Impulsos desconocidos

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Las semanas pasaron, primavera quedó atrás y entró principios de verano con su característica calor sofocante, Remus y Severus no hablaron de lo ocurrido esa mañana en la casa de los gritos. Ninguno de los dos dijo nada al separarse, nada. Ni siquiera se miraron al salir de la casa y tomar cada uno un camino diferente.

Remus se recriminó mucho por ese beso, noches y noches en vela, pensando, rememorando ese momento mientras se acariciaba los labios oyendo los ronquidos de sus amigos que dormían a pierna suelta sin tener idea de nada.

Ese impulso había sido tan fuerte, tan nuevo, tan repentino... No sabía cómo comentarlo con los demás en busca de consejo, aunque tampoco era algo que pudiera comentar con James y Sirius. Ya se los imaginaba: "!Al ataque, Remus, tú puedes conseguir más que un beso!" le diría James; "¿Necesitas condones?" le ofrecería Sirius; y Peter... Peter simplemente sonreiría. Claro, eso en caso de que Remus se ahorrase el dato de que a la persona a la que había besado era nada más y nada menos que Severus Snape, o Snivellus, como ellos lo llamaban, porque si les llegaba a decir la verdad... La situación era demasiado complicada.

Y después estaba el sujeto de su paranoia mental; Severus y él no volvieron a verse después, no siguieron quedando en el despacho de Slughorn cada miércoles, aunque eso fue culpa de Remus, puesto que se saltó las siguientes citas porque no sabía cómo mirar a Severus a la cara después de lo que había pasado entre ellos. En realidad, Remus tenía muchas ganas de volver a ver a Severus a solas, muchas ganas. Severus era diferente a las demás personas, hacía de su mundo algo normal, algo amable, menos raro. Severus no lo trataba como las demás personas que sabían su secreto o todos aquellos que creían que estaba enfermo (rumor que se había extendido entre los ignorantes de la verdadera condición de Remus a raíz del malestar que le provocaba la luna llena), Severus... era tan diferente, tan... especial.

Y así dejó pasar las semanas, observando desde la distancia a ese Slytherin solitario mientras el tiempo se le echaba encima y quedaban cada vez menos días para las vacaciones de verano, menos días para acercarse a Severus. El tiempo se le agotaba a Remus, pero tampoco es que fuera a hacer algo para acercarse a él, puesto que no sabía cómo hacerlo.

Ese tiempo lo dedicó a intentar distraerse con las cosas mundanas y triviales de la vida, como el cambio de James; poco a poco, su amigo estaba dejándose ver tal como era, y el cambio era a penas notorio pero estaba muy presente; cada vez que Lily estaba con ellos, James era ese chico que Sirius, Peter y Remus conocían en la intimidad, en vez de ese típico chulito que aparentaba ser. Era un cambio muy tranquilizador, a decir verdad.

La penúltima noche en Hogwarts, tanto los merodeadores como Lily se quedaron en la sala común acompañados de unas cervezas de mantequilla "robadas" de las cocinas (en realidad, los elfos domésticos habían estado encantados de poder dárselas. Se desvivían por ellos, y los merodeadores eran bastante conocidos en las cocinas, se puede decir incluso que habían hecho amistad con los elfos).

- ¿Qué tenéis planeado para el verano? – se adelantó a preguntar Lily.

- Remus vendrá a pasar las últimas dos semanas de verano a mí casa. – comentó James, omitiendo que no podría pasar todo el verano porque había dos lunas llenas de por medio y la siguiente ya habrían entrado en el nuevo curso en Hogwarts – Sirius se viene conmigo nada más bajemos del expreso – contó a continuación sonriendo.

- ¿En serio? – preguntó ella extrañada.

- Sí – afirmó Sirius – Ya sabes que mi familia es... – la cara de Sirius se tornó de un rojo brillante mientras contenía en la boca el insultó que normalmente les dedicaba: "Gilipollas de seso sorbido". Pero el muchacho respiró profundamente para calmarse, pues había una dama delante y era de mala educación soltar improperios – Son demasiado "conservadores" – gruñó sutilmente. Se notaba a la legua que el tema lo ponía de los nervios – Quieren que siga los pasos de mi hermano menor y me convierta en uno de esos mortífagos que siguen a "lord palo-de-escoba-por-el-culo", Perdona, Lily – se disculpó antes de seguir – El caso es que siguen igual, siguen pensando que el valor de la sangre prevalece ante todo, que los sangre limpia somos prioritarios y quieren obligarme a someterme ante ese tal lord Vold... ¿Cómo se llama ese tío? – preguntó exasperado con una mueca.

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