¿Qué esperas de mí?

7.3K 553 74
                                    


«¿Deseas que te haga pensar en otra cosa, Regina?»

La alcaldesa movió tímidamente la cabeza.

«Sí, yo...Cada vez que Henry tiene sus pesadillas, también me afecta a mí. Pero después siempre estoy sola. Hoy estás tú aquí, tengo a alguien para que me ayude a relajarme»

«Relajarte...¿Cómo quieres que te relaje?»

Emma se desenvolvía con soltura en su papel de prostituta. Aunque odiara su trabajo, es lo que hacía desde hace años y comenzó a comportarse sensualmente sin darse cuenta. Su voz era un ronroneo y su tono, grave, sus ojos estaban oscuros y se había acercado a la alcaldesa.

«Yo no...sé...» murmuró Regina sin moverse

La joven rubia no había tenido a nadie que la necesitara a excepción de Mary Margaret. Tenía la costumbre de arreglar todo con sexo y dejaba que sus costumbres guiarán sus acciones.

«Conozco muchas maneras de relajarse, Regina»

Emma se aproximó a ella, la prostituta miraba cómo los ojos de la morena iban de sus ojos a su boca. Mientras se acercaba, comprendió que no debía extremar las coas porque correría el riesgo de hacerla huir. Así que evitó sus labios y comenzó a besar su cuello dulcemente, tiernamente. Regina se crispó completamente, pero no la rechazó. Se quedó ahí, sentada con las piernas cruzadas, la bella rubia de rodillas inclinada sobre ella.

La alcaldesa no pudo evitar gemir de placer cuando Emma deslizó lentamente su mano por su muslo, desvelando progresivamente su piel suave y satinada. La joven prostituta tomó confianza al escucharla e interpretó el gemido como luz verde para ir más lejos. Apoyó una mano en su cadera y la incitó a acostarse. Regina, en un principio, accedió, pero de repente sintió el peso del cuerpo encima de ella y comenzó a entrar en pánico. Intentó calmarse y apreciar las atenciones tan dulces, agradables e intensas que le ofrecía, pero su corazón comenzó a latir rápidamente a su pesar.

«Para, para, espera Emma, yo no...yo no puedo»

Emma se separó inmediatamente de ella y se echó a un lado algo perdida.

«Perdona, yo...creí que era lo que querías»

«Yo no...puedo. Me gustaría, de verdad Emma, es muy agradable, pero no puedo. Prefiero que no haya sexo»

«Ok. Dejé que se produjera lo natural, pero no se volverá a producir, te lo prometo. Solo tengo una pregunta, Regina»

«¿Cuál?»

«¿Qué esperas de verdad de mí?»

«Te lo he dicho...Está esa fiesta en...»

«Eso lo sé, pero estoy aquí desde hace una semana y tengo la sensación de que no pasa nada. Me doy cuenta de que estás tan perdida como yo, pero paso mis días sin nada que hacer solo esperando que volváis. Me vuelvo loca dando vueltas, ojeando tus libros, navegando por la red y llamando a Mary Margaret. Casi no tengo ningún contacto con Henry y sin embargo me muero de ganas por conocerlo y por mostrarle que no tiene nada que temer de mí. Me gustan nuestras conversaciones, pero no nos estamos conociendo realmente. En cuanto el tema se vuelve muy personal, levantas una barrera a tu alrededor para impedirme entrar»

«Perdón» suspiró Regina «no me daba cuenta de que la situación era tan tensa para ti»

«Necesito hace algo con mis días, tengo ganas de descubrir a Henry. Sé que él no está muy cómodo con que yo esté aquí, e inconscientemente tú le dejas hacer, no le impides que se esconda en su habitación. Eres su madre y quieres protegerlo, pero quizás yo pueda hacer que confíe en mí»

Un contrato y sus consecuenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora