Ardiendo entre las llamas que forman tu ser

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Os prometí lemon hasta hartaros, que no se diga que no cumplo mis promesas e.e

(Sí, sí, lo tengo que corregir... XD)

La ausencia de Remus y la indiferencia que James y Peter mostraban por el hueco vacío del licántropo estaba desquiciando a Sirius. Seguía pensando que podía estar en la casa de los gritos, tan herido y débil que cualquier movimiento resultaba un verdadero tormento para su cuerpo, y mientras tanto estaban en la clase más larga y jodidamente tediosa que se impartía en Hogwarts; Historia de La Magia llevada y explicada por nada mas y nada menos que el profesor-fantasma Bins. Fantasma tenía que ser con lo que se enrollaban los malditos fantasmas al contar cualquier cosa; empezaban explicando una cosa y terminaban contando el modo en que murieron. Eso era una tortura medieval, pero la poca colaboración de James y Peter por saber qué carajos había pasado con Remus, su amigo el licántropo que por la noche se había convertido en un animal que se arañaba y mordía para calmar el agobio de verse encerrado y los deseos de hacérselo a alguien más, no tenía maldito perdón.

- ¡Estará en la enfermería! – insistía James sacándolo de quicio cuando la clase concluyó y todos salieron al pasillo.

- ¡Que no! ¡Que no está en la enfermería, James! – le gritó él harto – ¡¿Cuántas putas veces te lo voy a tener que repetir?! – espetó sacando El Mapa del Merodeador y su varita – ¡Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas! – masculló apuntando el mapa y, nada más que en este empezaron a formarse las motas y líneas que definían todos los rincones y pasadizos de Hogwarts junto con las personas que en ese momento lo recorrían, Sirius lo alzó y se lo tiró a James a la cara – ¡Míralo, James! ¡Miradlo los dos! – espetó dirigiéndole a Peter una mirada furiosa. James se apartó el pergamino de la cara y de mala gana buscó la enfermería junto con Peter – ¿Lo veis, lo encontráis en la enfermería? – cuestionó en un tono de mofa muy prepotente – ¡¡Porque durante estas dos horas yo he mirando el mapa sin descanso y no veo rastro de Remus por ninguna parte!! – bramó – ¡¡Incluso lo he buscado en las jodidas mazmorras!!

Vale, sí, debían admitir que era preocupante, aunque James y Peter no sabían bien si debían preocuparse por la desaparición de Remus o por la reciente paranoia de Sirius.

Por suerte, antes de que James osara meterse en arenas movedizas, Lily llegó para salvar sus gafas de ser golpeadas contundentemente por más que un simple pergamino.

- ¡Hola! – los saludó componiendo una sonrisa que a James le arrebató el aliento antes de que cualquier cosa pudiera salir de su boca – Uy, que raro – se extrañó al ver sólo tres de los cuatro que normalmente eran – ¿Donde está Remus?

- Eso me gustaría saber – refunfuñó Sirius arrebatándole el mapa de las manos a James antes de desaparecer por el pasillo dejándolos a los tres desconcertados.

- ¿A qué venía eso? – les preguntó la chica.

Peter se hizo a un lado dejándole el trabajo sucio de explicar lo que ocurría a James. El muchacho suspiró subiéndose las gafas sobre el puente de la nariz.

- Remus no ha vuelto de la casa de los gritos y Sirius está paranoico, no quiere darse cuenta de que lo que necesita Remus es estar solo. No para de imaginarse conspiraciones... Yo creo que su conversación con Dumbledore lo turbó demasiado.

Así que era eso... La muchacha se tomó un segundo para digerirlo todo, era complicado darse cuenta de determinadas cosas precisamente ese curso, porque no es que pasara mucho tiempo con James, Sirius, Peter y Remus al haber elegido ellos asignaturas en las que sólo coincidían si la materia era lo bastante interesante a juicio de Los Merodeadores, por lo que los cambios de Sirius a penas habían sido notables para Lily, pero eso le recordó que sí compartía varías asignaturas con Severus y en él había sido más escandaloso ese cambio de actitud producido por la separación entre Remus y él, y, que extraño; ese día concretamente ellos compartían clase de Aritmancia y Severus no había asistido.

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