Víctima 21

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Observé cómo el gorila que siempre me toca de compañero se encogía de dolor en el suelo.

La mujer bajó el arma y me sonrió.

-Nos hace falta gente en tu posición -dijo-. Puedes unirte por las buenas o por las malas.

Estaba pasmado. Con la boca abierta. No quería morir. Era demasiado joven. Tenía miedo a morir.

-¿Será por las malas, entonces?

-No... P-Por las bue-nas -tartamudeé.

-Bien. Respuesta acertada. Quiero que le digas al presidente que baje al parking, que su coche está listo y que le llevaremos a un lugar más seguro. Y si, por algún casual, intentas delatarme-me amenazó-, sabes que tu cabeza volará antes de que tengan tiempo de llamar a seguridad.

No pude hacer otra cosa sino obedecerla. Entré al despacho del señor presidente y cerré la puerta tras de mí.

-¿Qué quieres, chico?

-Señor, la limusina está preparada.

Para mi desgracia no se tragó mis palabras.

-¿De qué me está hablando? ¿Y cómo se ha colado aquí?

-Señor -eso había herido mi orgullo-, soy un policía profesional. Le pido  que se ponga en movimiento, pues los asesinos podrían encontrarle aquí.

-¿Se refiere a los terroristas de la otra vez?

-Los mismos.

-¿Y cómo está tan seguro?

-Porque hay uno... -escuché el sonido de un cargador de la pistola que seguramente me estaba apuntando- un traidor que... nos ha infiltrado información de que hoy dentro de cinco minutos iban a atacar -finalicé seguro de mí mismo.

-¿Estás completamente seguro?

-Segurísimo.

-Llama a todas las unidades disponibles que se agrupen en torno a todo este edificio. Que nadie entre o salga de él. Por fin atraparemos a esos terroristas.

-Bien, señor.

-¡Y hazlo deprisa!

Me largué del despacho. Me había salido el tiro por la culata.

La mujer me esperaba oculta en una esquina.

-¿Y bien?

-No ha picado el anzuelo.

Chasqueó con la lengua, fastidiada.

-Entonces, chaval... tendrás que hacer algo para  compensarlo.

¿Podéis parar de llamarme chaval?! ¡Tengo veintidós años!

-¿Enserio? No me distraigas. No me importa la edad que tengas. Ahora, como precio de tu fracaso, deberás acabar con la vida del trabajador más seguro después del presidente.

-¿Pero, por qué hacer eso?

-A ti no te importa. Ve y acaba con tu trabajo. Si no quieres morir antes, ya sabes.

No tuve más remedio por segunda vez, de obedecer. 

Tenía que matar a mi mejor amigo.

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He tenido que volver a publicar este capítulo. No me había dado cuenta de que no salía el resto del cap...

Grax x leer :)

A través de los ojos de las víctimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora