Capítulo 31: Navidad (VI): Última noche, último vals

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Alba

Entro en la habitación, que está oscura, y aparentemente no hay nadie. Tras cerrar la puerta tras de mí, me dirijo dónde creo que estará el interruptor de la luz, pero justo antes de encontrarlo alguien lo hace por mí. Pego un grito que no puedo controlar y noto como se me sale el corazón del pecho. Tengo que haberme equivocado de habitación, pero antes de poder decir o hacer nada, me doy cuenta de que las cosas de Diego están en la habitación, a la vez que la chica habla.

- Tu debes de ser Alba - me dice, mirándome con un desprecio tan evidente que no sé dónde meterme.

- ¿Y tú quién eres? - le respondo confundida - ¿Dónde está Diego?

- Soy Ingrid - me informa - Su novia.

- ¿Qué? - eso me pilla completamente por sorpresa. Al principio me quedo un poco en shock, sin entender absolutamente nada, pero al ver el rostro de la chica sé que lo dice completamente en serio. Vaya, no me imaginaba que Diego pudiese hacer algo así, pero claro, yo no le conozco tanto como debe de hacerlo ella.

- Diego está esquiando, se dejó el móvil y se lo he mirado. He encontrado vuestras conversaciones - explica, y la verdad es que más que dolida parece terriblemente enfadada.

- Oye, no tenía ni idea de que Diego tenía novia. De haberlo sabido nunca me hubiese liado con él - digo intentando convencerla. Ni siquiera sé por qué enmascarar lo que hemos hecho, bueno sí, porque no tengo que ser yo la que lidie con este problema, y esta chica parece a punto de explotar de enfado y de rabia.

- ¿Liado? - me pregunta, seca y cortante - ¿Crees que soy tonta?

No respondo, porque la verdad es que creo que cualquier cosa que diga le parecerá mal, y razones le sobran.

- Bueno nena, no quiero que vuelvas a verle nunca más. Si te vas ahora y no le vuelves a hablar, no te haré nada y haremos como que esto nunca ha pasado - me dice con superioridad y cada vez más enfado.

¿Hola? ¿Es eso una amenaza? Lo cierto es que pensaba irme y pasar del tema, pero esta niñata me está poniendo de los nervios.

- ¿Qué me vas a hacer? - le pregunto, y mi tono queda más chulesco de lo que pretendía. Mira, paso de callarme ante la niñata.

- Tengo contactos, y todos mis amigos están en este hotel - me informa.

- ¿Contactos? - le pregunto y no puedo evitar reírme. ¿Esta dónde se cree que está? Qué friki, por Dios. Mi risa hace que enfurezca aún más.

- No me conoces ¿vale? - continúo - Sé que esto es una putada, pero yo no tengo la culpa porque yo no he sido la que te he puesto los cuernos, ni siquiera sabía que existías.

- ¡Eres una guarra de mierda! - me grita entonces, dejándome completamente loca. - ¡Mentirosa!

Corre hacia mí, y creo que va a atacarme, pero la esquivo muy fácilmente, tropieza con la pata de la cama y cae al suelo. Una vez ahí, comienza a llorar.

- ¡Puta guarra de mierda! - me grita desesperada - ¡Yo le quiero!

No sé en qué momento he empezado a vivir en una telenovela mexicana, pero sinceramente estoy entre terriblemente asustada y pasándomelo mejor que me lo he pasado en mucho tiempo, menudo circo.

- ¡Vamos a ver! - le grito yo, divertidísima pero ya cansada de la situación, y la sinceridad explota dentro de mí - ¡¿Qué parte no has entendido!? ¡Te ha puesto los tochos! ¡No - te - quiere! ¡Es un gilipollas!

Cuando me mira, creo que nunca en mi vida he sido objeto de tantísimo odio, pero empieza a llorar más fuerte y hace que comience a sentirme mal por ella. Me fijo y veo que es muy delgada y muy bajita, no parece una chica de nuestra edad, y aunque me ha llamado de todo, siento algo de compasión.

Piensa en Ellos #1, #2 [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora