Capítulo 3

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Veinte. Veinte minutos faltan para que Marcos pase a recogerme y ni siquiera estoy vestida. Marcos no está en el instituto, es más, él tiene 20 años y trabaja con su padre. Pero a la cena podíamos llevar a nuestra pareja y así haremos.

Cuando ya estoy vestida, con el pelo arreglado y maquillada, pongo mis tacones y bajo las escaleras.

-Wow, estás preciosa hermanita.-Dice mi hermano mirándome de arriba a abajo.

-Gracias cabezón.-Acaricio su pelo y me dirijo a la puerta, Marcos ya está fuera.

-Ten cuidado hija, y no vengas tarde.

-Sí mamá.-Le tiro un beso y cierro la puerta.

Subo al coche de Marcos y nos dirigimos al restaurante donde ya nos esperan todos.

Al baja Marcos agarra mi cintura y me pega a él, es demasiado posesivo. Al entrar todos nos saludan y ya están sentados. Mi vista se va hacia Izan quien ya está sentado al lado de la profesora de física. Lleva una camisa blanca junto a una corbata y colgada en la silla su chaqueta negra. Está realmente guapo.

Sara, ¿en qué piensas? Te ha suspendido...

Borro esos pensamientos de mi cabeza y me dispongo a comer y a hablar con mis amigas. La cena transcurre rápido y decidimos salir a los jardines del restaurante ya que hay sillas y mesas, y aunque hace frío es un sitio precioso.

-Hey nena, ¿vamos a dar una vuelta?.-Ahí está Marcos, no voy a irme con él, ni pensarlo.

-Mejor estemos aquí con todos, es una cena de Navidad, no una de nosotros dos a solas.-Me mira cambiando el gesto de su cara a uno de más enfadado.

-¿Vienes o vienes?.-¿En serio? ¿Me va a montar el numerito delante de todos? No estoy dispuesta a pasar una vergüenza aquí si le digo que no, así que acepto.

-Está bien, pero ahora volvemos.-Digo entre dientes.

-¡Chicos! Sara y yo vamos a dar una vuelta...ya saben...-¿Qué mierda está insinuando?.-No nos busquen...

Mi cara es un poema, le ha faltado decir que vamos a hacerlo detrás de unos árboles, miro a Izan quien me mira extrañado y después a mis amigas, quienes ya saben que no quiero irme con él y el por qué.

Nos distanciamos bastante de los demás y vamos por un caminito que parece ser la entrada a un bosque. No me gusta para nada este lugar.

-Marcos, vámonos de aquí, nos hemos alejado demasiado.-Digo dándome la vuelta y agarra mi brazo.

-¿A donde vas? Qué mejor sitio para una primera vez que aquí...-Se me hiela la sangre al escuchar esas palabras, definitivamente no quiero.

-Marcos yo...no quiero...-Escucho su risa por todos lados.

-Vamos nena, me vale mierda lo que tú quieras.-Se lanza sobre mí y empieza a besarme bruscamente. Empieza a quitar mi chaqueta.

-¡Suéltame!.-Grito y tapa mi boca al instante.

Segundos después noto como su peso desaparece de encima mía y abro los ojos.

-¿No has escuchado que quiere que la sueltes?.-Oh no...esa voz...esa voz...

-¿Y tú quién coño eres? ¡Lárgate!.-Grita Marcos.

-Lárgate tú antes de que te abra la cabeza en dos.-Su voz tan firme...¡Izan!

Puedo ver cómo Marcos corre despavorido por el mismo caminito que entramos y siento un alivio al instante.

-¿Estás bien?.-Se acerca a mí y siento vergüenza. No lo miro y me giro dándole la espalda.-Si no quieres hablar me iré, aquí te dejo mi chaqueta,  seguramente tendrás frío.-Apoya su chaqueta justo en una piedra grande que hay a mi lado. Escucho sus pasos alejarse y algo dentro de mí no quiere que se vaya.

El profe de historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora