CAPÍTULO 36

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Harry:

Entro a la casa aún con el colgante en la mano y Selena lanza el teléfono al sofá.

-¿Quien era?-Pregunto.

-Cameron. ¿Qué haces con su colgante?- Pregunta señalando con la cabeza mí mano.

-Me lo ha dado.

-¿Ella te a dado el colgante a ti?- Dice abriendo mucho los ojos.

-Sip. ¿Porque?-

-Por nada...- Dice mientras mira la pared.- ¿Qué a pasado esta noche?

-Nada interesante.-Miento.-¿Que has hecho tú?

-Ver Friends.

-Planazo.-Me burlo.- Voy a dejarle esto en la habitación.- Digo señalando el colgante.

Entro a la habitación y me tomo tiempo para ver todo con detalle. Mi madre siempre dice que puedes conocer a una persona simplemente con echarle un buen vistazo a su habitación.

La cama está deshecha, y me acerco a su estantería.

No me había dado cuenta de todos los ejemplares que tiene.

Hamlet. Lo que el viento se llevó. Orgullo y Prejuicio. Romeo y Julieta. Las aventuras de Oliver Twist. El retrato de Dorian Gray. Cumbres Borrascosas. Las aventuras de Tom Sawyer. Una vez en la vida...

Me llaman la atención. La estantería tiene mil libros más, pero la última fila uno esta sobresalido, cómo si lo acabaran de sacar. Decido cogerlo.

Leo el título en voz alta.

-Beautiful Disaster.-El libro parece gastado y cuando lo abro me doy cuenta de que hay muchísimas frases subrayadas. Me siento en la silla del escritorio y abro una página al azar.

¡Ustedes están locos el uno por el otro! ¡Hagan algo al respecto!

Me la imagino sentada con las piernas cruzadas, el boli entre sus dientes y el ceño fruncido de concentración. Adorable.

No, tengo que dejar de pensar así. La quiero, joder, si la quiero. Pero ella no es para mí, bien claro lo a dejado.

Vuelvo a pasar las paginas.

Creo que estás cometiendo un error. No necesitas ir a esa fiesta para encontrar un chico, tienes uno que está loco por ti aquí.

Si. Kathe Hunt lo tiene delante, pero a preferido cerrar los ojos.

¿Sabes por qué te quiero? No sabía que estaba perdido hasta que tú me encontraste.

Joder, no podría describirlo de otra manera.

Cierro el libro y me centro en el escritorio.

Hay un montón de papeles y libros abiertos. Hurgo un poco y encuentro una hoja escrita a máquina.

Solo iba a decir que el cielo no parecía ser mi casa, y me partía el corazón a fuerza de llorar por volver a la tierra, y los ángeles estaban tan enfadados que me tiraron en medio del brezal, en lo más alto de Cumbres Borrascosas, en donde me desperté llorando de alegría. Esto servirá para explicar mi secreto tan bien como lo otro. Tengo el mismo interés de casarme con Edgar Linton como de ir al cielo, y si mi hermano no hubiera humillado a Heathcliff de esa manera, no hubiera pensado en ello. Sería una humillación para mí casarme con Heathcliff; sin embargo él nunca sabrá cuanto le amo, y no es porque sea guapo, Nelly, sino porque hay más de mí en él que en mi misma. De lo que sea que nuestras almas estén hechas, la suya y la mía son lo mismo, y la de Linton es tan distinta como la luz de la luna del rayo y la helada del fuego.

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