Carmen
A pesar de lo llenos que están los pasillos, el baño femenino está por suerte vacío, por lo que no tengo que esperar para entrar. Un minuto más tarde, cuando salgo, me dirijo hacia fuera del edificio, donde supuestamente se encuentran Alba y Ahinoa, y cuando estoy a punto de llegar a la puerta, noto como si una espada se me clavase en el pecho. De repente, me pongo nerviosa, me cuesta respirar, me tiemblan las piernas, y es que sabía que este momento iba a llegar, pero no me había concienciado lo suficiente. No estaba preparada. No lo estoy. Es difícil prepararse para ver a la persona que más odio del mundo.
De los dos individuos idénticos con los que me cruzo, uno ni me mira, mientras que el otro me saluda cordialmente. No le respondo, no sé qué más hacer, estoy perdida.
Las náuseas se instalan en la boca de mi estómago casi de inmediato, por lo que opto por darme media vuelta y regresar a las taquillas, lejos de Alberto, el cual no me ha dedicado nada más que una mirada de reojo, y casi lo agradezco. Al llegar a las taquillas me encuentro con Rossi y Alex, que se encuentran cogidos de la mano, como siempre.
Sin embargo, a pesar de verlos, no me acerco a ellos, mi cerebro ni siquiera reacciona a su presencia hasta que Rossi, que debe haber notado mi alteración, se acerca a mi.
- ¿Qué pasa, tía? - me pregunta con una expresión de preocupación algo desmedida.
- Nada, nada - le respondo lo más rápido que puedo y fingiendo naturalidad, lo cual he de decir que me sale bastante mal.
- Esta, que les tiene miedo a los baños - añade Alex, con sus típicos comentarios de subnormal. ¿Dónde está ese niño bueno y divertido? Parece ser que se fue hace tiempo y no tiene intención de volver. Quiero gritarle que no tiene ni idea de nada y decirle que si se preocupase de mantener las amistades de los que hemos estado ahí durante años, a lo mejor se haría una ligera idea de que realmente lo estoy pasando mal.
- Que tonto eres cari - le dice a su novio riéndose y acercándose para volver a abrazarle. La inexpresividad de Alex ante las caricias de Rossi casi me resultaría cómica si no fuese porque estoy demasiado acostumbrada a esa actitud suya. Y es que creo que él está harto de ella. No lo creo, lo sé, todos los sabemos. Todos menos la misma Rossi, que no se da cuenta de que a veces, y cuando digo a veces es siempre, está demasiado encima de él.
Antes de que nadie diga nada, la campana que indica el principio y final de cada clase suena, por lo que tenemos que empezar a movernos. Cojo rápidamente las pocas cosas que se necesitan el primer día de mi taquilla mientras el pasillo empieza a llenarse de gente. Cuando me descuido, Alba y Ahinoa están a mi lado, esperándome, y cuando cierro la taquilla nos dirigimos a nuestra clase del curso: Primero de Bachillerato. Espero que no sea para tanto como todo el mundo dice.
- ¿Dónde estabas? - me pregunta mi prima - Te estábamos esperando en la puerta de clase.
- Me he entretenido con estos - le contesto, señalando a Rossi y a Alex.
Mi prima levanta una ceja algo extrañada, ya que lo cierto es que nadie se "entretiene" hablando con Rossi y Alex porque de normal no se puede mantener una conversación con ellos cuando están juntos, con él porque no habla apenas y con ella porque solo tiene ojos para él y para sí misma.
- Bua tía - dice Alba rodeándome los hombros con su brazo mientras nos encaminamos hacia la primera clase - Estamos en primero ya. Hace nada éramos enanos y míranos ahora.
- Se está poniendo melancólica - bromea Ahinoa mirándome y yo me río, olvidándome un poco de lo acontecido hace tan solo unos minutos.
Cuando entramos en clase nos sentamos en uno de los pupitres dobles de las últimas filas, como siempre hacemos, más que nada porque aquí podemos hablar sin que nadie se dé cuenta. De normal me siento con Rossi, ya que siempre saca notables, y eso es lo que quiero yo. En el pupitre de al lado están Alba y Ahinoa, por lo que Alba y yo estamos rodeadas de gente lista, y en el de delante se sientan Fernando y Miguel, dos chicos con los que no me llevo mucho, pero a los que también les puedo preguntar dudas sin miedo a que se equivoquen, ya que Fernando es bastante listo, y Miguel es un gracioso, pero saca buenas notas. Pasan los minutos y Rossi no viene, por lo que cuando llega José Carlos, el profesor de castellano, filosofía y latín, se me encoge un poco el corazón, ya que le va a caer una buena. Poco después de haber entrada, José Carlos se pone frente a la clase, preparado para hablar, y justo cuando va a pronunciar la primera palabra, entran de sopetón un grupo de personas armando escándalo. Casi de forma automática, todos los que estamos sentados miramos al profesor, cuya vena de la frente está a punto de explotar.
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Piensa en Ellos #1, #2 [Editando]
RomantizmEn el Amapola todo parece ir bien. Los adolescentes van a clase, y punto. Pues bien, esa no es la verdad. En clase hay todo tipo de problemas. Tenemos a Carmen, una chica que tras cometer un error llena su vida de problemas ; a Ahinoa, su prima, qui...