Capítulo 28: Navidad (III): Lloros, ligues y clases

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Alba

- ¡No me puedo creer que te hayas animado a venir! - me ha asegurado Carmen tras dejar de gritar como reacción al verme aparecer por el pasillo del hotel - Sabía que no te lo ibas a perder.

Yo asiento sonriendo. Hace unos días mis padres decidieron que teníamos que pasar la Navidad en familia aunque lleven casi todo el curso sin aparecer por casa. En ese momento me enfadé mucho porque quería ir con mis amigos a Andorra, pero al final lo asumí. Luego, ha resultado que las navidades eran solo el día de Navidad, porque ayer mis padres me avisaron de que tienen asuntos pendientes en Dubái y de que no podrán estar el resto de las fiestas. Ante esto, mi hermano se ha ido a pasar el resto de las fiestas con mis primos, y yo decidí venir aquí.

Como aún es temprano, lo primero que he hecho ha sido venir aquí, al ala de la habitación donde están todos.

- No podía quedarme en mi casa mientras vosotros os lo pasáis genial. - le contesto a Carmen tratando de parecer emocionada, cosa que estoy, pero lo de mis padres me ha fastidiado y bueno, hay otros temas que tampoco me lo ponen más fácil.

- ¿Sabes quién ha venido, no? - me pregunta ella un poco más seria, y yo vuelvo a asentir. Lo cierto es que antes me he cruzado con Alex López en el pasillo y me ha intentado saludar, posiblemente solo porque no había nadie delante, pero me he negado a devolverle el saludo, y he optado por hacer como si no le hubiese escuchado.

- Pero Carmen, lo he superado y paso de él, completamente - le aseguro a mi mejor amiga incluso sin saber si yo misma puedo llegar a creérmelo.

- Eso es genial porque mañana es Nochevieja, saldremos de fiesta y te buscarás al chico más guapo que haya donde vayamos - dice riendo, y la verdad es que parece realmente que la he convencido de que estoy bien.

- Genial, porque tendré que buscar a alguien con quien pasar el tiempo mientras tú estás con Adri - bromeo.

En ese momento veo como Carmen se queda callada, y su actitud cambia. Hasta ahora no me había dado cuenta de que tiene los ojos rojos, tan rojos que no se como no me he percatado antes.

- Carmen - la llamo, y ella apenas levanta la vista para mirarme - ¿Qué ha pasado?

- ¿Recuerdas aquella noche de julio en la que estábamos de fiesta? ¿La de la discoteca cerca de las universidades y un poco bajo tierra? - me pregunta.

Sí, sí que la recuerdo. Más o menos. Desde luego sí que recuerdo lo que me contó que pasó después.

- Si te refieres a lo que me contaste de Alberto, claro que me acuerdo - le confirmo, y noto claramente como se estremece cuando pronuncio el nombre de Alberto.

- Pues Adrián lo sabe... Se lo dije - me dice ella, y su voz tiembla.

- Eso está bien Carmen, significa que tenéis confianza - le digo tratando de animarla - Además, es imposible el pensar que Alberto es algo más que un gilipollas. Adrián sabe que obviamente sólo tiene relación contigo en lo que se refiere a que sois... "cuñis".

- Creo que no es mi cuñi. Ya no - confiesa con pesadumbre, y yo me pongo alerta rápidamente.

- ¿Cómo? Vamos a ver, explícame todo lo que ha pasado desde el principio.

Y me lo cuenta todo: cómo casi lo hace con Adrián, cómo paró para explicarle todo lo ocurrido con su hermano y cómo de abandonada y sucia se sintió cuando él salió de la habitación, pero también cuánto le quiere.

Cuando acaba las lágrimas se deslizan por sus mejillas, y yo la abrazo para intentar calmarla, y le aseguro que Adrián recapacitará, y que si no lo hace es un imbecil que no se merece ni que vuelva a pensar en él. Me quedo con ella y le acaricio el pelo hasta que se hace la hora a la que han quedado para esquiar y tenemos que separarnos, no sin que antes me prometa que me avisará cuando acabe.

Piensa en Ellos #1, #2 [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora