y a su padre. Hacía años que no le veía. Es un hombre apuesto y alto, como sus hijos, pero tiene cara de cansado, lo cual me hace pensar en la historia que me contó Adrián sobre el divorcio y la custodia de su hermano pequeño.

En ese momento Ahinoa me mira, y es que sé lo que está pensando. Creo que mis padres ya saben que tengo novio porque siempre se enteran de todo, aunque no tengo ni idea de cómo. No obstante, no he decidido si quiero que se conozcan todavía. Lamentablemente, mi madre ha decidido por mí.

- ¿No es ese Adrián? - me pregunta, ya que la última vez que lo vio fue antes de que este se fuera a Inglaterra, y de eso hace bastante, y Adrián ha cambiado mucho desde entonces.

Antes de que pueda contestarle, mi madre ya está saliendo disparada al encuentro de la familia de mi novio. Este, señores, es uno de esos momentos en los que creo que me voy a morir. Mucho. Muy mucho. Enserio. Y no solo por la situación, sino porque mi madre está dándole dos besos al hermano equivocado.

Gracias, mamá, por el espectáculo.

- Estaba deseando volver a verte, Adrián - oigo que le dice ella. Noto el rubor asentarse en mis mejillas, y empiezo a morirme de la vergüenza rápidamente hasta que veo la reacción de Alberto, que está sonrojado. Espera, ¿qué? Alberto sonrojado. Mi madre ha pasado en cuestión de dos segundo de ser el diablo a una auténtica diosa.

- Yo soy Alberto. Él es Adrián - balbucea Alberto, cogiendo a su hermano por la cintura y dirigiéndolo hacia mi madre, en un gesto que si no fuese por su protagonista sería tan tierno como gracioso. Adri está completamente quiero, callado, y con cara de susto. Busco rápidamente su mirada, pero la intromisión continuada de mi madre hace que sea imposible comunicarme con él para pedirle perdón.

- ¡Ay! - exclama mi madre - Lo siento mucho, seguís pareciéndoos tanto.

Pese a que la situación me está dando una vergüenza increíble, no puedo contener la risa debido a ese último comentario, y es que si alguien no se está riendo ahora mismo es porque está en estado vegetativo. Hay alrededor de quinientas personas en la terminal, y todas están mirando la escena. Es un gran poder de nuestra familia el de siempre llamar la atención, aunque a veces más que un don sea una maldición.

Tres horas más tarde, ya estamos embarcando en el avión, que nos llevará a Palma de Mallorca y de ahí a Seu de Urgel, el aeropuerto más cercano a Andorra. Hubo muchas quejas provenientes de los padres, ya que es un viaje extremadamente ineficiente e igual de largo que si fuésemos en autobús o tren, pero supongo que nuestro instituto siempre tiene que hacer las cosas de forma distinta, y como ya había comprado los billetes, finalmente se va en avión.

Cuando subimos a este, me entra miedo espontáneo. No es que haya subido pocas veces en avión, precisamente, pero nunca puedo evitar ponerme nerviosa. Adri me coge la mano para tranquilizarme, porque no sé cómo, pero nota que algo en mí ha cambiado, como siempre.

- Hey - le digo cuando soy capaz de controlar mis nervios - Siento mucho lo de ahí abajo. Mi madre no puede estarse quieta ni callada.

- Tranquila - me responde sonriendo - Ha sido gracioso. A demás, ya era hora de que les conociese oficialmente, ¿no?

Piensa en Ellos #1, #2 [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora