Epílogo

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Ya dije que subiría el capítulo antes de lo que imaginabais ^^ Total, ya estaba casi terminado, sólo me quedaba corregirlo y escribir el final. 

Espero que os guste <3



Catorce años sin verse, trece sin dirigirse la palabra uno a otro... quince largos años desde que terminaron Hogwarts, ciento noventa y dos lunas separados.

Los ecos del recuerdo a veces eran inevitables teniendo a Remus allí donde los dos, alguna vez, fueron felices ocultando un amor que, a pesar de los años y la distancia, tanto emocional como física, seguía vivo. Los sueños de dos adolescentes enamorados se habían hecho realidad de la manera más cruel; desde las sombras, Severus observaba las clases de Remus, divertidas e instructivas, pequeños y mayores lo adoraban, contaba con la virtud de transformar los miedos en motivos para reírse. El profesor de pociones sonreía al rememorar esas fantasías adolescentes donde se veía al lado del licántropo durante sus clases, siendo testigo junto a él de lo buen profesor que iba a ser, de cuánto lo querrían sus alumnos... El destino puede ser muy despiadado, Severus era muy consciente de ello, pero aun así se conformaba con poder mirar a Remus rodeado por los niños o, a veces, acompañado únicamente por Harry Potter.

El chico era tan parecido a su padre que costaba distinguirlos, lo odiaba por ello, pero más aún lo odiaba por tener esos ojos verdes, los ojos de Lily. Al mirar en sus ojos la veía a ella, haciéndolo recordad sus errores, aquellos que repercutieron en su vida y en las ajenas.

Un día, de camino al bosque, por donde a veces le gustaba pasear sabiendo que no encontraría a nadie que lo importunase, se encontró a Remus y al chico en el puente techado. Ambos hablaban y se sonreían, Remus le estaba contando algunas historias de cuando James y él eran chavales:

- ¿De veras hizo eso mi padre?

- Sí, James era muy osado. Tu madre, que por aquel entonces no aguantaba a tu padre, estuvo sin hablarnos un mes.

- ¡¿En serio?! – se sorprendió Potter mirando espantado a Remus.

- ¡Sí! Cuesta creerlo... – suspiró el profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras apoyando los codos sobre el madero – han pasado tantos años desde aquello... Teníamos tu edad.

- Todo el mundo habla de mi padre... ¿Cómo era mi madre?

Remus giró la cabeza y lo miró a los ojos.

- Era una persona extraordinaria, podría pasarme la eternidad enumerando sus cualidades y virtudes – contestó sin dejar de mirar los ojos de Potter – Te pareces a ella. No en el físico, – se apresuró a responder cuando el muchacho iba a replicar al respecto – sino en la forma de ser; te pareces a ambos. Tienes lo peor de James y lo mejor de Lily.

Los miraba y podría jurar que a quien veía era a James junto a Remus. A veces olvidaba que el chico era simplemente Harry y no James, pero verlo junto a Remus acentuaba ese parecido con James Potter, y eso, irremediablemente, provocaba que Severus rememorase aquellos días de adolescencia donde el sol parecía más cálido y la luna más brillante.

Sabía que los días de luna llena Remus se encerraba en su despacho, por lo que Severus iba por la noche a sentarse frente al sauce boxeador. Los chasquidos de sus ramas le traían susurros del pasado, se recreaba en ellos, en las risas, los murmullos y en la sombras, sólo entonces se permitía pensar en lo mucho que importaba qué permanecía bajo su piel y quién dejó atrás.

Era inevitable – se decía –; los dos en Hogwarts, como al principio de esa guerra donde ambos perdieron tanto, incluso el orgullo. Le partía el alma ver a Remus vestido con esas raídas túnicas, el pobre no tenía dinero para más, se notaba que después de la guerra nadie se había atrevido a contratarlo ni para las tareas más humildes. Severus supo que Remus fue juzgado por el asesinato de alguien, eso constó en el expediente del licántropo; eso, sumado a su naturaleza provocaba el miedo. Él tuvo la suerte de contar con el apoyo de Dumbledore, que se volcó en que no fuera llevado a Azkaban y lo defendió de todo aquel que se atrevió a juzgarlo precipitadamente, ahora se daba cuenta de que quien había necesitado esa ayuda, más que él, había sido Remus.

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