Algunos días de reflexión

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Una vez de regreso en su casa, Emma no pudo evitar sentirse como una extraña. Le parecía haber dejado su apartamento hace meses. Todo era familiar, y sin embargo, ella se sentía tan diferente, todo era insulso. Pensó en la conversación que había tenido con la alcaldesa justo antes de marcharse, en el umbral de la puerta.

«Concédete dos días al menos para reflexionar. Aunque decidas no volver, el dinero de todas maneras será para ti»

«Regina, ¿por qué...?»

«Por favor, necesito estar segura de que has pensado mucho en ello. Lo quiero, porque si vuelves entonces eso querrá decir algo»

Tras decir eso le había dado un beso en la mejilla y había cerrado la puerta de su casa.

Emma estaba echada en su cama sin hallar las fuerzas para moverse, cuando tocaron a la puerta.

«Entra» dijo sin moverse

«¿Quieres hablar?» preguntó la joven maestra.

«¿Sobre qué?» suspiró la rubia.

«Sobre la razón de tu regreso, de por qué estás tan deprimida»

«Ya...»

«Ven. Voy a preparar dos chocolates calientes y queda pastel de chocolate»

«Pero mañana trabajas. Vete a acostarte, todo está bien»

«Es una orden Emma»

La joven sonrió mientras se levantaba de su cama y siguió a su amiga. Mary Margaret la conocía bien, sabía cuándo había que obligarla y cuando dejarla sola. Se sentó en el taburete de la barra, y mirando a su amiga preparando las bebidas, Emma se puso a hablar.

«Regina me ha dado el dinero»

«¿Todo el dinero?»

Emma le mostró el cheque de diez mil dólares.

«Wow, ¡sí que son ceros!»

«Sí» confirmó la joven prostituta.

«¿Por qué te lo ha dado tan rápido?»

«Quiere que no me vea obligada a quedarme. Tengo la posibilidad de elegir, ingresar el dinero y volver a mi vida, o ingresar el dinero y volver con ella»

«¿Y cuándo te vuelves a ir?»

«Pasado mañana» respondió sonriendo «Quiere que me tome dos días para pensarlo. Pienso que el dinero propuesto en el contrato hace que ella no se permita creerme cuando le digo que quiero quedarme a su lado»

«¿En qué situación estáis?»

«No lo sé. Yo quiero más que una amistad...Pero ella...no estoy segura de nada. Ella parece querer más también, pero tengo miedo de esperar para que después no pasa nada»

«No te habría dado el dinero ahora dejándote elegir si no representaras nada para ella»

«¿Tú crees?»

«Lo sé Emma» respondió su amiga dándole el chocolate caliente espolvoreado con canela y un trozo de pastel.

Se quedaron un rato en silencio bebiendo antes de que Emma retomara la palabra

«Henry no quería que me fuese»

«¿De verdad? ¿Qué te ha dicho?»

«Que hacía a su madre feliz. Tenía miedo de que me fuera por su culpa»

«Es adorable»

«Le prometí que volvería»

«Lo ves...es sorprendente» se burla la joven «no solo Regina duda de tu regreso»

Un contrato y sus consecuenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora