Capítulo 22, ¡esta vez en serio!

6.6K 351 38
                                    





Como si la vida se me fuese en ello, y viendo muy de cerca que podía perder a la persona más importante que tengo en mi vida, rodeo con mis brazos su pequeño cuerpo justo cuando sus manos iban a impulsarse hacia adelante. Por un segundo, por uno solo, creía que la perdía. Tiro de ella hacia atrás cayendo al suelo los dos de espaldas, ella encima de mí.

Suspiro, lo hago de manera pausada y como si mi cuerpo volviese a su estado normal. Jamás lo he pasado tan mal.

Miro a la persona que se encuentra encima de mí, llorando y tapando su cara. Me incorporo y ella lo hace conmigo, estoy odiando verla tan rota...

-Sara...cielo, mírame.

Aumenta sus sollozos y un nudo se forma en mi estómago, quiero decirle que la quiero con todo mi ser y que no está sola, pero temo asustarla.

-Hey, si sigues llorando me harás llorar a mí también...

Poco a poco y a medida que pasan los minutos, va tranquilizándose y disminuye su llanto.

-¿Mejor?

Asiente y siento un alivio inmediato.

-Sara...¿por qué no me habías contado antes nada?

-Tenía miedo de que te alejases de mí, y aún así sin contártelo, lo hiciste...

-No entendía nada, sabía que me ocultabas algo y tú solo me decías excusas...por eso me fui aquella tarde así. Lo siento...

La abrazo en señal de perdón por salir así de su casa y dejarla de tal manera, aquello me dolió más a mí que a ella.

-¿C-como sabías que estaba aquí...?

-Eli y Mary me contaron cosas sobre ti, no te enfades con ellas, lo hicieron porque estaban preocupadas por ti, al igual que yo...

-¿Sabes lo de mi problema?

Su mirada esconde miedo ante la espera de mi respuesta, intento
tranquilizarla.

-Sí, y estoy dispuesto a estar a tu lado para que lo superes.

Me mira y sus ojos se llenan de lágrimas, vuelvo a cubrir su cara y la vuelvo a rodear con mis brazos.

-No llores más pequeña, vamos a salir de esta, eres preciosa.

Se calma de nuevo, cosa que agradezco. Le propongo bajar a bajo y gracias a Dios está de acuerdo. Llegamos a su cuarto y antes de nada guardo aquella maldita nota que casi hace que muera de un infarto en mi bolsillo. Nos sentamos en la cama y la vuelvo a mirar, esta decaída, tiene mala cara y sus ojos quieren volver a ponerse llorosos.

-¿Quieres que te abrace?

Me mira con sorpresa y al segundo sus ojos terminan de empañarse asintiendo lentamente.

-Pero con una condición, no llorarás, o al menos intentarás no hacerlo.

Asiente y la pego hacia mi tumbándonos los dos en la cama, la acurruco entre mis brazos y escucho un pequeño suspiro de su parte.

-Nunca vuelvas a asustarme de esta manera...

Doy un pequeño beso en su mejilla.

-No quiero que estés conmigo por pena, Izan.

-No estoy contigo por pena Sara, eso tiene que quedarte claro.

El profe de historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora