Capítulo 41: Rotos y pa' Madrid

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POV Alex

El día en el que tuve que ayudar a Hugo a hacer sus maletas, en el que lo recogimos todo, el día que mi habitación volvió a estar ordenada, el día en que mi casa estaba silenciosa, el día en el que no había nadie que me recogiera del instituto, el día en el que ese coche se alejó de mi casa, ese día fue, probablemente, el más triste de mi vida.

Pero aqui estoy, casi un mes después, yendo a Madrid, la capital, desde Valencia. Y para ir de Valencia a Madrid con clase, solo hay una forma de hacerlo: en AVE. Hemos hablado todos los días, siempre que podíamos, incluso tuvimos "sexo" por Skype. Pero aun así, necesito verle. Y ahora voy a descubrir como es todo su mundo desde que se marchó. Básicamente, su mundo sin mí.

A las 9:00 salió mi tren desde la Estación de Joaquin Sorolla, y ahora, a las 11, ya he llegado a Atocha.

Salgo del vagón, y al instante noto lo seco que es el ambiente.

Cuando le veo, noto como un gran peso se me quita de la espalda. Siento como se me acelera el corazón. Abro los ojos, ya que por primera vez desde hace algo más de 1 mes tengo algo delante que realmente creo merece la pena ver.

Paso lo más rápido posible el control de antes y después de subir al tren, y corro hacia él.

Le beso tan fuerte y le abrazo tan fuerte que parece que se me vaya la vida en ello. La verdad, y es que no lo voy a negar, es que más de un par de personas se giran para mirarnos, y es que a pesar de que según muchos estudios España es el país con más indice de aceptación de la homosexualidad, dos chicos besandose en Atocha no es lo más común del mundo.

Le miro a los ojos, esos ojos azules, que tanto me llaman la atención. Quiero decirle tantas cosas, pero de estas ninguna sale. Todas se atragantan, se tropiezan al trobarse con mis labios.

- Te he hechado mucho de menos - es lo único que consigue escapar. Acto seguido, le abrazo con fuerza, y él hace lo mismo conmigo.

Disfruto su tacto, su calor, aspiro su olor. Nunca pensé que podría alegrarme tanto de ver a alguien. Es como si mis sentidos se hubiesen agudizado, y es increíble. Es decir, creo que nunca había estado tan contento.

No se que más decir, asi que voy a lo básico.

- ¿Cómo estás? - le pregunto, y sonríe.

- Contento - me da un beso en la mejilla y coge mi maleta. Insisto en que la llevo yo, pero no le da la gana.

- ¿Qué tal el viaje? - me pregunta él.

- Muy bien. Como ves no había mucha gente, así que muy tranquilo.

Y es que en el vehículo, que puede llevar a casi 400 personas, no éramos más de 50.

Salimos de la estación, y vamos a su coche. Mete la maleta en el maletero mientras yo me siento en el asiento de copiloto.

Se sienta a mi lado, y me coge la mano, que apoyo sobre el reposabrazos.

- No puedo esperar a que conozcas a mi familia - me dice. - Mi hermana no hace más que decirme lo guapo que eres.

- ¿Lucía o Paula? - le pregunto.

- Lucía, Paula aun es muy pequeña - me responde, riéndo. Se que una tiene 14 años y la otra 3, pero no se cual es cual.

- ¿Y el resto de tu familia? - le pregunto.

- Mi madre también quiere verte, sigue diciendo que soy un asaltacunas pero no me importa. Y a ella tampoco.

Me río ante su comentario. Le echaba muchísimo de menos.

- Ah, y Marcos está obsesionado con el motocross, así que no va a parar de hacerte preguntas.

Piensa en Ellos #1, #2 [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora