Capítulo 34

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El doctor se aproxima hasta mí y, si por un momento pensaba que me había relajado aunque sea un poco, estaba muy equivocada. Vuelven la ansiedad y los nervios.

-Sara, hay algo que creo que debes de saber.

-¿Qué pasa?

Mi padre se frena en seco y mira al doctor esperando su respuesta tanto como yo. Agarra mi mano y la aprieta con fuerza. Me está preparando para lo peor y no quiero oírlo.

-Izan acaba de despertar. Creo que tu visita le vino muy bien.–Pronuncia seguido de una pequeña risita.

-¿¡En serio!?

-Despertó alterado, está recién operado. Está siendo consciente ahora de todo lo que le ha pasado, del estado en el que está y se encuentra aturdido y desubicado. Su cuerpo responde bien a la operación, y eso es muy bueno. No puede hablar por la traqueotomía que tiene realizada, volverá a dormirse en un rato pero, al menos, ya está consciente.

-¿Está despierto ahora? ¿Puedo verle?

-Me temo que no, Sara. Dejémosle descansar. Lo necesita. Mañana si hay posibilidad, no dudes que te lo haré saber.

Izan está despierto. Izan está respondiendo bien.
¡¡¡Joder!!!

-¿Oíste? ¡Se va a poner bien!

Mi padre esta tan contento como yo y me envuelve en un cariñoso abrazo.

-Papá no sabes cuánto necesitaba oír eso. Es una esperanza y un punto a favor para su recuperación.

-Claro hija, solo hay que darle tiempo. Es un hombre fuerte.

¿Cómo sabe mi padre que es un hombre fuerte? Imagino que lo dirá por decir, él ni siquiera lo ha visto.

Nos montamos en el coche y durante el trayecto, le cuento a Mery y Eli todo lo que ha sucedido respecto a Izan. Me expresan su felicidad y tranquilidad de saber que todo ha cambiado a un poco mejor.

-Llegamos pequeña, debes comer algo.

La voz de mi padre hace que deje el móvil y bajamos para entrar a casa. Ya dentro, papá y mamá se encargan de hablar todo lo sucedido mientras yo me preparo un plato de macarrones. Al rato, mamá entra en la cocina.

-Sara...estoy muy contenta de que todo haya mejorado un poco y de que estés más tranquila.

-Gracias mamá...

Estoy algo nerviosa ya que recuerdo que papá me dijo que ella ya sabía lo de Izan. Dejando un poco a un lado la tensión de Izan, me extrañó enormemente que supieran lo más mínimo y no me dijeran nada. Ellos son unos padres geniales pero en lo que respecta a una relación, sobre todo mi padre, son algo estrictos.

Mi móvil suena y dejo el cubierto sobre la mesa y veo que es Eli.

-Dime Eli.–Le digo cuando descuelgo.

-Tía, sabemos que has estado en uno de tus peores momentos, ¿tomamos un café en el bar de al lado de tu casa? Así te despejas un poco.

-Está bien, dadme media hora que termine de comer y voy.

-Perfecto, nos vemos en media hora.

Cuelgo y me dispongo a terminar de comer.

-¿Era Eli?–Pregunta mamá.

-Sí, quieren que salga con ellas a tomar un café aquí al lado.

-Ve, te vendrá bien cariño. Papá y yo vamos a hacer la compra antes de que se haga más tarde.

El profe de historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora