[xxviii] S n a p e

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La profesora McGonagall había decidido no expulsarles, pero sí que tenían que someterse a un castigo. James y Sirius juntos y Remus y Peter a otro distinto pero más leve, por no haber sido pillados in-Fraganti. Ella se arrepintió enseguida de haber puesto a Sirius y a James juntos en un mismo castigo, puesto que a pesar de tener que limpiar a fondo todos los baños sin magia, ellos se las apañaban para alborotar. "Sin querer" inundaron el baño de chicos del tercer piso, y "sin querer" activaron todos los tipos de jabones del baño de los prefectos del cuarto.

–Mira, Sirius, mi futuro baño.

–¿Tú? ¿Prefecto? Já –se echó a reir.

El castigo de Remus y Peter era acompañar de nuevo a Hagrid al bosque prohibido. Ellos no lo conocían tanto como James y Sirius, pero se lo pasaron genial. Y como hacía mucho tiempo que no le hacían una visita, cuando tuvieron un hueco se encaminaron corriendo a su cabaña.

–¡Pero bueno! ¡Mira a quien tenemos aquí! ¡El club de los problemas! Ya os vale, un duelo en mitad colegio...

–Claro hombre, si sacas lo peor normal que quede feo... –se quejó James tomando asiento sin permiso– nos dijeron que el nivel era extraordinario.

–No lo dudo, no lo dudo, pero eso no quiere decir que sea legal. Algún día de estos tendremos un disgusto, y no queremos disgustos. ¿Cómo van las excursiones a Hogsmeade?

–Solo van los chicos buenos –Sirius señaló con la cabeza a Remus, que era a quien tenía más cerca. Hagrid rió y su amigo entornó los ojos.

–A éste no se la firmaron –Remus señaló a Sirius, que sonreía– y el otro está castigado. Si fuésemos juntos estaría mejor, la verdad, pero ya el año que viene. Más os vale. –los miró.

–Claro, sería mejor. Ya veréis que bien le caéis a la señora Rosmerta. Es la mujer del pub las tres escobas. Muy buena mujer, desde luego. Siempre tiene cosas bonitas que decirte. ¿Queréis algo para comer?

Todos asintieron, aún sabiendo que la cocina no era el fuerte de Hagrid. Él se levantó y empezó a preparar té.

–Y a ti, James, ¿el quidditch cómo te va? –continuó.

–Muy bien. El próximo y último partido es contra Slytherin, y según cómo está el equipo de Gryffindor, todo apunta a que ganaremos. Lo bueno es que Raven, el buscador, se gradúa este año. Estoy ansioso de ver cuál es el nuevo buscador de Slytherin.

–¿Y los exámenes finales? ¿Habéis empezado ya? Quedan solo cuatro semanas...

–Qué va, aún queda demasiado. Además, es todo bastante fácil. Ya cuando tengamos que hacer los TIMO será otra cosa, pero de momento con aprobarlos todos vamos bien.

Se quedaron hablando con el gigante hasta la hora de cenar. Los días transcurrieron sin nada mucho más interesante, exceptuando el nuevo hobbie del dúo dinámico de encantar a niños aleatorios por los pasillos. Eran hechizos inocentes pero puñeteros. Además, luego los volvían a su estado normal. Sirius notaba las ganas que tenia James de probar algunos conjuros de los libros sobre Snape, pero no aparecía nunca. No sabía donde se estaría metiendo.

El día del partido final, James se despertó con la típica crisis nerviosa.

–¡Sirius Black, necesito mis gafas! –fue lo primero que escuchó al despertarse. Se incorporó a duras penas.

–Tío, ¿como se puede ser tan plasta? ¡Ni siquiera necesito gafas! ¿Para qué cogería las tuyas?

–James, por favor, –gruñó Remus– si te va a dar una crisis nerviosa que sea en silencio. O grítale a Sirius en la oreja, pero calla un poco, por Dios.

UNDER PRESSURE ● Marauders.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora