XXII

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Bajé las escaleras, apurado, pensando solamente en una cosa, ¿quién rayos se atrevería a tocar mi puerta con tanta fuerza a las 4:00 de la madrugada?

—Necesitamos, ambos, —hipó— hablar un poco sobre esto —sus manos nos señalaron y al hacerlo él quedó viéndolas por un tiempo, después rió.

—¿Qué está...
Su mano empujó mi pecho y detrás de él cerró la puerta.— Estas borracho. —afirmé, molesto— ¿No habíamos hablado un poco sobre esto?, ¿o es que lo imaginé?

—Está bien, oye —se rió— está bien —hipó— ahh...

—Es por Louis, ¿no es así?, ¿es por él?

—Espera, espera, shhh... —volvió a reírse— ¿Qué?

Rodé los ojos, alejándolo de mi.

—Ya vete Zayn. En serio.

Suspiró.

—No, no, escucha, yo... Louis y yo no tenemos nada, ¿te lo dije —hipó—, no?

—Um, si, creo que eso no me importa. —si, si me importaba mucho, y un maldito grillo estaba saltando dentro de mi estómago en ese momento.

—Pero lo hacía, incluso si ahora ya no. Escucha, shhh... Bebí solo un poco, pero estoy en conolemto conrol de mi. —me reí, sin poder pasar de alto lo absurdo de aquella frase.

—No me digas.

—Si. —afirmó— Liam.

—¿Um?

—Tengo mucho sueño, siento que mis piernas no responden, ¿será que las perdí y no me he dado cuenta?, Dios, eso significa que ahora estoy flotando, ¡sostenme!

Me reí mucho, aun así sostuve sus brazos y traté de hacer que se apoyara en mi.

—Si, estás volando, pero ya que somos del futuro... ¿Eso no es nuevo, no?

—Oh... No, debería de no serlo, pero ¿sabes? —susurró arrastrando las palabras— ya soy viejo, yo vengo del pasado, ¡oye!, ¡oye! —golpeó mi pecho, me reí mientras me quejé— hay alguien idéntico a ti allá. —sus ojos se abrieron mucho— I-D-É-N-T-I-C-O.

—Debe ser solo mi abuelo, él me avisó que vendrías, sin piernas.

—Wow, eso es gardioso. —mi estómago estaba explotando para ese momento.

—Ven. Te llevaré a recostarte. —él solo asintió.

—¿Soy pesado?

—¿Qué?

—Ya que no tengo pies, ¿soy pesado?, me estás cargando ahora, así que es una duada que tengo. —me miró

—Ah, no. Tengo propulsores en mis manos, están conectados con mi cerebro, no podría saberlo.

Me miró con fascinación.— Eres genial.

En todo mi vida habría imaginado tener a un Zayn Malik de frente sin reflexiones, lecciones de vida y palabras profundas.
Ahora incluso yo parecía el más listo.

—¿Qué te hizo venir aquí? —le pregunté una vez que lo recosté en mi cama.

—El viento.

En ese momento retiraba lo de la ausencia de palabras profundas, él realmente era listo hasta borracho.

—¿En serio? —dije sentándome a su lado. Zayn asintió, observándome por un momento y después sonriendo.

—Es que... Me quedé callado mucho tiempo y mis pensamientos estaban encerrados, muy encerrados. Así que... Solo... —se rió— tal vez suene como que probé alguna sustancia, ¿verdad?, pero sentí como si jalara de mis hombros y me empujara desde mi espalda, hasta aquí.

¿Nosotros no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora