Grandes etapas

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«Emma, ¿qué es esta caja? Está a tu nombre»

«Heu..»

«¿Qué quiere decir heu? Emma, ¿qué es?»

«Es...algo...que pedí hace tiempo...para...nosotras, pero...yo...heu...no he...pensé...y después finalmente...de hecho...sí»

Regina la miró perpleja

«¿Te das cuenta que en tu frase solo hay transiciones?» dijo ella finalmente colocando una mano en su cadera en una postura severa.

«Pffffff»

«Emma, ¿quieres que me enfade o qué?» dijo molesta la morena, inquieta por la turbación de su mujer.

La joven rubia frunció el ceño y puso un gesto demasiado evidente que hizo gruñir a su compañera.

«Te prohíbo que saques una alusión sexual Emma SWAN. ¿Qué hay dentro de esta caja?»

Emma sintió escalofríos ante la excitación pero se contuvo de hacer el menor comentario.

«No debería haberlo comprado, haremos mejor en olvidarlo»

«Emma, por favor» dijo la alcaldesa sin realmente calmarse «Podemos hablar, si has comprado lo que hay dentro de esta caja es que hay una razón. Lo que me molesta es que no me hayas hablado de ello»

«Es un...es...» inspiró profundamente para darse valor para hablar «Es un...juguete...sexual»

La información cayó como un jarro de agua fría sobre la cabeza de la morena que no sabía qué decir.

«Di algo, por favor» dijo la rubia con inquietud.

«Tú nece...necesitas...no soy...»

«No es para mí...la idea es que fuera para las dos. Gina, tú me bastas de sobra, lo sabes. Me satisfaces plenamente, solo tenía ganas...de añadir un toque picante. Es algo sobre lo que...siempre he fantaseado»

Era la primera vez que Emma se ponía nerviosa con respecto a un tema sexual, y eso suavizó inmediatamente a la morena.

«Vamos a ver esto» dijo ella tranquilamente sentándose en la cama.

«No espera, yo...no es...no estamos obligadas a...bueno, vale» dijo ella mientras su mujer ya estaba abriendo el paquete.

Regina suspiró de alivio al no ver ningún arnés con dildo en la caja. Aunque quería satisfacer las fantasías de su compañera, no se sentía realmente preparada para ese acto. Después del miedo, fue la curiosidad lo que la invadió mientras examinaba la foto sobre el paquete.

«¿Ya has oído hablar de esto?» preguntó tímidamente la rubia.

«En realidad no, es un especie de huevo, ¿qué es?»

«Es un huevo sí, que...vibra»

«Oh...» dijo ella mirando de nuevo el paquete.

«Él...tú te lo metes en tu co...en tu intimidad y...»

«¿Como un tampón?»

Emma rio suavemente antes de asentir

«Sí, se mete igual»

«¿Y cómo funciona?»

La joven sheriff sonrió de oreja a oreja al ver que su compañera sentía curiosidad y estaba deseosa de saber más. Recuperó toda su seguridad y se puso a hablar con un repentino entusiasmo

«Bien, una de nosotras se lo introduce, y la otra tendrá...tendrá un pequeño mando a distancia para...controlar las vibraciones»

«Oh...» dijo la alcaldesa cerrando inconscientemente los muslos para calmar el ligero malestar que nacía a su pesar «¿Y el pin para qué sirve?» preguntó señalando con el dedo el cartón.

Un contrato y sus consecuenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora