Responder de sus actos

7.1K 376 73
                                    


«Al fin estás despierta» dijo Emma cogiendo su mano.

Regina asintió sin dejar de sonreírle.

«¿Cómo estás?»

«Estoy bien Emma. Me has salvado»

Emma le acarició la mejilla tiernamente y dejó escapar un sollozo de felicidad ante la tranquilidad que sentía.

«Bésame» murmuró Regina

Emma no se lo hizo repetir y depositó delicadamente sus labios sobre los de su compañera. La alcaldesa la tomó en sus brazos y la atrajo hacia ella.

«Gracias a ti luché. Pensé en ti, en Henry, y luché con todas mis fuerzas»

«Lo tenías dentro de ti, Gina, solo te he ayudado a que te dieras cuenta»

Henry se despertó dulcemente al sentir a su madre moverse y las vio besarse a su lado.

«Mamá» gritó saltándole al cuello «Estás despierta, hemos tenido mucho miedo mamá. ¿Cómo estás?»

«Estoy bien» respondió la morena estrechándolo contra ella «Ahora que estoy con vosotros estoy perfectamente bien»

«¿Te duele la mano?»

«No, mi amor»

«¿Y la pierna?»

«Un poco, pero pasará con el tiempo»

«Mami me ha dicho que el señor ya no nos hará ningún mal»

«Lo sé, mi amor» respondió su madre mirando a Emma.

Todo estaba aún confuso en su cabeza, y necesitaba hablar a solas con Emma para aclarar todo. Pero de momento, su único deseo es estrechar a su familia y no soltarla. Mary Margaret llegó media hora más tarde y, después de saber el estado de Regina, se llevó a Henry a tomar algo a la cafetería, dándoles tiempo a solas a las dos mujeres.

Apenas se cerró la puerta, la alcaldesa agarró a su compañera y la besó apasionadamente. Deslizó su mano bajo su camiseta y suspiró de placer al sentir su corazón latir en su pecho. Liberó sus labios, respirando deprisa, alimentándose de esa vida que sentía bajo sus dedos.

«Gina, lo siento tanto»

La voz de Emma rompió el silencio y a Regina le costó comprender el sentido, le parecía imposible que hubiera algo de lo que tuviera que disculparse.

«¿Por qué?» preguntó mientras la besaba

«Te dejé. Es por mí que tu madre lo contrató, fuiste tú la agredida. Si no me hubiera marchado tú...»

«Calla» ordenó secamente Regina.

Emma parpadeó sorprendida y se aventuró a cruzar su mirada. La descubrió llena de lágrimas, y su rostro era severo y determinado.

«Te prohíbo decir tonterías como esas, ¿entendido? En primer lugar, él no me ha hecho nada, en segundo, tú no eres responsable de la locura de mi madre. No puedes ser mi guardaespaldas todo el tiempo, Emma. Solo hay dos personas a quienes culpar, mi madre y ese hombre»

Emma la besó con amor y se acurrucó contra ella.

«Tuve tanto miedo de perderte»

«Pero no ha sido el caso, estamos juntas, y pronto estaremos tranquilas, sobre todo ahora que esa basura está muerto»

«Greg Mendel, se llamaba Greg Mendel»

«¿Te lo dijo mi madre?»

«Sí. No logro creer que lo haya contratado para agredirme»

Un contrato y sus consecuenciasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora