[ xii ] w e r e w o l f

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-¿La luna? ¿Qué pasa con la luna?

-Ayer estaba llena.

-No querrás decir que es un hombre lobo...-dijo perplejo el chico de gafas.

-No hay que negar la posibilidad. Mente abierta

-Sirius, lo que estas diciendo es una ida de olla terrible. Nos lo habría contado, ¿no?

-Claro que sí, porque como es tan fácil... "Hola, me llamo Remus Lupin y soy un hombre lobo" -hizo un intento de imitar la voz de dicho sujeto- Tú eres tonto, ¿verdad? Además, fíjate en las cicatrices. Son muy brutales.

-Eso no tiene nada que ver... Sigo sin creer que sea un hombre lobo. La primera razón es que no lo hubiesen aceptado aquí... mañana hablamos sobre esto más a fondo, que ahora tengo sueño y no me estoy enterando de nada

Acordaron esperar al mes siguiente, para ver si se iba justo la noche de luna llena o daba señales sospechosas.

Y así se cumplió. La noche de luna llena del mes siguiente se marchó sin avisar.

-Te lo dije, James. Te lo dije. No está. Y mira la luna.

-Tal vez sea casualidad...

-¡No es casualidad! El mes pasado también se fue en luna llena, y una casualidad no se repite dos veces.

James quiso de nuevo dormir, así que le dio la razón al ojigrís para que se callase, y a la mañana, en clase de Pociones (arriesgandose mucho) volvieron a tocar el tema.

-Tal vez sí que tengas razón. Pero es que la idea de que tan buena persona sea una bestia asesina... no me acaba de convencer...

-Se lo tenemos que preguntar, para irnos de dudas...

-Claro, Sirius. Eres un genio. "Hombre Rem, ¿que tal? Oye, que Sirius y yo te hemos estado espiando estos últimos dos meses y hemos llegado a la conclusión de que eres un hombre lobo, porque claro, siempre te vas en luna llena y no creemos que esas cicatrices te las haya hecho una puerta muy violenta."

-Ya, tal vez eso no funcione... pero y si...

-Black y Potter, silencio. Un aviso más y vais al despacho de la profesora McGonagall.

-Lo sentimos, profesor Slughorn. -entonaron ambos amigos al unísono. Tres segundos después seguían hablando.

-Lo que quería decir es que tal vez, si nos ve muy interesados en la asignatura "Cuidado de criaturas mágicas" igual nos da pistas. O se lo preguntamos a Hagrid.

-Buena idea. El contra de todo esto es que puede llevar años.

-Ya... si encuentro el momento, lo diré.

-No, Sirius. Hay que tener tacto. Tengamos paciencia.

Pero es que la paciencia era una cualidad que Sirius Black no había tenido el placer de experimentar. En defensa contra las artes oscuras les mandaron una redacción (al profesor nuevo le encantaban, al parecer) sobre los hombres lobo. A Sirius le pareció un regalo caído del cielo. No había mejor momento. Se aseguró de que la sala común estuviese vacía esa tarde, y para eso colgó un cartel en el tablón de anuncios sobre un espectáculo falso de magia muggle en las mazmorras.

-Remus, tal vez puedas ayudarme con esta redacción. Ya sabes, porque eres el más inteligente y atiende en clase y eso. -rogó el muchacho.

-Claro, ¿de que tienes dudas?

-De todo, más o menos... La primera es que si eres un licantropo nos lo puedes contar. -se escuchó un suspiro muy exagerado por parte de James, quien perplejo escuchaba la conversación- Yo os lo contaría, por la confianza y eso. Somos totalmente confidenciales, lo sabes, ¿no?

-Eh... sí, claro. –el chico lo miraba perplejo, con el ceño fruncido.

-Genial, ¿entonces?

-¿De donde has sacado la conclusión de que soy un hombre lobo? -dijo alzando una ceja incrédulo

-¿Lo eres o no? -insistió el chico alzando una ceja.

-¡No! ¡Es obvio!

Sirius no quiso insistir más, a pesar de no estar convencido. Más tarde, cuando ya había terminado la redacción y estaban él y James tumbados en sus camas haciendo nada, entró Peter, seguido de Remus.

-A ver... ¿Cómo se empieza a hablar de estos temas?

-¿Qué temas? -preguntó James.

-Eso, Rem, ¿Qué temas? -inquirió el gordito de Pettigrew.

-Veamos...¿Cómo digo esto para que no me margineis? -Black iba a decir algo, pero se calló cuando recibió un codazo de su mejor amigo- Cuando antes, Sirius, has insistido tanto respecto a eso, he llegado a la conclusión de que ya lo debéis saber. Así que, como tarde o temprano os teníais que enterar... Sí, soy un hombre lobo.

Hubo un rato de silencio.

-¿Un hombre lobo? ¡Como mola! -chilló Peter rompiendo el silencio.

-¡Pero qué pasada, Remus! Me parece muy mal que no nos lo contaras antes.

-¿Cómo te vamos a marginar por ser un hombre lobo? Que seremos todo lo que tu quieras, pero gilipollas de momento no. ¡Qué guay! ¡Te lo dije, James!

A juzgar por la cara del aludido, no se esperaba esa reacción por parte de sus amigos. No sabía como reaccionar por tales palabras de consuelo, así que lo mínimo que pudo hacer fue sonreír muy complacido, todavía sin poder creérselo.

-No te íbamos a marginar por tu condición física, Remus. Eres nuestro mejor amigo, y eso no se les hace a los mejores amigos, ¿no? -agregó Potter al ver su cara de satisfacción.- No tienes por qué extrañarte tanto... no somos monstruos.

El muchacho dejó de darle vueltas al asunto y se dirigió a Sirius.

-¿Quieres que te ayude en la redacción de veras?

-No estaría mal tener ayuda de primera mano, ¿no?

Y así fue como los cuatro amigos sacaron un excelente en el escrito.

A la mañana siguiente, en la hora del desayuno, entre los amigos reinaba el silencio por tres simples razones: tenían sueño, uno de ellos era un hombre lobo y después de desayunar tenían dos horas de clase de transformaciones con la profesora McGonagall.

-¿Desde cuando? -preguntó Sirius dando un codazo a su amigo Remus para destensar el ambiente.

-¿Desde cuando que?

-Ya sabes... y ¿como? -complementó James.

-Ah, ya. A los cuatro años. Fue más a modo de venganza que un accidente.

-¿Venganza? ¿Quien es tan desalmado como para hacer eso por venganza? -susurró Sirius enfadado.

-Fenrir Greyback. Un hombre lobo al que le encanta comer niños -aclaró al ver la cara de duda de el resto.

-¿Y que podemos hacer? Ya sabes, para las noches de transformación de nuestro... Pequeño Problema Peludo...

-No se puede hacer nada. No hay cura inventada.

-No me refiero a eso. ¡Vaya! ¡Mirad la hora! Más vale que nos demos prisa si no queremos un castigo de McGonagall.

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Espero que os haya gustado mucho este capítulo! Me ha costado bastante JAJAJA

Muchas gracias por leer

UNDER PRESSURE ● Marauders.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora