[xxxvi] h o g s m e a d e

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Los chicos reaccionaron a tiempo y se escondieron separados. Desde su posición, Sirius podía ver a Remus hiperventilando y a James temblando. Miró también a Peter, que yacía inconsciente bocabajo. Tenían que resguardarlo antes de que le pasase algo peor. James pareció haber pensado lo mismo, porque en sus labios Sirius leyó un "cúbreme" antes de que saliera corriendo.

Pero, ¿qué iba a cubrir, si solo sabía hechizos cutres defensivos?

Sirius hizo lo que pudo. Lanzó hechizos aturdidores, explosiones, alguna que otra maldición... pero no sirvió para nada. Un hombre con la careta se acercó a James lo suficiente como para que el látigo de color morado que salía de su varita le golpease. Le dio tan fuerte que salió despedido unos cinco metros hacia detrás.

–¡No! –gritó inconscientemente. El mortífago se dio cuenta de su presencia y se acercó a él también. Antes de que el látigo impactase, Sirius tuvo tiempo a convocar un hechizo protector. No anuló los efectos de la maldición, pero no quedó inconsciente, solo salió despedido unos metros hacia atrás. –¡Desmaius! –el mortífago lo evadió con facilidad.

–Black, estás en el bando equivocado. –le oyó decir tras la máscara. Tenía un acento nórdico muy marcado. Se estaba acercando poco a poco.

No estaba en posición de dejar que le afectaran aquellas palabras, pero no pudo evitar pensar en el futuro que le deparaba por ser diferente. ¿Estaba condenado a ser atosigado constantemente por miembros de su familia para intentar reformarlo eternamente? Ni siquiera era su culpa aquello que estaba pasando, no había tenido otra opción.

Mientras, Sirius se preguntaba dónde diablos estaba Remus, la única persona que conocía que seguía consciente. ¿Habría ido a buscar ayuda? La respuesta a esa pregunta llegó cuando el mortífago estaba casi encima de Sirius.

–¡expelliarmus! –el chico apareció de detrás de un edificio. La varita del mortífago salió volando hacia Sirius, quien la cogió con buenos reflejos.

Aturdido, se quitó al mortífago de encima con una patada en el pecho y, con las dos varitas, lanzó un hechizo aturdidor. –¡Desmaius! –dos rayos blancos salieron de las dos varitas. El impacto fue tan fuerte que el hombre salió despedido hacia arriba cuatro metros. Cayó inconsciente. Miró a Remus y los dos salieron corriendo de nuevo a ver a sus amigos. Afortunadamente, nadie les había movido de sus posiciones, pero a ellos se habían sumado los cuerpos inconscientes de otros estudiantes.

–¿Qué hacemos, Sirius? –él no sabía que pensar o que hacer. Estaba completamente aturdido. Era incapaz de ver a sus dos amigos ahí tirados sabiendo que no podía hacer nada por ayudarlos. Si querían salir vivos, tenían que esperar la ayuda. O eso era lo que le decía la voz de coherencia de su interior. Recibió un codazo de Remus. –¡Cabeza fría!

El chico tenía razón. No se tenía que dejar llevar tanto por las emociones y pensamientos.

–¡Tú eres el inteligente, se supone!

–Tú también sabes qué es lo sensato y qué no. Deberíamos irnos y buscar ayuda. –Sirius negó con la cabeza.

–Pues yo no sé tú, pero yo soy incapaz de huir dejándolos ahí.

–¿Pero si vas a hacer lo que te da la gana para qué me dejas proponer?

–¡Ya! ¡Corre!

Los dos chicos corrieron hacia sus amigos. Sirius hacia James y Remus hacia Peter. Rápidamente le buscó el pulso. Fueron los diez segundos más horribles de su vida, pero finalmente se lo encontró. Muy lento, pero lo encontró. Remus hizo lo mismo con Peter.

–Está bien. –Remus asintió, indicando que todo estaba en orden por allí. Los muchachos fueron interrumpidos por una risa que Sirius conocía muy bien. Era Bellatrix.

UNDER PRESSURE ● Marauders.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora