Una conversación embarazosa

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Emma estaba en el trabajo desde hacía solo media hora, cuando su teléfono vibró en su bolsillo.

«¿Qué haces?»

Sonrió contenta al ver que la bella morena también pensaba en ella en ese momento.

«Liada con el papeleo»

«¿Verías bien que le hablásemos a Henry sobre nosotras esta noche?»

«¿Quieres que tu hijo sepa lo nuestro?»

«Por supuesto. ¿Cómo no hablarle a la persona más importante del mundo para mí de la más bello que me está pasando?»

«Te amo tanto. Espero que esté de acuerdo en que estemos juntas»

«Estoy segura. Solo habrá que asegurarle que en mi corazón nadie ocupará su lugar»

«Solo que ahora hay otra persona que en su corazón también tiene un lugar para él»

«¿De verdad? ¿Quieres a Henry?»

Emma no se atrevía a responder. Por supuesto ya estaba muy unida al pequeño. Pero temía decírselo a su compañera. Tenía miedo de llegar arrasando en la relación tan estrecha que ellos tenían. Temía que Regina la empezara a encontrar demasiado invasiva.

Estaba perdida en sus pensamientos cuando oyó la voz de Regina en el teléfono.

«Emma, ¿todo bien?» preguntó al otro lado del aparato.

«Claro, Regina»

«¿Por qué no respondes?» preguntó angustiada «¡Oh, Dios mío, Emma! Soy una novia opresiva, ¿es eso? Oh, perdóname, te voy a dejar, perdón»

Antes de que Emma tuviera tiempo de responder, Regina había colgado deprisa. Esa reacción hizo sonreír a la joven rubia que no tenía sino un deseo, correr en busca de su compañera. Tecleó rápidamente su número para poder responderle.

«Diga» respondió inmediatamente Regina.

«Hey, Gina. Para contestar a tu pregunta, no respondía porque tengo miedo de que al confesarte de que le tengo mucho cariño e Henry, e incluso comienzo a querer a ese chico...Tengo miedo de que tengas la impresión de que os atosigo»

«Emma, por supuesto que no, ¿quieres a Henry?»

«Bien...Sí...» respondió la joven rubia tímidamente «Es tu hijo, es una parte de ti»

«Te amo Emma Swan»

«Yo también te amo Regina. Y que sepas que no te encuentro opresiva»

La alcaldesa rio al otro lado del teléfono y colgó. Emma se dejó caer en su silla y suspiro de felicidad.

«Y bien, he ahí un loco amor» le dijo David entrando en el despacho

«Oh, David...es mucho más que eso»

«Estoy contento por las dos»

Emma le sonrió e intentó centrarse en el papeleo, sin éxito. No dejaba de espiar a David que resoplaba incómodo.

«Emma, ¿qué pasa?» preguntó él de golpe

«Nada, nada» respondió ella volviéndose a concentrar en el trabajo.

«No digas que no es nada, hay algo que te atormenta»

«Eras tú el sheriff encargado del caso de la muerte de Leopold, ¿verdad?»

Un contrato y sus consecuenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora