Harry:
-¿Como a ido?-Pregunta Selena nada más verme entrar al salón.
Me tomo mí tiempo para responder a la pregunta. ¿Cómo a ido? Le he mentido y se ha dado cuenta, fin.
-¿Sabes algo sobre un juego?- Pregunto mientras me siento a su lado en el sofá. De repente abre mucho los ojos y parece sorprendida.
-¿Que te ha dicho?-Pregunta con ansiedad.
-Que si quería jugar a ver quien era más malo.- Suspira.-Luego me ha dicho que la he cagado al hacerla mi enemiga. Y me a deseado suerte, ha asegurado que la necesitaría.
Había algo en su voz que realmente me erizó la piel.
-La has cagado.-Afirma.
-¿Porque?- Ella se ríe.
-Eres curioso.-Señala lo evidente.
-Y la Tierra es redonda. ¿Y?- Replico.
-Odia a las personas curiosas.- En su mirada detecto que dice la verdad.
-Genial.-Murmuro y me tiro de las raíces del pelo.
-Hay algo más.-Entrecierra los ojos valorando mí expresión.
-¿Que?
-Hay algo que no me estás diciendo. ¿Qué ha pasado ahí arriba? -Suspiro ¿Tan transparente soy?
-Le he mentido. Le he dicho que me importaba y que no quería llevarme mal con ella.-Confieso.
-Un momento.-Me hace una señal con la mano para que deje de hablar.-¿Pero tu realmente no querías eso?
-No. Si. Joder, no lo se.- Digo y ella se vuelve a reír. -¿Por qué es así? ¿Por qué es así de difícil? ¿Por qué no es como las demás?-Pregunto y justo en el momento en que ella abre la boca para responder una voz en mi espalda responde por ella.
-¿Porque no soy como las demás?- Pregunta con ese tono sarcástico suyo que tanto odio y que a la vez tanto me gusta. -Porque soy mejor.
-Hey, donde vas?- Pregunta Selena.
Al girarme dejo escapar un jadeo que intento ocultar con una tos, pero la sonrisa de superioridad en la cara de Kathe me da a entender que lo ha oído.
Va con una camiseta de la NBA, unos pantalones, muy ceñidos y unas bambas Nike negras. Lleva los labios rojos y me tengo que obligar a dejar el culo en el sofá antes de abalanzarme sobre ella y besarla.
-Cameron me a llamado. Hay una fiesta en el agujero.-Dice prestando más atención al teléfono que a su amiga.
-Nadie me ha dicho nada.-Kathe no responde. Coge el pomo de la puerta y antes de abrir se gira y me penetra con esos ojazos.
-¿Te vienes?-Señala con la cabeza la puerta. Miro a Selena, me dice con la boca 'No'. Pero mi curiosidad es más grande y me pongo de pie dispuesto a seguirla.
-Llama a alguien que te haga compañía.- Dice y le guiña un ojo a Selena.
Sale por la puerta y justo antes de que yo lo haga Selena grita:
-Ten cuidado.- Su mirada se dirige hacia mi con preocupación.
Kathe suelta una carcajada al oírla y me mira con los ojos muy abiertos, vacilándome.
-Hazle caso.
-No te tengo miedo.- Digo mientras bajo los escalones del porche. Se gira y empieza a andar hacia mí. Sus labios forman una línea fina y juraría que he visto una llama en sus ojos. Pega su mano a mí pecho y sonríe. No es esa sonrisa que tanto me gusta, esta es amenazadora. Aterradora.
-Pues deberías.- Dice sin pestañear.
-Estoy temblando.- Digo con sarcasmo mientras me encaro a ella. A Kathe se le expande la sonrisa.
Se gira y se sube a la moto poniéndose un casco negro. ¿Por qué siempre va de negro? Joder, tengo que dejar mí curiosidad de lado si quiero acercarme a ella.
-¿Subes?-Dice al ver que no me muevo.
-¿Conduces tu?-Pregunto pero suena más como una burla. La moto es una Cruiser y sinceramente no me fio de Kathe conduciendo semejante moto...
-¿Algún problema?-Parece que solo nos contestamos con otra pregunta.
Sin atrasarlo más me subo a la moto y antes de que tenga oportunidad de sentarme bien Kathe arranca la moto y casi me como el asfalto.
Diez minutos después aparca delante de una casa en demasiado mal estado. El césped está lleno de vasos rojos con licor desparramado y el aire está cargado de humo.
He contado a seis personas tumbadas en el suelo riéndose como lunáticos.
Justo cuando quedan 2 metros para llegar a la puerta Kathe me coge del cuello de la camiseta y pega mí espalda a la pared de ladrillos. La imagen se me hace tan familiar que se me pone la piel de gallina.
-¿Por qué me has traído aquí?- Pregunto aturdido por el tacto de sus manos alrededor de mí nuca.
-Te voy a enseñar lo que es el infierno. Pero, luego no digas que no te lo advertí- Susurra. Sus ojos estudian mí cara haciendo me estremezca, ahora entiendo porque todo el mundo le tiene miedo, no es ella. Es la sensación que la acompaña. -Dicen que el amor es un juego. ¿Quieres jugar?
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MAYBE.
Teen FictionTodos somos pedazos de personas que se fueron. Canciones que , por mucho que nos duela, no volveremos a escuchar. Libros que dejamos a medias. Palabras que no dijimos. Somos así; estamos hechos de ausencias. Kathe H.