CAPÍTULO 30

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Harry:

-¿Como a ido?-Pregunta Selena nada más verme entrar al salón.

Me tomo mí tiempo para responder a la pregunta. ¿Cómo a ido? Le he mentido y se ha dado cuenta, fin.

-¿Sabes algo sobre un juego?- Pregunto mientras me siento a su lado en el sofá. De repente abre mucho los ojos y parece sorprendida.

-¿Que te ha dicho?-Pregunta con ansiedad.

-Que si quería jugar a ver quien era más malo.- Suspira.-Luego me ha dicho que la he cagado al hacerla mi enemiga. Y me a deseado suerte, ha asegurado que la necesitaría.

Había algo en su voz que realmente me erizó la piel.

-La has cagado.-Afirma.

-¿Porque?- Ella se ríe.

-Eres curioso.-Señala lo evidente.

-Y la Tierra es redonda. ¿Y?- Replico.

-Odia a las personas curiosas.- En su mirada detecto que dice la verdad.

-Genial.-Murmuro y me tiro de las raíces del pelo.

-Hay algo más.-Entrecierra los ojos valorando mí expresión.

-¿Que?

-Hay algo que no me estás diciendo. ¿Qué ha pasado ahí arriba? -Suspiro ¿Tan transparente soy?

-Le he mentido. Le he dicho que me importaba y que no quería llevarme mal con ella.-Confieso.

-Un momento.-Me hace una señal con la mano para que deje de hablar.-¿Pero tu realmente no querías eso?

-No. Si. Joder, no lo se.- Digo y ella se vuelve a reír. -¿Por qué es así? ¿Por qué es así de difícil? ¿Por qué no es como las demás?-Pregunto y justo en el momento en que ella abre la boca para responder una voz en mi espalda responde por ella.

-¿Porque no soy como las demás?- Pregunta con ese tono sarcástico suyo que tanto odio y que a la vez tanto me gusta. -Porque soy mejor.

-Hey, donde vas?- Pregunta Selena.

Al girarme dejo escapar un jadeo que intento ocultar con una tos, pero la sonrisa de superioridad en la cara de Kathe me da a entender que lo ha oído.

Va con una camiseta de la NBA, unos pantalones, muy ceñidos y unas bambas Nike negras. Lleva los labios rojos y me tengo que obligar a dejar el culo en el sofá antes de abalanzarme sobre ella y besarla.

-Cameron me a llamado. Hay una fiesta en el agujero.-Dice prestando más atención al teléfono que a su amiga.

-Nadie me ha dicho nada.-Kathe no responde. Coge el pomo de la puerta y antes de abrir se gira y me penetra con esos ojazos.

-¿Te vienes?-Señala con la cabeza la puerta. Miro a Selena, me dice con la boca 'No'. Pero mi curiosidad es más grande y me pongo de pie dispuesto a seguirla.

-Llama a alguien que te haga compañía.- Dice y le guiña un ojo a Selena.

Sale por la puerta y justo antes de que yo lo haga Selena grita:

-Ten cuidado.- Su mirada se dirige hacia mi con preocupación.

Kathe suelta una carcajada al oírla y me mira con los ojos muy abiertos, vacilándome.

-Hazle caso.

-No te tengo miedo.- Digo mientras bajo los escalones del porche. Se gira y empieza a andar hacia mí. Sus labios forman una línea fina y juraría que he visto una llama en sus ojos. Pega su mano a mí pecho y sonríe. No es esa sonrisa que tanto me gusta, esta es amenazadora. Aterradora. 

-Pues deberías.- Dice sin pestañear.

-Estoy temblando.- Digo con sarcasmo mientras me encaro a ella. A Kathe se le expande la sonrisa.

Se gira y se sube a la moto poniéndose un casco negro. ¿Por qué siempre va de negro?  Joder, tengo que dejar mí curiosidad de lado si quiero acercarme a ella.

-¿Subes?-Dice al ver que no me muevo.

-¿Conduces tu?-Pregunto pero suena más como una burla. La moto es una Cruiser y sinceramente no me fio de Kathe conduciendo semejante moto...

-¿Algún problema?-Parece que solo nos contestamos con otra pregunta.

Sin atrasarlo más me subo a la moto y antes de que tenga oportunidad de sentarme bien Kathe arranca la moto y casi me como el asfalto.

Diez minutos después aparca  delante de una casa en demasiado mal estado. El césped está lleno de vasos rojos con licor desparramado y el aire está cargado de humo.

He contado a seis personas tumbadas en el suelo riéndose como lunáticos.

Justo cuando quedan 2 metros para llegar a la puerta Kathe me coge del cuello de la camiseta y pega mí espalda a la pared de ladrillos. La imagen se me hace tan familiar que se me pone la piel de gallina.

-¿Por qué me has traído aquí?- Pregunto aturdido por el tacto de sus manos alrededor de mí nuca.

-Te voy a enseñar lo que es el infierno. Pero, luego no digas que no te lo advertí- Susurra. Sus ojos estudian mí cara haciendo me estremezca, ahora entiendo porque todo el mundo le tiene miedo, no es ella. Es la sensación que la acompaña.  -Dicen que el amor es un juego. ¿Quieres jugar?


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⏰ Última actualización: May 23, 2017 ⏰

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