Capítulo 35

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Después de contarle a papá mi intento de suicidio y de enterarme de la conversación que tuvieron Izan y él, sumando la llamada del doctor, creo que sufriré un ataque de ansiedad en cualquier momento. Sé que papá va a querer tener esa conversación conmigo, y no es que no quiera tenerla...pero es una etapa de mi vida demasiado dura que no me apetece recordar ya que mi mente solo necesita una cosa. Que él se recupere.

En los últimos días mi vida ha cambiado de manera inesperada, por una vez he dejado mis problemas de alimentación a un lado ya que mi cabeza está totalmente ocupada en otras cosas. No estoy comiendo realmente bien pero es que los nervios no me dejan. Como lo justo para no desplomarme en cualquier sitio.

Eli y Mery no dejan de preguntarme en ningún momento que cómo estoy, que si necesito algo o que cómo va todo. Al instante recuerdo el café pendiente con ellas. Decido llamarlas para contarle la llamada que me hizo el doctor.

-¿Eli?

-Sí, dime. Ya estamos aquí, ¿dónde estás?

-Escucha...el doctor me ha llamado.

-¿¡Qué dice!?–Preguntan al unísono y entiendo que tiene el altavoz puesto.

-Dice que tiene algo para mí, que no hay prisa pero que cuando pueda que me pase por allí.

-¿Te parece que tomemos ese café y vamos?–Lo pienso por unos segundos y les digo que sí.

Termino de arreglarme y peinar mi pelo en una coleta alta. Cojo las llaves que cogí de la chaqueta de papá y abro la puerta para salir.
Al elevar la vista siento la presencia de una persona, como cuando dudas de si has visto algo o no, algo que ves de pasada.

-Hola, mi niña.

Es lo último que escucho cuando un fuerte golpe impacta en mi cabeza, caigo al suelo y aunque me esfuerzo por no perder mi vista, todo se vuelve borroso y termina quedándose oscuro.

NARRA ELI

-Joder, ¿dónde está Sara?–Pregunta Mery mientras mueve su pierna inquieta. Odia esperar.

-Ya tiene que estar al venir, dijo que no tardaba.

-Eso me has dicho hace veinte minutos cuando nos llamó por teléfono...¿habrá ido sola al hospital?

-No creo...dijo que tomaríamos el café e iríamos.

-Entonces no lo entiendo.

Saco de nuevo mi móvil para marcarle a Sara, me parece extraño que tarde tanto. Después de varios minutos no contesta. Llamo más veces hasta que su móvil, en la última llamada, sale apagado o fuera de cobertura.

-¿Ha apagado el móvil?–Pregunta Mery mirándome.

-En las primeras llamadas no lo tenía apagado.

-Qué extraño...

-¿Vamos a su casa?–Pregunto.

-Sí, será mejor.

Caminos con paso acelerado hasta donde vive Sara. Nos lleva unos cinco minutos ya que la cafetería está realmente cerca. Cuando nos acercamos a tocar Mery me asusta con un grito.

-¿Qué coño es esto?–Dice mientras mira al suelo.

Observo y mi corazón se para cuando veo un pequeño charco de sangre en el suelo.

-¡¡Sara!! ¿Estás ahí? ¡Sara, joder!–Grita Mery mientras golpea la puerta.

-Joder, joder, joder....–Mi cuerpo está totalmente paralizado.

El profe de historia.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora