Capítulo 24: Quiero más

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Carmen

Ya ha pasado la maldita semana de exámenes, y el instituto está distinto, rejuvenecido, al igual que la clase. Es lo que pasa cuando enfrentas a tantas personas a un periodo de estrés prolongado y luego se lo quitas todo de golpe, que se sienten como si flotaran hasta cierto punto, como que es el inicio de algo mejor, cuando realmente aún queda la peor parte: recibir las notas. Ese momento en el que todo puede ir bien y demostrar que todo esfuerzo tiene su recompensa, o puede servir para hundirte y atemorizarte.

- ¿Cómo te ha salido? - le pregunto a Fer, que está sentado cerca mío, refiriéndome al examen de química que nos acaban de repartir corregido.

- No está mal. Un ocho y medio - me responde con falsa modestia, y en esos momentos quiero arrancarle la cabeza.

- ¡Pero hijo de puta! ¿De qué te quejas? - le pregunto, visiblemente irritada. De verdad, la gente como yo muriéndonos de nervios y con aspiración de aprobar, y otros diciendo que un ocho y medio no está mal. Era un examen muy difícil, y aún con todo lo que estudié seguro que saco peor nota que él. Odio cuando la gente se queja de sus notas sabiendo que son buenas. Va a responderme, pero entonces Adrián nos interrumpe, ya que se acerca a mi mesa y me enseña su examen sin mediar palabra. Busco instintivamente la nota en la esquina superior izquierda del papel, escrita en tinta y rodeada.

Un ocho.

- ¡Muy bien! - le felicito genuinamente, y le doy un beso rápido en los labios. Bueno, más bien un pico, ya que todo el mundo nos está mirando, incluyendo al profesor al que no le gustan nada estas cosas, pero es que Adrián se merece el beso, pues ha trabajado durísimo para conseguir esa nota, no como otros a los cuales le parecería una nota... mediocre.

- Señores, ¿podrían dejar su amor para otro momento? - nos pregunta retóricamente José Luis, el profesor de química, que intenta hacer de esto una broma, pero como de costumbre, le sale mal.

Adrián se pone algo rojo y se vuelve a su sitio, y aunque el profesor deja de mirarnos, sigo viendo bastantes ojos puestos en mí y en Adrián, y es que se puede decir que somos la pareja del momento. Porque sí, nuestra vida es un episodio contante de Gossip Girl. Lo que yo creía que iba a ser más bien discreto se esparció en cuestión de minutos, y todo porque el primer día que llegamos al colegio estando juntos, Adrián me dio el beso más largo de mi vida delante de las taquillas, y todo el mundo se quedó mirando y comentando. Y sí, mirar está feo, pero a quien quiero engañar, yo hubiese hecho lo mismo.

Ese mismo día Alberto nos deleitó con una de sus apariciones para cortar un poco el rollo, y le dio la enhorabuena a su hermano por conseguir lo que a él le costó mucho menos. Adrián acabó pegándole un puñetazo en el pasillo, y ahora todo el mundo los distingue porque Alberto es el del ojo morado. Sencillamente estupendo.

- Carmen, muy bien - me dice el profesor sacándome de mis pensamientos - Estoy muy orgulloso, y también algo sorprendido, sigue dándolo todo de ti y te puede quedar una media muy buena.

Seguidamente, y sin que pueda reaccionar a sus palabras, me da el examen, y yo abro los ojos como platos.

UN.

PUTO.

NUEVE.

Grito de emoción y todo el mundo me mira, especialmente Adrián.

- Que nadie se levante de su asiento o será la última vez que doy los exámenes durante la clase y no justo antes de salir - advierte el profesor, mirándonos a Adri y a mí de forma alterna, adelantándose a nuestro próximo movimiento. Todo lo que hago es hacerle una señal a Adrián de que estoy contenta, y de que luego se lo cuento. Cinco minutos después salgo de la clase eufórica, y espero a Adrián en la puerta.

Piensa en Ellos #1, #2 [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora