El secreto testigo de su pasión

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Disfrutad, porque queda poco para que todo reviente TT^TT

Al finalizar las clases Lily insistió a Sirius a que fuera a ver el último entrenamiento del equipo de Gryffindor antes de las vacaciones de Navidad. El muchacho no tenía muchas ganas, aún estaba molesto y lo acentuaba el echo de que intuía que Lily no quería separarse de él, quien había pasado a ser su perrito particular, allá donde ella fuera lo llevaba consigo, lo único que le faltaba para demostrarlo era entregarle un collar, una correa y transformarse para hacerla feliz. Tentado estuvo de hacerlo, al menos todos se reirían y provocaría un verdadero cataclismo entre los profesores, los cuales alucinarían en colores.

Convertirse en un chucho solucionaría más de uno de sus problemas, al menos si Lily aún era ignorante de ese secreto, conociendo a James ya se lo habría contado, últimamente parecía que todas sus intimidades también eran cosa de Lily, y no lo molestaba, ella había pasado a ser una más, pero a veces era... incómodo. No porque creyera que desperdigaría sus secretos a los cuatro vientos, sabía que Lily no era ese tipo de persona aunque algunas de las cosas que Los Merodeadores habían hecho atentaban contra su ética. Simplemente, Sirius no estaba muy a gusto al ser consciente de que más que cuatro, ahora eran cuatro y medio, ya que Lily jamás participaría de sus trastadas, travesuras y temeridades, incluso Peter algunas veces era reacio a colaborar, y Remus... bueno, a Remus siempre le pasaba lo mismo; al principio se negaba en rotundo, pero en cuando James y Sirius convencían al temeroso Peter sólo era cuestión de tiempo hasta que los tres hicieran cooperar al licántropo, que a fin de cuentas, disfrutaba como un niño pequeño con ellos.

Pensar en Remus le hizo preguntarse por millonésima vez dónde-demonios-estaría-y-en-qué-mierda-de-condiciones-se-encontraba.

Eso lo llevó irremediablemente a recriminarse por haber sido un completo cabrón cuando le dijo a Snivellus que entrase por el hueco del sauce... provocando el ataque de Remus hacia el Slytherin. Si en ese momento hubiera tenido dos dedos de frente y le hubiera gastado una inocente broma... ¡Pero no, tuvo que cagarla estrepitosamente! ¡Si en ese momento se hubiera abstenido, ahora todos estarían viendo a James entrenando! ¡¡Pero no!! ¡¡La había jodido y bien jodida!! ¡¡Dónde carajos estaba Lunático!!

- ¿Sirius?

El muchacho miró a su derecha, donde estaba Lily sentada, mirándolo extrañada.

- ¿Qué? – cuestionó al no comprender su faz angustiada.

- Eso mismo debería preguntarte yo – replicó Lily – ¿A que viene esa cara tan a disgusto de repente?

- ¿Cara a disgusto? – le preguntó sorprendido, sin saber que era tan expresivo que sus pensamientos incitaban a los músculos de su cara a exteriorizar cada cosa que se le pasaba por la mente, menos mal que no estaba pensando en guarradas, de ser así ya imaginaba la cara de bobo que hubiera puesto – No es nada, simplemente estoy aguantando las ganas de mear.

- Pues ve al baño rápido; James me ha prometido que después de acabar, todos podríamos darnos unas vueltas en las escobas de la clase de vuelo. – dijo Lily con picardía, las mejillas se le habían coloreado y sus ojos verdes refulgían de ganas. Que inocente, seguro que James no le había contado que no era la primera vez que sacaba las escobas sin permiso y mucho menos que desde que sabían desaparecerse se escapaban del colegio y se desaparecían en el camino a Hogsmeade para ir al pueblo más cercano a emborracharse en los pubs – La profesora Hooch no lo sabe.

- ¡Suena tremendamente divertido! – exclamó sarcástico – ¿Verdad, Peter?

- A mí me gusta el plan, hace tiempo que no monto en escoba ya que James no presta la suya nunca – explicó el muchacho.

192 LunasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora