Al despertar siguió tendido en la destrozada madera de aquel mueble que no sé molestó en averiguar qué había sido antes de convertirse en su improvisada cama. Como siempre, se notaba extremadamente cansado y dolorido, pero sobre todo en la cabeza. Su visión era borrosa, no era capaz de enfocar la vista y se notaba mareado, definitivamente había tenido una de las peores lunas llenas desde que se transformó por primera vez.
Remus intentó ponerse en pie, tambaleante y desorientado, trastabilló unos pasos hacia atrás en ese desorden de muebles rotos sobre el que había dormido. Un punzando dolor lo recorrió desde la nuca a las sienes.
- Mmhg – masculló cerrando los ojos fuertemente mientras se llevaba una mano a la cabeza.
Se palpó el cabello, había algo adherido en su pelo, algo que se había secado y le daba a su pelo una textura parecida a la paja. Evidentemente era sangre seca, y así lo pensó Remus, que bajó de nuevo la mano y se la encontró cubierta de sangre. Miró su otra mano, exactamente con el mismo aspecto; manchada de sangre seca hasta el codo. Se inspeccionó el cuerpo. Solo tenía algunos arañazos superficiales, ningún mordisco, nada comparado a las anteriores lunas llenas en las que se había mordido y arañado hasta casi desangrarse en algunas ocasiones. Sus heridas no se correspondían a semejante cantidad de sangre impregnada en sus manos, por lo que Remus comenzó a asustarse. Recorrió con los ojos la habitación, esforzándose por ignorar el dolor de su cabeza y enfocar la visión, y entonces encontró esa mancha alarmante sobre el suelo de madera muy cerca de la trampilla, un reguero de sangre amarronada y seca que llevaba al interior del túnel.
Remus empezó a temblar muerto de miedo, esa sangre no era suya, ¿de quién era? ¿Qué había hecho y a quién se lo había hecho?
Temblando por la conmoción fue al piso de arriba y sacó su ropa del hueco donde normalmente la escondía, se la colocó con manos temblorosas, ni siquiera cayó en la cuenta de asearse un poco antes de introducirse en el túnel. Estaba asustado y nervioso, tenía miedo de lo que el lobo por la noche hubiera podido hacer...
Estaba tan sumido en sus pensamientos que a penas fue consciente de cuándo llegó a la boca del túnel al otro extremo, salió disparado sin caer en la cuenta de que tenía que apretar el nudo en el tronco del sauce, que tan pronto como notó movimiento se volvió violento, pero por suerte, James se dirigía en esos momento allí.
- ¡Inmobilus! – exclamó con la varita alzada contra el Sauce Boxeador.
- ¡James! ¡James! – gritó Remus corriendo hacia su amigo – James... – levantó sus manos ensangrentadas y temblorosas incapaz de pronunciar otra cosa que no fuera su nombre, y el aludido, más blanco que la cera ya se hacía una idea de las inquietudes de Remus.
- Remus... ca-cálmate – tartamudeó cuando el muchacho lo encaró con los ojos llororsos.
- Hay... hay mucha sangre, James... mucha...
- Lo sé – afirmó, y Remus se permitió mirarlo más detenidamente; James también estaba cubierto de sangre seca; su túnica, su camisa y la corbata, los pantalones, las manos...
Remus comenzó a híper ventilar entrando en pánico:
- ¡¿Qué he hecho?! ¡¿James, qué he hecho?! – le exigió saber cogiéndolo por los hombros y zarandeándolo violentamente.
- ¡Remus, cálmate! – le gritó James zafándose de su agarre. Remus se llevó las manos a la cara jadeando de frustración, haciendo un enorme esfuerzo por relajarse, tal como le había pedido James, que se colocaba las ropas apropiadamente de nuevo – Te lo contaré – dijo a continuación cuando notó que su amigo estaba más relajado, o al menos hacía el esfuerzo de fingirlo. Él mismo era un mar de nervios – Sirius cometió un grave error anoche, y...
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192 Lunas
FanfictionEs curioso cómo la vida actúa algunas veces, lo que dos personas incomprendidas y solitarias pueden ofrecerse al encontrarse cara a cara como son realmente. Eso fue, precisamente, lo que provocó la broma que Sirius le gastó a Severus al incitarlo a...