Víctima 44

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La vigilancia ha aumentado una barbaridad estos últimos cincuenta minutos.

Los guardias de seguridad se remueven inquietos en sitios estratégicos donde siempre hay alguien observando.

Yo soy uno de ellos.

No hay mucha actividad ni nada que nos pueda distraer, y eso eso lo que nuestros superiores quieren. Sin embargo, no entiendo porqué razón la seguridad a aumentado. Digo: ¿no ha querido el sujeto volver a su celda? ¿Por qué entonces estamos todos tan tensos?

Es el cambio de puestos y me dirigo a mi compañero para preguntarlo.

-Según he escuchado el hombre loco ha sonreído a la cámara de su celda y los guardias que cerraban la puerta han oído cómo el hombre la decía unas palabras -me explica-. Creemos que viene un cómplice o algo así.

-Okey... gracias, tío.

Él se encoge de hombros y pasa a ocupar mi sitio. Como me han revelado, mi deber es ahora es comprobar que todo va bien.

-Disculpe -me para... ¿una mujer sin uniforme? ¿Qué hace aquí?

-Señora, esto no es lugar para hacer turismo. La acompañaré a la salida.

-No -me detiene-. Soy familia de uno de los presos. Me han dicho que podía verle y estoy aquí. Pero me he perdido y los agentes me dan algo de miedo...

-¿Cual es el nombre de dicha persona?

-Se hace llamar A.

Parpadeo repentinamente y abro la boca para hablar, pero ninguna palabra sale.

-¿Pasa algo? -inquiere.

-¿Qué clase de relación tiene con el asesino?

-¿Es importante? Muero de ganas por verle...

Me es imposible resistirme a su cara. No puedo alejarla de su familia... ni aunque sea un asesino. Al contrario de lo que los civiles piensan, nosotros tenemos sentimientos. No somos rocas cuya aficción es poner multas.

-De acuerdo. La llevaré a su celda.

-Gracias, de verdad. Es usted todo un caballero. Así, de antemano, ¿cuál es su celda?

-¿Ves este pasillo? Pues hay que recorrerlo todo, girar a la derecha, la tercera a la izquierda, primera a la izquierda, todo recto hasta pasar las seis primeras, izquierda de nuevo, derecha y la celda es la cuarta a la dercha.

Sé que es algo lioso. Pero no sea que la mujer es peligrosa y me noquee o algo así.

-Es usted muy amable, agente. ¿Me permite preguntarle su nombre?

-Noah Bones.

-Encantada. Soy Helen.

Vamos caminando, acercándonos cada vez más a lo que en ese momento no sabía que era mi final.

-Lo siento por insistir, pero tengo que saber que relación tiene con el asesino... perdón. No quería faltar el respeto-

-No se preocupe. Lo es -suspira-. No me gusta recordar... pero él y yo tuvimos una extraña relación. Por así decirlo entre él y yo nació un sentimiento amoroso. Sin embargo, no pude soportarlo. No me gustaba mi trabajo y él no quería cambiar. Así que le dije que adiós.

Se calla. Pasamos cuatro puertas de las seis. La miro con curiosidad. ¿Cómo pudo alguien enamorarse de un asesino?

-Lo que él no sabía era que estaba embarazada... Yo... en fin. Tuve a mi hijo y me acosté con otros hombres... No tuve precaución y quedé de nuevo embarazada. Él, sin saberlo, mató a su hijo -sus ojos se ponen llorosos solo de recordarlo-. Lo siento. No debería contarle eso a un desconocido.

-Está bien. ¿Quiere que sea sincero? Me da pena. Tú y él. Vaya vida de mierda que han tenido, Helen.

Me sonríe limpiándose las lágrimas. Estamos a escasas puertas de la de él. Una forma extraña me llama la atención del traje de Helen. Uno de los bolsillos de su chaqueta está demasiado abultado como para estar lleno de pañuelos para la nariz.

Levanto la mirada, un tanto confuso y veo una sonrisa triste despues de llevarme unos cuantos puñetazos en mi cuerpo.

-Ha sido usted muy amable, Noah Bones. Mi secreto morirá con usted.

A través de los ojos de las víctimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora