Capítulo 17: Irresistible e irracional

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POV Elena

La fiesta de cumpleaños de Javi es, posiblemente, una de las más esperadas del año, y pese a que este año sus padres sí que estaban, (según me ha dicho Ahinoa), le dejan por una noche el piso para celebrar la ya tradicional fiesta.

Me aparto de Marina, que habla con Fer y Ángel y voy hacia la ventana. Pese a todo lo bien que me lo estoy pasando, bailando, bebiendo y riéndome por todo, me estoy agobiando un poco.

Cuando llego a mi destino, en la habitación de las chaquetas que creo que es la única que está abierta, saco un paquete de tabaco del bolsillo de mi chaqueta que está en la cama, y de éste último un cigarro que enciendo con un mechero verde con piñas que me regaló Ahinoa, tras salir al pequeño balcón de la habitación.

Justo cuando acabo de dar la primera calada, noto que alguien se pone a mi lado, y sorprendida me giro para encontrarme con Alberto.

- ¡Joder! - le grito, a lo que él empieza a reir. Incluso en la oscuridad puedo reconocer su atractiva cara. Aunque siendo sincera, se que es él por el olor, que es inconfundible y derrocha...no sé qué es, pero el caso es que me atrae.

- Perdón, perdón - me responde, cogiéndome por las caderas y acercándome a él de forma que nuestros pechos se tocan. Está caliente, sin manos algún y también sus brazos, que puedo ver gracias a que lleva arremangadas las mangas de su camisa azul que lleva abierta un botón más de lo políticamente correcto.

- Te voy a quemar con el cigarro, o al menos podría haberlo hecho - le recrimino intentando no quemarle no quemarle de verdad.

- Quería abrazarte - me responde el a modo de excusa, y me resulta tan raro lo que dice que empiezo a pensar que va borracho seguro, o al menos algo contento - ¿No puedo?

- Puedes pero, ¿así sin más? - le pregunto y vale, puede que yo tampoco esté en las mejores condiciones del mundo porque tampoco puede resultarme tan raro que el chico con el que llevo liándome de seguido prácticamente un mes haga alguna muestra de afecto. Es solo que es raro en él.

- ¿Pero a tí te gusta? - insiste y no se si será por el cigarro pero realmente noto como el calor producido por el alcohol comienza a recorrerme el cuerpo. Aún que puede que no solo sea el alcohol.

A penas tengo tiempo para reaccionar cuando Alberto coge mi cigarro, lo apaga y lo tira por la ventana justo antes de acercarme a él y besarme.

Sus manos van directas a la parte baja de mi cintura, mientras que las mias recorren la parte baja de sus abdominales.

Mis labios, en su cuello, se deleitan dejando pequeñas marcas en este, mientras que él comienza a mordisquear mi oreja.

Todo pasa muy rápido, y cuando quiero darme cuenta me encuentro desabotonando su camisa, y comenzando a recorrer su delgado y musculoso torso con las yemas de mis dedos.

Al principio no le veo ningún peligro a la situación. Simplemente me lo paso bien, disfruto y se que también le hago disfrutar a él. Es por eso que, en el momento en el que noto algo suyo que hace presión contra mi una idea se me pasa por la mente, y como mi filtro está a estas alturas de la noche un poco tocado, paro de besarle justo en ese instante, y el me mira confundido.

- No vamos a follar - le digo yo como si fuese una obviedad.

La sonrisa que se instala en su cara me da las mismas ganas de pegarle un puñetazo que de volver a besarle.

- ¿Nunca? - pregunta sarcásticamente.

- Por lo menos ahora, idiota - aclaro imitando la cara de gilipollas que está poniendo.

Piensa en Ellos #1, #2 [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora