Capítulo 4

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Me despierto porque suena mi alarma, lo primero que viene a mi mente es el recuerdo de anoche, Nathan. Veo por toda la habitación pero el ya no está, no sé qué habría hecho si se hubiera quedado, que le diría a papá, creo que tomo una buena decisión. Reviso mi celular y son las 5:10am, me estiro para desentumir mis músculos y lo primero que siento es un fuerte dolor en las piernas, si bueno, lo que me temía, comienzo a desenredarme de las sabanas para tomar un baño y de repente suena mi celular, veo quien es y no dudo en contestar.

-Hola.- contesto con una voz tierna.

-Hola tú.- me contesta Nathan.- Ayer te moriste literalmente en mis brazos.

-Sí, lo siento, ¿cuándo te fuiste?- le pregunto, pues ni siquiera note que me soltara en toda la noche.

-Amm pues digamos que pretendía quedarme contigo, pero llego tu mamá y me dijo que ya era muy tarde, que mis padres deberían de estarme esperando.- comienza a reírse.

-Oh, ¿enserio?

-Sí, tu mamá es un amor y me dijo que no le diría a tu papá y que podía ir cuando quisiera.- lo dice y al final suelta una risita.- Ahora no sé cómo vas a librarte de mí.- Eso me hace reír.

-No quiero hacerlo.- le digo con voz seria, el suspira.

-Te amo Mikaela Cooper.- cuando dice mi nombre completo es un poco extraño y no me gusta, pero lo dice con tanto amor que no le digo nada.

-Yo te amo a ti Nathan Lee.- Es como si las sonrisas se pudieran escuchar, porque escucho su sonrisa, sé que está sonriendo.- ¿Cómo sigues?

-¿De qué?- suena confundido. Su costilla, no iba a olvidarlo.

-Tu costilla.- le digo preocupada. Tarda un momento en responder.

-Estoy bien, no te preocupes Mika.- ¿Qué no me preocupe? habla enserio.

-¿Todavía duele?

-Algo, pero estoy bien, enserio.- Bien no dejara de decir que está bien, tendré que comprobarlo por mí misma. Decido cambiar de tema por ahora.

-¿Ya estás listo, para ganar?- le digo entusiasmada.

-Sabes que siempre estoy listo.- dice petulantemente.

-Lo sé, te veo en un rato.

-Te veo al rato hermosa, te amo.

-Te amo más.- cuelgo o jamás íbamos a colgar ninguno si seguíamos hablando. Me meto a bañar e intento que el agua caliente caiga en mis piernas, para quitar un poco el dolor, salgo y me pongo mucha crema en la cara, pues me arde menos de lo que esperaba y así está bien. Me pongo unos jeans ajustados y una blusa de manga larga, se ve que hará un poco de frio, me pongo mis botas y una bufanda, agarro mi mochila y bajo para irme con papá. Cuando llego abajo y estoy a punto de entrar a la cocina me detengo de golpe, veo una figura sentada en la barra de desayuno charlando muy animadamente con mamá, no es papá ni Aarón, en Nathan, ¿qué está haciendo él aquí?, mamá siente mi presencia y voltea a verme, Nathan se voltea para ver qué es lo que está viendo mamá, al momento en que sus ojos llegan a los míos ya no puedo apartar mi mirada de él, me sonríe y en sus ojos veo amor.

-Hola.- le digo mientras me voy acercando poco a poco.- ¿Qué haces aquí?

-Hola, vine por ti.- Es obvio no, me siento una tonta con mi pregunta de hace un momento.

-Ya veo.- digo simplemente y estoy parada enfrente de él, está sentado en un taburete y aun así es más alto que yo.

-Ya le pedí permiso a tu mamá y dijo que si.- me dice sonriendo como un niño pequeño. Aun no puedo apartar mi mirada de él y me estiro un poco para estampar mis labios en los suyos, por el rabillo del ojo puedo ver como mamá se da la vuelta y hace como que lava los platos.

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