Ahinoa
Llevo hablando con Álvaro desde que acabaron las Navidades, que fue hace tres días. Creo que puede decirse que, aunque nos piquemos y discutamos constantemente, en realidad nos llevamos bien, y por eso ya no me parece raro cuando, en la hora de descanso, me pide que le acompañe a un sitio para repasar matemáticas. No sé ni a dónde me lleva porque no me lo dice, pero el caso es que le sigo por los pasillos de nuestro gran colegio mientras él tira de mi brazo, como si yo no supiera caminar sola.
Cuando por fin llegamos me quedo un poco extrañada, porque donde me ha llevado no es nada menos que a la que llamamos "segunda sala de profesores", ya que normalmente se reúnen en otra que es algo más grande y, sobre todo, en la que hay cafetera. Pero lo que más me sorprende no es que quiera estudiar aquí, lo que me deja impresionada es cuando saca unas llaves del bolsillo y las utiliza para abrir la clase. Además no simplemente las saca y abre la puerta, no. Creo que Álvaro sería completamente incapaz de hacer algo así, es decir, de no añadir ningún comentario al respecto. Al contrario de dejarlo correr, cuando saca las llevas me mira y las agita para que suenen, después me sonríe y levanta la ceja de modo chulesco, y por último, con aires de superioridad y como si tuviera en sus manos el mayor poder conocido en el mundo, abre la puerta y me deja que pase delante de él para cerrarla una vez estamos ambos dentro, pero no con llave.
Pasan unos segundos y ninguno de los dos habla hasta que él rompe el silencio.
- ¿Enserio? ¿No vas a preguntar por qué estamos aquí?
Sabía que estaba esperando a que se lo preguntase, y me felicito a mí misma por no haberlo hecho. Ja, yo también empiezo a conocerle como la palma de mi mano. Además, no sé por qué, pero estaba esperando a que me dijese algo de ese estilo, y ya tengo la respuesta inconscientemente preparada.
- Estaba intentando dar con la respuesta por mí misma, pero si me lo quieres explicar... - digo, fingiendo estar pensativa y dándole paso a que me cuente. Sí, ahora nuestra relación se basa en este tipo de comentarios que surgen de mí de forma casi automática.
- Si insistes - me responde él bromeando como yo - He pensado que todo el mundo está histérico con el examen de mañana, y no me extraña porque he visto los apuntes de algunos y la verdad es que me compadezco bastante...
- Oye, no seas malo. Tus apuntes sólo tienen sentido porque te he ayudado a entenderlos. Tienes mucha suerte - le digo cortándole y poniendo exactamente la misma cara que ha puesto él cuando ha sacado las llaves, es decir, de creído.
- No me has dejado terminar. Iba a decir eso justo ahora - ríe, y yo levanto la ceja dudando de su afirmación - El caso es que prefería estudiar tranquilo - Hace una pausa - Ah, y no pienso decirte cómo he conseguido las llaves porque no me has querido preguntar.
Hace una mueca como si estuviera enfurruñado que le queda bastante infantil, y que contrasta con su gran altura y corpulencia. Yo me río, y vuelvo a felicitarme por haber reprimido mi pregunta. Antes era siempre él el que me picaba, pero ahora que le conozco y ya no me da rabia que lo haga, he conseguido alcanzar su nivel de puñetería en un tiempo récord.
- Lo que sí que te tengo que decir es que mi método no ha sido del todo legal, así que si no damos señales de que estamos aquí será lo mejor. - añade.
Tras un poco más de charla, nos ponemos con el apasionante mundo de las matemáticas, y no sé cuánto tiempo pasa hasta que miro mi reloj y veo que llevamos aquí casi tres cuartos de hora. En ese momento mi móvil empieza a vibrar indicando que me ha entrado un mensaje, por lo que aparto mi vista de la libreta y enciendo el dispositivo para ver si es algo importante. Enseguida me doy cuenta de que solo es Javi mandándome una foto donde muestra la relajada tarde que está pasando a causa de que no cursa las mismas matemáticas que nosotros. Decido ignorarle, no solo porque me da mucha envidia y me enfada, sino porque estoy ansiosa por terminar y no quiero distraerme. No obstante, la mirada de Álvaro puesta en mi teléfono me sorprende.
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Piensa en Ellos #1, #2 [Editando]
Storie d'amoreEn el Amapola todo parece ir bien. Los adolescentes van a clase, y punto. Pues bien, esa no es la verdad. En clase hay todo tipo de problemas. Tenemos a Carmen, una chica que tras cometer un error llena su vida de problemas ; a Ahinoa, su prima, qui...