Venganza y celebración

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«Dime más»

«Primeramente, Ashley, ¿podría contarnos exactamente lo que ha pasado?»

«Sí» dijo la joven acompañándolas al salón donde se sentaron.

«Vino a verme al día siguiente del día en que vine aquí. Me dijo que me había visto en el juicio, y salir llorando de allí» dijo ella turbada «Comprendió mis sentimientos hacia ti y me explicó que Emma y ella estaban hechas la una para la otra, que solo necesitaba ayuda para hacérselo comprender»

«¿Estaba ella en el juicio?»

«Sí, bueno, por fuera, esperaba cruzarse contigo y deseaba ver a Regina con sus propios ojos para ver si vuestra relación era real. Me dijo que sabía cómo disuadirte de salir con Emma»

«¿Cómo?» preguntó la alcaldesa «¿Diciéndome que Emma era prostituta?»

«Exactamente»

«Bueno, quiero que se le quiten las ganas de acorralarme»

«Si yo...si necesitáis ayuda, quiero participar»

«Ya veremos, si la necesitamos, no dudaremos» dijo Emma.

Ashley les sonrió y se retiró, dejando sola a la pareja.

«¿Qué tienes en la cabeza, mi amor?»

«Tengo ganas de quitarles las ganas de fastidiarme. No sé todavía exactamente cómo, pero debemos golpear fuerte, ella debe comprender que no hay ni la más mínima posibilidad de que vuelva con ella»

Las dos mujeres se quedaron pensando durante un rato en diversos planes, sin llegar a nada que las satisficiera verdaderamente. Enfadadas por no encontrar nada, Regina propuso un baño, lo que levantó inmediatamente la moral de la rubia. Emma quiso sentarse detrás, pero la alcaldesa no la dejó, pretextando que, estando embarazada, era más práctico que ella se pusiera delante. La joven sheriff cedió y se colocó entre los brazos acogedores de su novia.

Regina cogió una esponja, le echó gel de baño y comenzó a dedicarse a enjabonarla con amor. Emma suspiró de satisfacción y de bienestar relajándose completamente en sus brazos.

«Quizás tenga una solución» dijo ella

«¿Cuál?» preguntó la alcaldesa pasando la esponja por sus brazos

«Si entrara en su juego diciéndole que quiero buscar a Neal y una vez llegado el momento, lo provoco, estoy segura que los celos la van a devorar»

«Ni hablar»

«Gina...»

«No, Emma. No deseo que vayas a su encuentro, sería lanzarte a la boca del lobo, ¿qué tendrías que hacer para que ella te creyera? No, no, yo no lo soportaría. Yo no puedo....no puedo»

«Gina, no haría nada, ni siquiera podría besarlo. Te amo, tú eres mi mujer, solo quiero tus labios sobre los míos. Solo quiero hacérselo creer, interpretar a la chica que no está segura, que quiere una prueba de confianza, después una vez con Neal volverla celosa dándole la impresión de que él me interesa más que ella. Eso la va a sacar de sus casillas, vendrá una pelea y ella me dejará en paz»

«¿Y si las cosas no salen como has pensado? Estás embarazada. Y además, nadie puede asegurar que te deje en paz después de eso»

«¿Y si hago que me amenace y lo grabo todo?»

«Si te amenaza, querrá decir que estará muy enfadada y que Anna y tú estáis en peligro»

«¿Y si David y Graham están escondidos para tenderle una emboscada?»

Un contrato y sus consecuenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora