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Unos días más pasaron para que sucediera lo inesperado, Harry y Kendall habían terminado su relación. Mi compañero de clase no había hablado nada acerca del rizado durante días completos, y cuando llegaba la hora del descanso, apartando la idea de una reunión en nuestra aula para comer fruta y tomar café, Kendall salía y volvía solo hasta una clase después del receso, para volver a ser un completo cadaver, de pronto me sentía dividido, si Harry no podía estar con nosotros en el receso ya se buscaría a alguien con quien pasar el rato, pero el hecho de saber lo fuerte que le pegó la ruptura hacía que el remordimiento creciera dentro de mi, por otro lado se encontraba el tonto y solitario de Kendall, con aquella falta de comunicación y muestra de sentimientos que me preocupaba, ni siquiera yo sabia la manera en la que se sentía, pero podía apostar que no estaba mucho mejor, lo que me inquietaba más, solo ellos sabían el motivo de su separación.

—El baile es mañana. —dijo, con la boca llena de un trozo de dona— Yo... Iré solo, pero voy a estar en modo espía, así que prepárate y no hagas nada vergonzoso, llenaré mi carrete de fotos tuyas y de Seeley haciéndose el tonto.

De pronto sentí un malestar en mi barriga.— Por favor, no lo hagas. —Harry rió, pero se calló de golpe, fruncí el ceño y lo miré atentamente— No has hablado conmigo acerca de cómo te sientes después de lo que pasó.

—No es nada, estoy bien. —intentó sonreírme, pero no iba a permitir que viviera su propio dolor solo, así que lo miré con mucha más insistencia.— Es que de pronto... Cuando pienso en todo eso, no puedo evitar sentir que voy a llorar, y no quiero hacerlo. —me miró con los ojos con a penas unas gotas de agua salada dentro de ellos.

—Lo siento, pero si no hablas de ello vas a terminar pudriéndote la cabeza, así que tengo que insistir, porque siendo sinceros, no comprendo nada, estaban bien.

—Yo tampoco, lo he meditado tanto que volver a tocar el tema me hace doler la cabeza, él simplemente dijo que lo nuestro ya no podía seguir de esa manera. —subió su moco— Le pregunté tantas veces que me siento estúpido. —me miró a punto de llorar— Liam, ¡abrázame!

—Esta bien, lo siento... —dije mientras dejaba pequeños besos en su coronilla rizada— Te compraré helado la próxima vez que salgamos, ¿ok?

—Mhm —no paró de llorar.

Después de eso el tema de Kendall no volvió a tocarse, y de hecho me hizo salir a las nueve de la noche a una heladería para cumplir con mi promesa, después de eso vimos el grich y propuesta de año bisiesto como recordatorio de que estamos solos y amargados, o algo así, ya que Harry lo balbuceó después de quedarse dormido.
Mientras Harry dormía decidí que al no poder pegar ni un ojo debía, al menos, hacer que mi cuerpo estuviera cansado, por lo que salí de su casa y di varias vueltas a la manzana, después me di cuenta de que mis ojos estaban más pesados, así que intenté regresar lo más rápido posible, solo para que nadie se aprovechara de mi estado; los pensamientos fueron interrumpidos cuando una persona encapuchada se paró frente a mi, sin levantar la cabeza. Entonces los nervios no dejaban de atacar mi sistema.

—Hola, Liam. —mi garganta se secó, y sentí que perdía el equilibrio cuando vi de quién se trataba.
Entonces mis puños se juntaron.

—¿Hola? ¿En serio? —no se movió.

—Pues si. —me miró— Ya que si intento saludar de otra manera soy ignorado.

Ignoré su comentario ya que no había entendido a lo que se refería, pero tenía que sacar lo que mi estomago guardaba. (Y no, gracias a dios no era vomito.)

—¿Quién crees que eres para irte de la nada y volver como si nada hubiera pasado?, ¿sabes Zayn?, dejas a personas atrás, a personas que tienen sentimientos, a personas vivas y pensantes, idiota.

¿Nosotros no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora