Víctima 47

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Estoy medio dormitando. Estoy que casi me caigo de sueño. Estoy como para irme de este lugar sin ventanas. Estoy... estoy.

¡Vaya! Mira, pero si parece un sueño bastante realista.

Una mujer bella entra en mi campo de visión. Tiene algunas manchas de sangre que corren por su traje. Vestida con una chaqueta negra, vaqueros azules y camiseta negra, parece un ángel vengador... O me lo parece a mí.

Me saluda y se asoma a la ventana de a celda que se supone que cuido. Pero vamos, estoy medio grogi, durmiendo.

-¿Quieres hacer un gesto noble y darme la llave, querido?

Se la doy encantado. Que preciosidad.

Abre la puerta y se asoma al interior. Yo sé como es el espacio pues se supone que cada hora tengo que supervisar que el asesino está dentro. Es un cuarto con una cama simple, una televisión para pasar el rato y una mesa con una silla. El váter para hacer pis y una ducha se encuentran en un cubículo en una habitación aparte.

Escucho debilmente la conversación que mantienen antes de caer dormido.

-Helen.

-Pudiste salir. ¿Por qué me haces venir a mí?

-¿Por qué? Porque me amas.

-Ya. Y tú tienes sentimientos hempáticos.

-Los tengo.

-Ya. Lo que tú digas. Vamos, levanta, tenemos que irnos.

Y no escuché más.

A través de los ojos de las víctimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora