UNDER PRESSURE ● Marauders.

[ xiii ] a n i d e a

Los cuatro llegaron tarde, ya que por el camino se habían cruzado a Regulus Black, el hermano pequeño de Sirius, y un par de amigos que buscaban desesperadamente el aula de Historia de la Magia.

-¡Sirius! Que genial encontrarte ahora. ¿Donde está el aula del profesor Binns? No la encontramos y no queremos perder puntos.

-En el primer piso, la 4F...

-¡Sirius, haz el favor! Vamos a llegar tarde y vamos a perder los puntos nosotros! -exclamó James- Lo siento, Reg. Pero nuestra educación también es importante. -se disculpó con una sonrisa enorme.

Los cuatro amigos se despidieron del chico y llegaron tarde a clase de la profesora, descontando cinco puntos por la impuntualidad.

-Vaya, Potter. No me esperaba esto de ti. ¿Espera ganar el próximo partido? Porque con esa motivación y esa puntualidad no va a conseguirlo.

Así es, habían cogido a James como buscador. Éste no cabía en sí cuando le dijeron la noticia. Primero empezó por restregar a sus amigos que había sido elegido y que ellos no tenían razón al decirle que no le iban a coger.  Luego a gritarle a Sirius que le diera su oro y que era un perdedor (pero con amor, eso decía él) y por último a correr por la sala común de Gryffindor como un descerebrado.

En fin, que estaba muy contento.

-Sí, profesora. Lo siento.

-Eso espero. Serán sustraídos cinco puntos de Gryffindor por llegar tarde, espero que los recuperéis.

Algunos miembros de la casa de Slytherin (sí, volvían a compartir clase con ellos) murmuraron cosas como siempre hacían cuando se restaban puntos.

Se sentaron a sus respectivos lugares no sin antes dedicar una mirada de desprecio a dichos sujetos.

-Potter, Black. -les llamó una voz justo detrás suya- Gracias a vosotros este año podremos volver a ganar la copa de casas.

-Cállate, Sev. No crees ahora un conflicto -susurró Lily Evans.

-Eso, Sev, cállate. -comentó burlonamente Sirius.

-Cierra el pico, Black. Tu eres mucho peor.

El carraspeo de la profesora les hizo callar. Al haber terminado la clase, la profesora quiso hablar a solas con James, así que el resto esperaron fuera. Él salió a los cinco minutos.

-Nunca esperé que McGonagall fuera así de competitiva. Me insistió para que ganara la copa de Quidditch, que hace mucho que los Gryffindor no tenemos.

-Esperad, -ordenó el hombre lobo, Remus- aún quedan unos veinte minutos para que empiece herbología. Podemos ir a la gran haya de los jardines.

-Sí, allí nunca hace viento y viendo el tiempo que hace... seguro lloverá dentro de poco.

Pero ése "dentro de poco" se convirtió en un "ya", y no pudieron salir a los jardines. Corrieron bajo la lluvia para entrar al invernadero de herbología y, al menos, estar listos para la clase.

-Remus, dinos, ¿cómo podemos ayudarte?

-¿Eh? -dijo con indiferencia.

-Con tu Pequeño Problema Peludo... -aclaró James.

-¡Ah! No hace falta, puedo apañarmelas sólo.

-¡No podemos dejar que vayas por ahí comiendote a la gente!

-¡No me como a la gente, Peter! Por eso el profesor Dumbledore me lleva a la casa de los gritos.

El gordito se ruborizó y agachó la cabeza.

-Va enserio, puedo apañarmelas yo sólo. No hace falta que hagáis nada por mi.

Los alumnos iban llegando poco a poco y la clase dio comienzo.

Sirius se la pasó más callado de lo normal, pensando en la manera de ayudar a su amigo Rem. De un momento a otro le entraron las ganas de ir al baño. La profesora Sprout le dio permiso para ir.

Por el camino se encontró con la profesora McGonagall vigilando el pasillo. Al notar la presencia del chico avanzó hacia él.

-Black, deberías estar en clase.

-Voy al baño. Tengo el permiso de la profesora Sprout.

La mujer no apartó la mirada de él hasta que no se marchó, y luego adaptó su forma animaga.

Su forma animaga...

¿Como no se le había ocurrido antes? Los hombres lobo no atacan a los animales.

Fue corriendo directo al invernadero olvidando que tenía que ir al baño. De poco se resbaló con un charco por las prisas, pero llegó sano y salvo.

Entró jadeando a la clase y se sentó rápidamente atrayendo las miradas de todos sus compañeros de Hufflepuff y Gryffindor. Cuando todo regresó a su estado normal, Sirius le contó su idea a James.

-Iba de camino al baño y me he encontrado a la profesora McGonagall. Me ha regañado porque no se que y luego se ha convertido en un gato...

Antes de que le diera tiempo a seguir contándole a su amigo lo que pasó, él le interrumpió.

-¡Ostras! ¡Animagia! ¿Cómo no se nos había ocurrido?

-Exacto, ¡y si pudiésemos dominarla podríamos ayudar a Remus!

-¡Gran idea, Sirius! Se la comentaremos a Peter a ver que le parece.

Y así lo hicieron. Al finalizar la clase de herbologia se reunieron los cuatro amigos y les comentaron la idea. Peter aplaudió aprobando el plan, pero Remus no estaba convencido.

-Vamos, chicos. Eso es magia muy pero que muy avanzada, no lo lograreis en años, y aunque lo lograrais no me podríais ayudar de ninguna de las maneras. No estoy seguro de que los hombres lobo no ataquemos a los animagos en la forma animal...

-Hay que ir a preguntar a la profesora McGonagall. -propuso James.

Sin esperar respuesta, salió corriendo, seguido de Sirius y luego de Remus y Peter. Llegaron al despacho y tocaron la puerta con los nudillos.

-¿No tenéis suficiente con un día duro de clase que ahora venís a hablar conmigo? -razonó la profesora sonriendo- Contadme, ¿que pasa?

-No, sólo era una duda... Es para defensa contra las artes oscuras, que estamos haciendo una redacción sobre los hombres lobo y queríamos añadir un poco el tema de la animagia en referencia a eso...

-Y hemos recurrido a usted porque es animaga y pues ayuda de primera mano no estaría mal. -Concluyó James poniéndose las manos en los bolsillos.

-En defensa contra las artes oscuras no se toca el tema de los hombres lobo hasta tercero. ¿Que queréis?

-James, sabía que no colaría -dijo Sirius guiñando el ojo a su amigo. -Es que hemos hecho una apuesta con Peter sobre eso y hemos venido a por ayuda. Nosotros creemos que no, y él que sí. ¿Cuál es la correcta?

-Un hombre lobo no hace daño a animales, por lo tanto tampoco a los animagos. -respondió mirando a los dos chicos como si algo no le cuadrara- ¿Vais a iros ya o queréis perderos la otra clase?

-Nos vamos, ¡gracias profesora! -exclamó James antes de que cerrara la puerta.