Capítulo 23

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Probablemente si él no hubiese aparecido en aquel momento ahora mismo estaría en otro lugar y no aquí acurrucada en sus brazos. Es increíble cómo se aparece en cada momento que lo necesito, porque cada día lo necesito más...

-¿Te hago la cena?

Pregunta mientras me da un beso en la cabeza  y acaricia mi espalda de arriba a abajo.

-No tengo hambre...

-Sara, si no comes bien me enfadaré contigo, y no vendré más a verte.

-No lo harás-Lo miro y esconde una pequeña sonrisa-No, no lo harás.

-¿Se está aprovechando usted de lo mucho que me gusta, señorita Hutson?

¿Le gusto? ¿¡Le gusto!?

-No mienta, a penas le gusto.

-Oh Sara, no me hagas demostrarte...

-Demuéstramelo con esa cena tan deliciosa que dices prepararme.-Le dedico una pequeña sonrisa y se levanta para dirigirse a la cocina.

Así pasan los días, yo voy recuperando y poniendo bastante de mi parte para no recaer más e Izan pone toda su ayuda en mí, se preocupa, me cuida cuando tenemos la ocasión y me da muchísimo cariño.
Ya he vuelto al instituto y la verdad es que necesitaba distraerme y salir de casa un poco, Mery y Eli hacen también que todo sea un poco más fácil. Mamá volvió hace unos días y parece haberse solucionado el problema de la empresa de papá. Cómo lo echo de menos...

-¡Sara!-La voz de mi querida madre me saca de mis pensamientos.-¡Deja de mirar el techo y date prisa que vas a llegar tarde!

Agarro mi mochila y el desayuno para tomarlo por el camino y salgo a toda prisa, en verdad voy tardísimo.

Al llegar encuentro, como siempre, a Eli y a Mery fumándose un cigarro en la puerta.

-Amiga respira un poco, te vas a asfixiar-Comenta Eli al ver mi agitada respiración.

-Yo corriendo porque llego tarde y vosotras aquí pasando de la hora.

-El estrés no sirve para nada.-Dice Mery y reímos.

Entramos y las horas se hacen interminables. Los lunes suelen ser verdaderamente asquerosos.

-Que bien la veo, señorita Hutson.

Esa voz...

-Usted sí que se ve bien, Profesor.

Se acerca a mí y susurra en mi oído.

-A última hora bajas en el cambio de clase al gimnasio, no me falle señorita.

Dicho esto se va y yo creo desmayarme en el suelo. ¿Al gimnasio para qué?

Las horas pasan lentamente y antes de que comience la última hora bajo como él había dicho. Al entrar, lo encuentro hablando con algunos chicos de la otra clase e inmediatamente posa su mirada sobre mí, suelta una última frase y los chicos salen del gimnasio.

-Ven.-Me dice serio-Aquí tengo los apuntes que necesitas.

Entra a un pequeño cuarto que hay para el material y me quedo en el mismo sitio. ¿Apuntes?

-¿Vas a venir o tengo que salir a por ti?-Dice susurrando a la misma vez que asoma solo la cabeza. Al instante reacciono y voy hasta donde está.

Entro y mi mirada se dirige a unas hojas que tiene cogidas. Seguidamente lo miro a la cara y no deja que lo observe ni un segundo cuando ya ha acabado con la distancia que nos separaba.

El profe de historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora