CAPÍTULO 3

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Kathe:

Estoy en la moto de un tio que acabo de conocer hace 2 horas. Pero estoy bien, me siento segura y agusto... relajada, cómo hace tiempo que no me sentia.

-¿A dónde señorita?- Intenta poner la voz de Leonardo DiCaprio.

-A las estrellas.- Susurro acercandome a su oido.

Recrear la escena del Titanic me parece tan absurdo cómo adorable.

Arranca la moto de golpe y cómo no me lo esperaba le cojo de la cintura con fuerza y me acerco más a él. No va con segundas intenciones simplemente no tengo ganas de caerme de una moto, otra vez.

Para en una gasolinera.

-¿Me vas a dejar sola?- Hago pucheros.

-Dos minutos.

-Vale, pero si no estoy ni yo, ni tu moto, no te sorprendas.- Sonrio inocentemente y él se ríe.

-Ahora vuelvo.

Hace un frio de tres pares de narices, se me esta congelando el culo aquí sentada. Pienso en Harry y en que es el hermano del ser humano que más odio en la tierra y me dan arcadas.

Mientras le espero me doy cuenta que estoy sentada en una Harley, lo sé porque a mi padre le encantaban las motos. Aún recuerdo el día en que me enseñó todo lo que hoy en día se sobre las motos.

Es una moto preciosa y pega perfectamente con él... Donde suene el motor de una Harley que se aparten las demás.

-¿Me has echado de menos?- Pregunta con una sonrisa maliciosa.

-Ya quisieras.-Vacilo.

Aparca en una especie de parque a las afueras del campus, me encanta. Estamos solos, pero se que no sería capaz de tocarme. Se sienta y saca de una bolsa: 2 CocaColas y 2 cervezas. Una bolsa de Lays. Una bolsa de pipas. Otra bolsa de chuches. Un paquete de chicles. –¿Ya no te cabían más cosas en la bolsa?- Me burlo.

-Cállate.- Sonrie.


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