Austin
— Joder, dime que esto no está sucediendo. —Bufo interrumpiendo el contacto de nuestros labios.
El teléfono de Ayden no para de sonar y aunque intentamos hacer caso omiso de él, la mierda esa cada vez suena más fuerte.
— Recuérdame todos los días de mi vida que nunca me compre uno de esos —digo de mala gana.
Ayden separa su cuerpo del mío con la misma expresión de odio y de mala manera se dirige a atenderlo. De todas formas, no puedo quejarme. La débil luz del atardecer pega en su rostro y lo hace lucir mucho más definido. Me quedo contemplando esa zona por varios segundos y luego comienzo a bajar lentamente por sus abdominales hasta su pelvis apenas abultada para ese entonces. No soy consciente de la conversación que está teniendo, ni quién es el que ha llamado porque pierdo la conciencia al verlo tan deslumbrantemente seductor. Todos y cada uno de los recovecos de su cuerpo me ponen demasiado. Lo deseo. Ahora.
Hago una mueca y modulo la palabra «apúrate». Él solo se detiene en mis ojos mientras sigue hablando con cara de preocupación.
Es Caroline. Y por su rostro me temo que no son buenas noticias.
— Pon el altavoz —digo.
— ...y necesitan ser muy precavidos. Intenten no salir por hoy. Me he jugado mi título al mentirle a su padre cuando vino a preguntar por él aquí. Cualquier cosa llámame inmediatamente, Ayden. Recuerda que Brooke es uno de los abogados más poderosos del país y no le será difícil dar con ustedes.
¡Mierda, mierda, mierda! Mi padre ya sabe que estuve en el hospital. Ahora sí que estoy jodido. Sabía que el muy cabrón lo iba a hacer, pero no pensé que con tanta prisa. Mi mirada gélida y mi posición erguida fueron motivo suficiente para que Ayden vuelva a sentarse a mi lado y me tome de la mano mientras sigue con la conversación.
— Es que todavía no lo entiendo —contesta él—. ¿Cómo coño se ha enterado?
— No es una ecuación muy difícil, amigo —dice Caroline—. Era evidente que los rumores correrían rápido. Un chico que se escape con el uniforme de Mortem y luego se desmaye en frente de tantas personas no es algo que suceda muy a menudo. Salgan ya de ahí.
Mi expresión se congela aún más. Brooke puede venir aquí en cualquier momento.
— Debemos irnos —dice intentando sonar calmado, pero sus palabras salen con demasiada desesperación.
Cuando lo tomo de la mano y lo empujo del sillón para echarnos a correr, todo sucede en cámara lenta. El ruido de un auto frente a la puerta de la cabaña hace que me frene en seco antes de poder girar el picaporte.
— ¡Austin sal de allí ahora mismo! ¡Sé que estás aquí! —grita mi padre con la voz cargada de odio—. ¡Abre la maldita puerta antes de que la derribe de una patada!
— ¡Déjame en paz de una maldita vez! —bramo mientras un llanto incontrolable se adueña de mi garganta, haciendo que las palabras resuenen entrecortadas y apenas audibles.
Ayden me abraza y me ayuda a apartarme de la puerta. Puedo notar el horror en su rostro y cómo batalla para y ser fuerte para mí. No quiero volver a separarme de él nunca más. No quiero dejar de verlo. Necesito de él para ser feliz.
— Abre y charlemos como adultos, hijo. Sólo quiero tener una conversación tranquila. Te lo prometo. —Dice desde afuera.
Sé perfectamente que me está jugando con la psicología; lo que menos quiere es charlar, sino sacarme de los pelos de la aquí.
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Mi Casualidad Eres Tú
RomanceUn encuentro que derriba esquemas, porque el amor verdadero no tiene límites. Es una novela para lectores con la mente muy abierta. Dicho esto, y si todavía te crees capaz de soportarlo, te invito a que te aprietes el cinturón y disfrutes del viaje...