Harry:
-Ayúdame a quitarnos esta mierda.-Le pide Kathe a Selena. He estado aguantándome la risa todo el camino, la cara de Kathe al ver lo que Sky acababa de hacer era un cuadro.
Sorprendentemente me siento bien, he hecho lo que tenía que hacer. Se acabó, no era justo para ninguno de los dos. Yo no le importo y a mí ella pronto dejará de hacerlo. La voy a olvidar.
<<Más fácil decirlo que hacerlo.>>
Selena me mira en busca de ayuda y yo me encojo de hombros, no es para tanto. Mañana nos dará las llaves. Kathe es una exagerada.
-No me mires a mí, la del cabreo es ella.
-¿Perdona?- Interviene Kathe.
-Eres tú la que está cabreada.- Señalo lo evidente.
-¿Y es mí culpa?-Se gira y me da con la melena en la cara. Sus labios forman una línea fina bajo la presión y tiene los ojos muy abiertos. -¡Mí vida a sido una montaña rusa desde que apareciste! ¡Un día eres un amor y al otro el imbécil más grande del planeta! ¡Un día me besas y me llevas a un puto puente a las 3 AM y al siguiente apareces morreándote con otra! ¡Me mientes, te ríes de mí en mí cara! ¡Apareces y desapareces! ¡Y no es justo, joder!
-¡¿Perdona?! ¡Eres tu! ¿¡Porque no me cuentas qué significa la fecha!? ¿¡Porque no se nada sobre ti!?
-Tienes que estar de coña...- Dice mientras se aleja de mí pero debe de haberse olvidado que estamos unidos, y no solo por las esposas.-¡¿Cómo eres capaz de hablar de eso?! ¡Te odio!- Me grita mientras me empuja con las manos en mí pecho.
-No me odias, porque no te importo.- Sentencio. -Son tus palabras, no las mías.
-Me mentiste, en mi cara. En mí casa. ¡Te importó una mierda lo que sintiera! ¡Solo querías saber mi pasado porque eres un puto curioso que no conoce los límites!
-¿Sentimientos? ¿Tu?- Me burlo. Oficialmente soy el gilipollas más grande del mundo.
Kathe abre muchísimo los ojos y el dolor le cruza la cara.
-¿Te piensas que soy gilipollas? ¡He oído lo que dice la gente! ¡La intocable! ¡La que todos temen!- Me acerco más a ella.- Pues déjame decirte que yo no te tengo miedo.
Ella da un paso más y nuestras caras está apenas en centímetros.
-No sabes una mierda de mí.
-¿Tienes que tener siempre la última palabra no?
-Sí.- Suelta una risa sarcástica.
-Estas loca.
No dice nada simplemente empuja nuestros cuerpos a la entrada. No se lo que hace, me deja dentro y ella se sitúa fuera. Coloca nuestras manos al lado de la cerradura. Antes de que pueda decir nada da un portazo y las esposas se separan con un molesto crujido.
Me empuja y entra en la casa. Selena sigue apoyada en el sofá con los ojos demasiado abiertos. Para mí sorpresa no me echa y cuando vuelve vacila antes de salir por la puerta. Sale al porche y me mira, antes de que pueda procesar lo que está pasando se acerca a mí y yo doy un paso atrás. Dado nuestro historial no me sorprendería otra petada en los huevos.
Me mira a los ojos y algo dentro de mí se hunde. Tiene las pupilas dilatadas, casi ha perdido todo el verde de sus ojos, sustituido por la furia.
Se aparta el pelo a un hombro y se saca el colgante del cuello. Agarra mi mano y me lo deja en la palma aún mirándome a los ojos.
Se da la vuelta y empieza a andar hacia el coche. Antes de entrar me mira por última vez y he podido ver las lágrimas cayendo por su rostro.
Cuando se ve miro el colgante.
Un colgante de plata con un anillo. ¿Por qué me ha dado esto? Leo la escritura de dentro:
Siempre te querré, papa.
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MAYBE.
Fiksi RemajaTodos somos pedazos de personas que se fueron. Canciones que , por mucho que nos duela, no volveremos a escuchar. Libros que dejamos a medias. Palabras que no dijimos. Somos así; estamos hechos de ausencias. Kathe H.