Víctima 26

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Habían pasado casi cinco meses desde que atacaron al presidente.

Cinco meses desde que me habían asignado vigilante jefe de cámaras de la  mansión de uno de los más poderosos hombres del mundo.

La misma mansión donde hace cinco meses la hermanita del presidente fue encontrada en el jardín, bajo el balcón de su habitación.

Fue suicidio, obviamente, pero a los medios les contaron la mentira de los asesinos en serie que estaban atacando la ciudad.

Aparte de jefe de cámaras, yo era un detective profesional; y empezaba a ver el patrón que seguían.

Mataban a los cercanos al jefe supremo.
Aunque bien podían ser simples empleados o familia, o gente que había tenido la mala suerte de estar en el momento inadecuado a la hora equivocada.

Así que era dificil deducir quién era la próxima víctima.

No lo sabía cuando estaba vivo, pero yo era la siguiente.

En mi día libre, un viernes por la tarde, de cielo despejado y cálido ambiente, salí a dar una vuelta para comprar un regalo a mi hijo, pues en unos días iba a ser su cumpleaños.

Tambien aprovechaba el momento para ver si distinguía el perfil de los presuntos asesinos.

Miraba disimuladamente los rostos de las personas. Tambien, de vez en cuando echaba un vistazo a mi móvil, refrescándome la memoria cada hora con la cara de los asesinos, aunque tambien por si recibía algun mensaje de mi pupilo, mi ayudante de investigaciones.

Giré una esquina y entré en una cafetería cuyo nombre no recuerdo.

Pedí un café con dos azucarillos y un poco de leche, y para comer unas galletas caseras del mostrador. Mientras esperaba me entraron ganas de ir al baño.

Entré en el baño, y elegí el váter más alejado de la puerta.

Cuando estaba a punto de salir del cubículo, oí la puerta del baño abrirse y a un par de personas hablando de una conversación muy interesante.

-Tenemos que actuar. Ya hemos esperado demasiado -oí decir a una voz femenina.

-No. Necesitamos un rehén. Alguien importante para ella -negó la voz masculina.

-No merece la pena, compañero. Déjala ir.

-Silencio. Hay alguien aquí.

Y ahí supe que iba a morir; pues me había topado con los que buscaba. Con los despiadados asesinos.

Los pasos se acercaron y la puerta tras la que estaba oculto se abrió de golpe, con lo que tuve que apartarme para evitar darme con ella.

-Vaya, vaya. Pero si es el detective Gilbert. ¿Acaso nos buscaba?

-Todo el mundo os busca.

-Tan evasivo como siempre -sonrió de forma perversa-, primo.

-Yo no soy familia de nadie que haya matado, asesino.

-Es verdaderamente una pena. Nos hubiera gustado mucho tenerte como espía pero...

-Nunca trabajaré para ti, primo.

-Helen, vámonos -le dijo a la mujer que le acompañaba.

-¿Lo dejamos ir? -preguntó sorprendida. Díria más que yo-. ¿Aun sabiendo nuestros aspectos y nombres?

-La familia ante todo. Nos vemos, Gilbert.

Y se fueron por donde había venido. Sin dejar esta vez sangre en su camino.

Es lo que yo pensaba hasta que salí del baño, donde me recibió el puñetazo de un desconocido.

Nos liamos en una pelea sin sentido durante unos momentos; luego, el jefe del local llamó a la policía y nos llevaron (aun sabiendo que yo era de su cuerpo) a comisaría.

.....

Largo pero importante, por eso he tardado un poco más :)

Gracias por leerme!

A través de los ojos de las víctimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora