Capítulo 9

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Aun me siento dolorida pero me acaban de dar de alta, físicamente estoy mejor, solo me duelen mucho las costillas y tengo una horrible cicatriz en mi cadera, estoy en el auto de papá y vamos hacia la casa, mamá y papá van adelante y Aarón y yo atrás, yo no me siento bien, solo quiero llegar y encerrarme todo el tiempo que sea necesario para estar bien y pensando en eso no creo que jamás vuelva a estar bien.

-Mika.- me habla mi papá y sé que estuvo hablándome ya varias veces, pero estoy en otro mundo, no puedo pensar en nada más que en Nathan, lo amaba, aun lo amo.

-Mande.- se me queda mirando por el espejo retrovisor.

-¿Estás bien?- como voy a estar bien, pero no quiero ser grosera, empeorara las cosas.

-No.- le contesto simplemente y le sostengo la mirada, él la aparta y sigue conduciendo. Siento la mirada de Aarón y volteo a verlo, agarra mis hombros y me acerca a él para abrazarme, ese gesto me hace un poco feliz, pero no lo suficiente. Llegamos a casa y Aarón me ayuda a bajar mientras mis papás suben mis cosas a mi cuarto. Cuando ya estoy a solas lo primero que hago es darme un baño, mientras me baño no puedo evitar llorar, es el primer momento que tengo a solas y necesito sacar todo, lloro incontrolablemente hasta que mis sollozos hacen que me dé hipo, salgo de bañarme aun con lágrimas en los ojos. Me pongo mi pijama y me meto a la cama, intento dormirme pero no puedo, cuando cierro mis ojos veo a Nathan en esa cama de hospital y no lo puedo soportar, decido simplemente quedarme acostada. Alguien toca a la puerta y me sobresalta, es mi mamá, con una bandeja de comida, la deja en la mesita de alado y se sienta en la cama.

-¿Todavía te duelen las costillas?- me pregunta y asiento con la cabeza.

-¿Quieres las pastillas o que se te pase poco a poco?

-Quiero las pastillas.- me sonríe y sale de la habitación, un segundo después regresa con dos frascos de pastillas y los pone en mi cama.

-Bueno Mika come y después puedes dormir si quieres.- me da un beso en la frente y se va, sabe que en estos momentos necesito estar sola. Veo la comida y sé que no he comido en todo el día pero simplemente no tengo ganas de comer y no tengo hambre, decido tomarme las pastillas para que se calme un poco el dolor. De repente suena mi celular y no se en dónde está, simplemente lo escucho por mi cuarto, pero no lo veo, debe estar debajo de mi cama, no tengo fuerzas para agacharme y buscarlo, dejo que suene y suene hasta que me quedo profundamente dormida.

Nathan está conmigo en mi cama, yo lo estoy abrazando y él acaricia mi cabello, en un abrir y cerrar de ojos comienza a besarme, es un beso desesperado, pero a la vez dulce, cuando me separo el me mira fijamente a los ojos, de repente los cierra.

-Prométemelo.- lo prometo, intento decir pero las palabras no salen de mi boca.- Por favor, prométemelo.- dice con lágrimas en los ojos. Todo comienza verse borroso y de repente el desaparece y yo comienzo a gritar, no puede irse así lo necesito conmigo.

-¡Nathan!- lo llamo, pero no regresa.- te necesito.- comienzo a llorar.- te necesito.- sollozo. Me despierto sobresaltada y lo primero que veo son los ojos de mi hermano llenos de preocupación. Todo fue un sueño, sé que Aarón me despertó y se lo agradezco o seguiría encerrada en mis sueños. Mi respiración esta agitada, me recuesto en la almohada y pongo mis manos en la cara, Aarón las aparta para verme a los ojos.

-Tranquila, todo está bien.- me dice, con voz tranquilizadora.

-No.- le digo y me levanto de la cama, voy al baño a lavarme la cara y cuando regreso mi hermano no se ha movido de donde lo deje.- vuelve a tu habitación estoy bien.- me mira y niega con la cabeza.

-Creo que mejor me quedo contigo, por si necesitas algo.

-Está bien, como quieras.- me acuesto en la cama y él se acuesta alado de mí, quiero ignorarlo pero no puedo, me doy la vuelta y lo abrazo, quiero dormirme y descansar, cosa que no he hecho en bastante tiempo.

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