Nuestro pequeño rincón del mundo

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Aquí estoy de nuevo casi tres días después de haber subido el anterior capítulo e.e Os prometí lemon lo antes posible y aquí lo tenéis e.e

¿Estáis preparados/as para ver a un Remus posesivo, autoritario y dominado por los instintos? e.e

Yo sólo diré que sigáis leyendo 🌚

Que siiiiiií... que no fallo una, que este cap también está recién terminado y sin corregir XD Bah, ya lo haré mañana :D

Hacía rato que el alba había despuntado, el sol se alzaba por encima del bosque, ya se veía el reflejo del astro en la superficie helada del lago negro, era la hora en la que Remus acostumbraba a regresar al castillo pues nadie estaba levantado. Pero ese día estaba tardando y Sirius se estaba poniendo nervioso. Llevaba mucho rato vigilando el mapa, ya había preparado el baño, gasas limpias, Díctamo... Pero no había rastro de Remus y en poco todos comenzarían a despertar para ir a desayunar antes de las clases.

¿Y si estaba muy malherido y necesitaba ayuda? No sería la primera vez... El recuerdo de Remus arrastrándose dentro de la habitación todo ensangrentado y débil con tan sólo trece años perseguiría a Sirius hasta el fin de sus días.

Tenía muy presente que Remus no quería su ayuda, tanto como que seguía molesto por aquello que dijo y que todavía no alcanzaba a comprender porqué, a parte de por ser muy ruin, le había dolido tanto. También tenía muy claro que estaban sucediéndole cosas que no alcanzaría a comprender si Remus no se dignaba a explicar, y temía lo que pudiera ser. Tenía ligeras sospechas de lo que le ocurría al licántropo, sólo esperaba estar equivocado pues al fin y al cabo, a pesar de todo lo que se hubiesen dicho el uno al otro y como se trataran... Después de todo seguían considerándose amigos, así pensaba Sirius, pero tenía sus dudas y lo mortificaba pensar que ya no podía confiar en Remus. El cariño que le tenía era real, le dolía su sufrimiento, siempre que pudo se prestó a ayudarlo, incluso a consolarlo aunque el licántropo no lo pidiera.

Tantas noches en vela que se habían pasado los dos en la torre de astronomía enumerando estrellas, contándose secretos e inquietudes, bebiendo, escondiéndose de los demás... ¿Qué había sido de esa amistad? No, esa no era la pregunta; ¿Qué había sido del amigo que él conocía?

No podía ser el único que se había percatado del extraño comportamiento y actitud de Remus, a parte de lo que el muchacho exteriorizaba y dejaba ver, había muchas otras cosas que ocultaba y que lo inquietaban; estaba seguro de que James se había dado cuenta también, pero no habían encontrado el momento para hablarlo o... puede que lo hubieran dejado escapar por miedo, después de todo, quién no lo tendría ¿verdad? Estaban perdiendo a un buen amigo, cualquiera se asusta al ver como una persona a la que quieres se aleja sin dar explicación, echando por tierra esa confianza que con tanto esfuerzo habían ganado, las risas que se habían robado unos a otros, las bromas... Como aquella vez durante un partido de Quidditch donde los Slytherin estaban empeñados en derribar a los Gryffindor de sus escobas para evitar que ganaran el partido y James junto con los golpeadores se interpusieron y recibieron los golpes logrando devolverles la mala jugada y tirar a más de uno encima de las gradas. "¡Odio las precipitaciones!" Exclamó Remus cuando un Slytherin cayó encima de Peter haciendo que al instante Sirius olvidase por completo ayudar al pobre Colagusano para terminar tronchado por las carcajadas. Gryffindor fue sancionado y el partido fue nulo, pero todo valió la pena por ese simple comentario que los tuvo horas riendo.

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